La literatura de ficción juega un importante rol en el cuestionamiento de la realidad. Alba Nidia Morín Flores se aproxima a la dictadura nicaragüense a través de la novela Tongolele no sabía bailar de Sergio Ramírez.
Las naciones en América Latina comparten problemáticas sociales comunes: pobreza, precariedad laboral, inseguridad, corrupción, falta de crecimiento económico, desigualdad y mala gobernanza, constituyen claros ejemplos (CEPAL, 2023). De todas ellas, una de las más recurrentes y difíciles de erradicar es el surgimiento de autoritarismos y dictaduras que de forma persistente se encuentran presentes a lo largo de la historia latinoamericana desde la consumación de las independencias.
Son pocos los países del continente que han escapado al establecimiento de esos regímenes; nombres como Rafael Videla, Augusto Pinochet, Alfredo Stroessner, Rafael Leónidas Trujillo o Anastasio Somoza resuenan en la memoria colectiva de las naciones por el horror que dejaron a su paso1 ante las reiteradas violaciones a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.
La erradicación de conductas que violan derechos humanos, esenciales para la instauración de los sistemas democráticos, como la desaparición forzada, la tortura, las detenciones arbitrarias, la prisión por motivos políticos, así como los atentados contra la libertad de expresión, prensa y manifestación, constituyen algunos de los desafíos más urgentes a nivel continental. La eliminación del surgimiento de los sistemas autoritarios es un reto en las naciones del continente, pues su presencia todavía continúa.
En la actualidad, resalta, para el presente escrito, el caso del dictador Daniel Ortega en Nicaragua, por ser uno de los sucesos autoritarios más recientes en América. Su obstinación por el poder acalló sus años de lucha en contra de la dictadura de los Somoza, pues permanece en la presidencia desde 2007, durante su quinto mandato, valiéndose, como en toda dictadura, de medidas para coartar la libertad de prensa, arrestando a sus contrincantes políticos y persiguiendo a sus opositores.
De acuerdo con Amnistía Internacional, desde diciembre de 2022 el gobierno de Daniel Ortega ha cancelado la personalidad jurídica de más de 3,144 organizaciones y 12 universidades aludiendo a irregularidades a nivel administrativo. Además, en febrero de este año exilió a cerca de 222 personas y despojó de la nacionalidad a más de 300 nicaragüenses dedicados a la defensa de los derechos humanos y al ejercicio del periodismo (Amnistía Internacional, 2023).
El ataque a la libertad de expresión y manifestación de ideas ha constituido uno de los blancos principales del régimen dictatorial de Ortega, quien además de atentar contra periodistas, manifestantes y estudiantes lo ha hecho contra literatos y poetas. De ellos destaca Sergio Ramírez Mercado (1942), figura importante de las letras, galardonado con algunos reconocimientos como el Premio Cervantes en 2017.
Ramírez, ferviente opositor de los regímenes autoritarios, al encabezar en 1977 el grupo de Los Doce contra la dictadura de Anastasio Somoza y quien fungiera como vicepresidente del país durante el mandato de Ortega de 1985 a 1990, ahora es blanco de ataque, pues en septiembre de 2021 fue acusado por la Fiscalía General de la República de Nicaragua por los delitos de lavado de dinero, bienes y activos, así como de conspiración y fomento e incitación al odio.
Su obra Tongolele no sabía bailar (2021) es una de las tantas publicaciones retenida en las aduanas nicaragüenses pues, de acuerdo con el gobierno de Ortega, es sediciosa. La narración se ubica en 2018 en medio de las revueltas y las manifestaciones de la población en general y, principalmente, de los jóvenes universitarios, aunque en su seno se encontraban “transeúntes, empleados de oficinas, cajeros de bancos, dependientes de comercio, vendedores callejeros, motociclistas, taxistas, conductores de caponeras, gente que acudía de los barrios” (Ramírez, 2021, p. 83,), quienes alzaron la voz ante las injusticias del país.
La violenta y brutal represión por medio de grupos paramilitares y de la Policía Nacional aparece retratada en la novela con magistral nitidez, lo cual permite advertir el abuso del poder y la vulnerabilidad en la que se encuentra la mayoría de los que no apoyan a Ortega, quienes son víctimas de tortura, desaparición y exilio. En uno de los diálogos de la obra se advierte cómo “el que se atreve a hablar, después que lo llevan a dar un tour para que conozca las celdas subterráneas de El Chipote, se queda mudo para siempre…” (Ramírez, 2021, p. 76).
El ejercicio del poder ilimitado, la violación de los derechos humanos, así como las atrocidades cometidas en contra de la población que dejó un saldo de cerca de 400 muertos forman parte de la temática central. La ficción expuesta por Ramírez es un recurso peligroso para el régimen dictatorial nicaragüense, pues a través de la estética cuestiona las estructuras sociales y los discursos dominantes y abre una ventana para la crítica a los autoritarismos.
Así como en las principales dictaduras de mediados del siglo XX la expresión artística está nuevamente en el blanco de la censura con el objetivo de incapacitar a los agentes sociales en el entendimiento de la vida social y en la comprensión de la complejidad y la diversidad de los fenómenos de la vida colectiva. El ocultamiento de información, la prohibición de divulgación de todo pensamiento inconforme, crea un obstáculo en el desarrollo del pensamiento crítico y disidente (De Lima Grecco 2016, p. 126).
En esta tesitura, el ataque a una obra literaria en realidad es una agresión en contra del análisis, la reflexión y la crítica que fomenta la literatura, un atentado contra la imaginación y la emancipación, que al menos en nuestro continente ha jugado un papel preponderante como forma revolucionaria del pensamiento ante las circunstancias sociales y políticas de las naciones. Por eso es un peligro para los gobiernos autoritarios que pretenden ocultar y acallar las libertades fundamentales y los derechos humanos.
De nuevo, la historia latinoamericana nos muestra las dificultades de las naciones en la construcción de las democracias y la implacable búsqueda de los regímenes autoritarios por silenciar las palabras que en nuestra región han constituido verdaderas armas de lucha.
REFERENCIAS
Amnistía Internacional, Datos y cifras: los derechos humanos en las Américas en 2022-2023. Consultado en https://www.amnesty.org/es/latest/news/2023/03/facts-figures-human-rights-americas-2022-23/.
cepal, “En 2023 el crecimiento será más lento en América Latina y el Caribe: así es como se puede revertir el ciclo”. Consultado en https://www.cepal.org/es/articulos/2023-2023-crecimiento-sera-mas-lento-america-latina-caribe-asi-es-como-se-puede-revertir.
Lima, G. de (2016), “La censura literaria: desarrollo conceptual y teórico, los efectos de su acción y su funcionamiento”, Anuario de Literatura, 21(1), 124-141.
“Nunca más” (1984), Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, Eudeba, Buenos Aires. Consultado en http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/479.html.Ramírez, S. (2021), Tongolele no sabía bailar, Alfaguara.
Notas:- La cantidad de víctimas y desaparecidos es muy grande. Tan sólo en Argentina, de acuerdo con el informe “Nunca más”, cerca de 8,960 personas sufrieron desaparición forzada. “Nunca más” (1984), Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, Eudeba Buenos Aires. Consultado en http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/479.html.[↩]