Raúl Contreras Bustamante: Educación y Derecho

Pedagogía, autonomía universitaria, prestigio académico y reconocimiento a docentes, entre otros temas, son los que abordamos con el doctor Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho de la UNAM.


Raúl Contreras Bustamante es el director de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es coautor de más de 22 libros, entre los que destaca su reciente estudio sobre la autonomía universitaria. Su trayectoria académica y profesional, reconocida en diversas ocasiones por el Congreso de la Ciudad de México, lo sitúan como uno de los educadores jurídicos más relevantes del país, habiendo logrado colocar a la Facultad de Derecho en el lugar 26 del QS World University Rankings 2023.


En este momento, la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ocupa el lugar 26, a nivel mundial, en el ranking que elaboró QS World University para calificar a las mejores facultades de Derecho. Ha subido tres lugares en el último año. ¿Qué nos puede platicar sobre esto, doctor?

Raúl Contreras – Es un motivo de gran satisfacción. Hemos avanzado, en los últimos cinco años, de manera progresiva, mejorando la posición que tiene la Facultad de Derecho en el ranking de la empresa británica QS University World Ranking —la empresa más reconocida a nivel mundial— que evalúa a más de 1,500 universidades. Este año estamos ubicados en el sitio 26 del globo y en el primero en el mundo de habla hispana. No hay una facultad de Derecho latinoamericana ni en la Península Ibérica, incluido Portugal, que esté mejor calificada que la de la UNAM. 

Esto resulta sumamente importante porque toca un tema trascendental: el hecho de que se pueda impartir educación masiva este año en la Facultad de Derecho —hay más de 17,000 alumnos, incluidos los de posgrado—. Atender a tantos miles de alumnos y ofrecer a la comunidad que asiste a la universidad pública la mejor educación jurídica que hay en el país, se traduce en brindar condiciones de igualdad plena en el desarrollo de su profesión. Más de 70 por ciento de los alumnos que están en esta facultad provienen de familias de muy escasos recursos. Ingresar aquí es una gran oportunidad para vencer condiciones adversas y tener las mejores herramientas para alcanzar el éxito en su vida profesional.

Recientemente, la ministra en retiro Margarita Beatriz Luna Ramos fue designada por el Consejo Universitario como integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM.

Raúl Contreras – La ministra Luna Ramos es el prototipo del egresado ideal que aspira a tener esta facultad. Es una persona que proviene de Chiapas y que ha tenido que trabajar toda su carrera; de hecho, entró a trabajar desde el primer semestre que estuvo aquí. Empezó desempeñando los empleos más sencillos: desde mecanógrafa, oficial y actuaria hasta secretaria de Estudio y Cuenta, jueza de distrito, magistrada de circuito, magistrada electoral y ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tiene una carrera impresionante. Cuando Margarita estudió, 10 por ciento del alumnado eran mujeres; hoy, esa población constituye 53 por ciento, pero en esa época las condiciones en que se desenvolvía una mujer eran muy adversas. Ella hizo su licenciatura, su especialidad, su maestría y su doctorado aquí; siempre estuvo muy ligada a la vida de la facultad. Incluso, en la medida en que sus actividades jurisdiccionales se lo permitían, daba clases en este recinto. En cuanto terminó su encargo como ministra, continuó esta labor. No cobra.

De manera unánime, todos los colegios de profesores la propusieron. Recientemente, en sesión del Consejo Universitario, resultó electa como integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM. Es la única abogada allí.

El Consejo Universitario nombró a cuatro profesores eméritos, entre los cuales se encuentra el doctor Jorge Fernández Ruiz.

Raúl Contreras – Sí, en la misma sesión; fue una fecha muy importante para la facultad. El doctor Jorge Fernández Ruiz, que tiene más de 40 años de profesor y 30 años de investigador, fue propuesto por la Facultad de Derecho como profesor emérito de la UNAM y fue votado por unanimidad. Estudió Derecho en la Universidad de Guadalajara, luego economía en el Instituto Politécnico Nacional y después vino aquí a hacer su doctorado. Si no hubiera pasado eso, la UNAM se habría perdido de tener al mejor exponente del Derecho administrativo a nivel nacional y al de mayor reconocimiento internacional; es un profesor realmente ejemplar. A pesar de que tiene 92 años, todos los días acude a impartir clases. Es el director de la revista de la Facultad de Derecho, considerada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología como una revista de calidad internacional y referente mundial. Él sigue yendo al Instituto de Investigaciones Jurídicas y publicando libros y artículos. Es un profesor ejemplar y pienso que la UNAM hizo un gran reconocimiento a su trayectoria y a su entrega de tantos años a favor de los jóvenes.

Usted ha impulsado a muchos jóvenes de la universidad; entre otras cosas, ha publicado libros como Combate a la corrupción (Porrúa/Info Ciudad de México, 2022) que integra a los estudiantes a las discusiones que se llevan a cabo en el ámbito profesional. Este esfuerzo también ha servido para colocar a la facultad en el lugar en el que ahora se encuentra. ¿Cómo ha sido para usted su función como director y qué siente haber colocado en ese sitio a la Facultad de Derecho?

Raúl Contreras – Ha sido el reto más importante que he tenido en mi vida profesional y el más importante encargo que he recibido y que he desempeñado con mucha responsabilidad. Si uno ve la historia de la Facultad de Derecho, durante sus 470 años solamente cinco directores hemos permanecido dos periodos al frente de la facultad, lo cual dice mucho de la complejidad que tiene la vida política en este espacio. Desde que me hice cargo de la dirección, el principal objetivo de la administración ha sido que los alumnos tengan mejor educación. 

La autoridad siempre ha estado del lado de los alumnos y eso ha sido parte de mi éxito. Lo primero que hicimos fue una investigación para modificar los planes y los programas de estudio, luego de percatarnos de la problemática que vive México. Todos sabemos que la impartición de justicia en este país está congestionada, es decir, que los tribunales de todas las especialidades, federales o locales, tienen una sobrecarga de trabajo. Así que nos dedicamos a estudiar el tema y llegamos a la conclusión de que si metiéramos en un gran saco todos los juicios de carácter federal y local de todas las especialidades tendríamos 40 por ciento de origen familiar, 30 por ciento de origen civil y otro 30 por ciento de todo lo demás. Por lo anterior, conviene cambiar el perfil del abogado, por lo cual hemos tratado de enseñar a los alumnos que, efectivamente, tienen que aprender el litigio, pero que éste podría ser el último recurso que deben recomendarle a quienes confían en ellos, pues más bien tendrían que recurrir, principalmente, a la mediación, esto es, a las medidas alternativas de solución de controversias, para acabar con el esquema de abogados litigantes, en que la figura de Don Quijote de la Mancha era el icono. Hoy queremos que el abogado se ponga al servicio de la sociedad y la ayude a resolver sus controversias, sin crear más problemas, y que no contribuya a hacer más complicados los litigios. Lo necesita una sociedad sumamente dividida que padece una terrible violencia a flor de piel. Por eso tenemos que comenzar por pacificar el país. En esa labor, los estudiantes han estado muy presentes, escribiendo libros y participando en concursos internacionales de litigio estratégico. La facultad está tratando de que salgan a conocer otras realidades para resolver la nuestra.

En el ejercicio de su encargo ha habido algunas reformas a la legislación universitaria, en particular las que tienen que ver con los títulos de los estudiantes y las revocaciones. ¿Puede platicarnos un poquito acerca de esas reformas?

Raúl Contreras – Recientemente se aprobó una reforma muy importante al estatuto y a tres reglamentos de exámenes, que tiene que ver con todas esas cuestiones. Hoy por hoy somos la única institución de educación superior, de las 40 que hay en el país con autonomía, que tiene en su legislación procedimientos legales para revisar y, en su caso, declarar la nulidad absoluta de sus propios títulos, exámenes y grados. La UNAM sigue siendo una institución de buena fe que confía en la integridad y en la honestidad académica de sus profesores, de sus alumnos y de sus trabajadores. No obstante, posee los instrumentos y las autoridades facultadas para llevar a cabo un proceso de revisión que pudiera llegar al extremo de declarar la nulidad de un examen, de un título o de un grado.

¿Cómo se vincula la pedagogía de la facultad con temas como la democracia, la construcción del Estado de Derecho y con los que resultan trascendentes para el ejercicio de la profesión?

Raúl Contreras – En esta facultad no formamos licenciados en derecho ni abogados. Formamos juristas. Esto quiere decir que tratamos de proporcionarles una formación mucho más integral y humanística y mucho menos apegada al litigio. Procuramos que sean egresados con una gran conciencia social; les explicamos que aquí todos son becarios porque el hecho de que no paguen colegiaturas no quiere decir que la educación sea gratuita, pues la paga México a través de sus impuestos y esto los convierte en un grupo privilegiado de estudiantes que pueden ingresar a la universidad de la nación y por tienen que estar al servicio de quien pagó su educación: el pueblo de México. Promovemos en su pensamiento una gran conciencia social y un gran sentido de pertenencia a la institución. El hecho de que estén estudiando en la mejor Facultad de Derecho en el mundo de habla hispana no sólo los beneficia por el valor de su título, sino que también los obliga a conducirse con integridad, honestidad y ética profesional.

La autonomía universitaria es un tema de mucha importancia. ¿Cómo se ha construido en la actualidad?

Raúl Contreras – La autonomía universitaria es el principal atributo que tiene una institución de educación superior. Punto. Las instituciones que tienen autonomía constitucional poseen un atributo que las diferencia de las demás y eso tiene que ser entendible y explicable como producto del desarrollo que ha tenido la universidad, que le garantiza la libertad de cátedra, la libertad de investigación y la libertad de difusión de la cultura y de las expresiones que se generan en su seno. Lo anterior permite que los alumnos tengan acceso al conocimiento universal; no a una tendencia, no a un pensamiento único, no a una predeterminación pedagógica, sino que tengan profesores que comulguen con todas las ideologías, que asuman distintas posiciones de ver al mundo y a la sociedad, lo cual les permite a los alumnos conocer la realidad social del país. Creo que la autonomía se ve materializada en el éxito que ha tenido la UNAM a nivel internacional.

La autonomía es producto de una conquista y, como todas las conquistas, tiene que ser defendida. Siempre existe la tentación a tratar de que el conocimiento, cuando está al servicio de otros intereses, proporcione poder. Nosotros procuramos que este conocimiento y este poder que se genera con la conjunción de tantas inteligencias sean puestos al servicio de la sociedad mexicana y no al de ningún grupo en particular, ni al de ningún gobierno, sin importar el signo que lo caracterice.

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