Año Nuevo: ¿la misma geopolítica?


El 2024 terminó como el año en el que el derecho al voto permeó en el retroceso de las libertades adquiridas. La gloria de la democracia se vio desmoronada por el incremento de los regímenes híbridos que a finales de año evidenciaron sus consecuencias. Es el caso de Corea del Sur, tras la fallida aplicación de la ley marcial por el presidente Yoon Suk-yeol que generó una crisis política y social en el país. Sin embargo, el común denominador de las actuales crisis que enfrenta la población mundial es que son similares y recaen en el desinterés político (en la mayoría de los casos), la falta de credibilidad para ejercer el juicio, la desinformación, la sed de poder de los gobernantes, lo que se ve reflejado en un populismo transversal que lucha por una justicia social pero cuyos resultados se alejan del bienestar social colectivo.

La víspera del Año Nuevo alimenta al ser humano con optimismo, paz y hasta con cierta incredulidad que lo motiva a mejorar el mundo o, al menos, su entorno. A cinco años de cumplirse el plazo en materia de los objetivos del desarrollo sostenible, ¿la geopolítica mundial ofrecerá la pauta para bien? ¿La toma de poder del presidente Donald Trump impulsará la estabilidad mundial? ¿El derrocamiento del régimen sirio de Bashar al-Assad conllevará una crisis en la región y en África? ¿Qué nos espera en 2025?

Tres años en Ucrania

En un abrir y cerrar de ojos, el 24 de febrero se cumplen tres tortuosos años de la invasión de la Federación Rusa a Ucrania. ¿Por qué ha durado tanto el conflicto? Pues bien, en primera instancia porque Occidente minimizó los planes y las proyecciones del presidente ruso Vladimir Putin. Desde el inicio de la guerra, el estratega ruso sentó las bases para las negociaciones y el reproche de Europa ocasionó el envío masivo de armamento por medio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que lejos de brindar paz a los ucranianos ha causado la agonía de todo un pueblo dividido y polarizado entre sentirse europeo o ser pro ruso.

Los ataques dirigidos a la población, a asociaciones civiles o a cualquier sujeto de indefensión son el presente de millones de ucranianos que luchan por conservar la independencia de su patria. Por su parte, en la ecuación militar la ofensiva rusa incluyó el apoyo incondicional del presidente norcoreano, Kim Jong-un, quien envió parte de sus tropas a la región de Kursk. ¿Los lazos geopolíticos entre esos actores es la antesala de un posible conflicto entre Corea del Norte, Corea del Sur y Japón?

El expansionismo de la OTAN hacia Europa del Este constituye una clara provocación para el Kremlin, aun cuando cada Estado-nación tiene la voluntad política de regirse bajo sus intereses y sus convicciones; razón por la cual surge la eterna interrogante: ¿hasta dónde llega Europa? 

Georgia y Moldavia

El pasado 14 de diciembre, el Parlamento de Georgia eligió a Mijaíl Kavelashvili como próximo presidente del país, en un hecho histórico, tras la enmienda constitucional de 2017 que modificaba el mecanismo de elección presidencial. La “democracia disfrazada” votó por un candidato pro ruso y antioccidental. ¿Vladimir Putin tiene un nuevo adepto? ¿Los sueños georgianos de unirse a la Unión Europea se han esfumado?

Ese mismo día, el Parlamento de Moldavia decretó —días antes del ingreso del invierno al hemisferio norte— el estado de emergencia en todo el país por el temor a una desestabilización energética causada por el corte del suministro de gas natural provocado por Rusia. Si bien el actual gobierno moldavo es prooccidental, por un margen muy limitado respecto de la simpatía poblacional pro rusa, en el contexto de una crisis energética, ¿ciudadanos y gobierno seguirían firmes ante la Unión Europea tras experimentar uno de los peores inviernos en 2022? ¿Cuál es el estatus del Enclave de Transnistria? ¿Logrará el presidente Putin desestabilizar al país en las próximas elecciones parlamentarias de este año con el fin de incrementar su zona de influencia en la región? 

Contradicciones en la Organización de las Naciones Unidas

En el marco del septuagésimo noveno periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, llevado a cabo el pasado mes de septiembre, menos de 10 por ciento de los oradores fueron mujeres. Una actitud poco convencional de quienes luchan por la equidad de género en el Pacto Mundial de Desarrollo Sostenible: ¿por qué a últimas fechas la organización supranacional, creada para velar por la paz mundial, rehúsa poner el ejemplo y opta por continuar con el dominio masculino en la toma de decisiones? ¿Cada vez es más evidente el declive de la Organización de las Naciones Unidas? ¿Qué otros acontecimientos tienen que pasar en el mundo para reformar la Carta de las Naciones Unidas? ¿Un posible atentado terrorista en la Unión Europea o en Estados Unidos podría cambiar —de nueva cuenta— la agenda global como lo hizo el 11 de septiembre de 2001, cuando el poder por el poder modificó la agenda global de aquellos Estados superiores a la media?

¿Equilibrio global?

Después del terremoto de mayo de 2023, Siria volvió a aparecer en los titulares de los medios de comunicación globales tras la caída del régimen de Bashar al-Asad, después de 24 años en el poder. La agonía de una guerra civil que duró más de 10 años parece marcar su fin, originando más incertidumbre que optimismo en el país que sufre crisis humanitarias, terrorismo, tráfico de armas, desigualdad y pobreza: ¿por qué ahora la sociedad internacional tiene el interés de ayudar a la población en la creación de instituciones democráticas, si se negó por años a brindar apoyo humanitario o, al menos, a repudiar el ataque israelí a la embajada de Irán en Damasco? ¿Por qué se negó a prestar ayuda cuando la población era bombardeada con armas químicas? ¿Por qué aplaudir la rebelión cuando el gobierno de al-Asad combatía el terrorismo del Estado islámico? ¿Los kurdos lograrán mantenerse en Siria ante la amenaza de Turquía? Éstas son interrogantes que poco a poco podrían despejarse para bien o para mal de esa población debido a que los intereses geopolíticos de las potencias son más trascendentales que unos cuantos millones de personas. A lo anterior se suma la rivalidad regional entre sunitas y chiítas, así como las confrontaciones mediáticas entre Irán, Turquía y Arabia Saudí.

Con el derrocamiento de al-Asad se abrió otra caja de pandora en Medio Oriente, donde más de mil grupos armados lucharán día y noche para hacerse del poder en el territorio sirio e instaurar la sharía. La metamorfosis conllevará no sólo la desdicha de ese pueblo, sino que evidenciará al eventual gran perdedor de este acontecimiento: Rusia. 

En el juego de ajedrez, Putin optó por comprometer a su reina y salvar a su amigo Bashar al-Asad: ¿a cambio de qué? El presidente ruso, ¿prefirió darle asilo humanitario a su amigo y perder su zona de influencia en la región a cambio de nada? Siria es un corredor terrestre cuyas puertas dan acceso al Mar Mediterráneo, al Medio Oriente y a África. Vladimir Putin brindaba apoyo a gran parte de las élites africanas, facilitaba golpes de Estado y apoyaba o derrocaba dictaduras gracias a su control del tráfico de armas. No obstante, ¿cuál será el verdadero plan del presidente ruso? ¿Un autoatentado al estilo occidental? ¿Esperar que el Estado islámico actúe a su favor para erradicar al terrorismo mundial? O bien, ¿sus intereses geopolíticos cambiaron a Europa del Este, Corea del Norte o América Latina? A título personal, estimado lector, es difícil creer el posicionamiento de quien en Occidente era considerado inferior tras la invasión de Crimea en 2014 y, posteriormente, en Ucrania.

La permanencia

La Franja de Gaza seguirá bajo ataque con algunos ceses al fuego, fragmentando la vida de quienes habitan la zona de guerra; desmoronando sueños y anhelos; asesinando a niños y a mujeres inocentes por el simple hecho de vivir en un lugar donde un grupo extremista — catalogado por el Departamento de Estado de Estados Unidos como terrorista— es acreedor de destrucción, sufrimiento y muerte. Por su parte, la comunidad internacional ha dejado de exigir la rendición de cuentas a la que está obligado el primer ministro Benjamin Netanyahu ante la Corte Penal Internacional, por su presunta responsabilidad en crímenes de guerra en el Estado palestino desde el 8 de octubre de 2023 y hasta el día de hoy. ¿A qué se debe la doble moral? ¿Por qué el centro de atención del mundo sólo es la Franja de Gaza y los medios de comunicación se olvidan de darle voz a la población de Somalia, Yemen, Chad, Sudán, Líbano, Honduras y Haití? ¿Será que estos Estados no tienen nada que ofrecer a las potencias como moneda de cambio?

Comentarios finales

El asombro internacional por el descubrimiento de un centro de detención sirio pone de manifiesto los señalamientos de unos para callar las acciones de otros: ¿las atrocidades cometidas por al-Asad pesan más que el genocidio que ejerce Xi Jinping contra los musulmanes uigures en la región autónoma Uigur de Xinjiang? En ambos casos, las evidencias son irrefutables: el dolor es el mismo pero la condena es diferente porque uno de esos actores es nada menos que la nueva potencia económica mundial.

Tal parece que la población del planeta no quiere guerra, pero le importan poco las víctimas mortales y las crisis humanitarias. La apatía y la fragmentación global cobrará factura en los años por venir, cuando la desigualdad sea de tal magnitud que faltarán manos y mentes para dignificar a la humanidad.

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