La Facultad de Derecho de la UNAM es la mejor de nuestra disciplina en Hispanoamérica por tercer año consecutivo y la número 29 a nivel mundial, de acuerdo con el QS World University Rankings. Con motivo de su Informe de Labores 2021-2022, su director, Raúl Contreras Bustamante, destaca algunos de los baluartes que han hecho posible estos logros.
Ninguna otra escuela de educación superior del país ha avanzado tanto en estos tiempos como la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A dos años de haberse visto obligada a cerrar sus inmuebles y a sumarse al confinamiento generalizado por la crisis sanitaria derivada de la pandemia de Covid-19, llegó el momento de hacer una evaluación de nuestro estado actual y del avance de nuestra misión: la preparación de los juristas del mañana.
El saldo es positivo por donde se le pretenda mirar y, sin duda, nos obliga a pensar y trabajar en la consolidación de los éxitos logrados —hay que subrayarlo, gracias al compromiso de la planta docente, del área administrativa, del equipo directivo, de los trabajadores y, por supuesto, de las y los estudiantes de nuestra institución—.
Aunque no pretendemos sustentar nuestro avance sólo en cifras, los números sí demuestran, objetivamente, nuestras afirmaciones: no sólo somos la Facultad que abrió el mayor número de aulas virtuales en toda la Universidad durante la pandemia. Fuimos la última Facultad de la UNAM en cerrar sus puertas y la primera en regresar, intensivamente, a los salones de clases en específico y no sólo a las actividades presenciales genéricas.
Gracias a que decidimos migrar ordenadamente al trabajo a distancia y nos resistimos a ceder a la presión del cierre de pánico en marzo de 2020, nuestros alumnos y maestros tuvieron horas y días valiosísimos para organizar sus primeras mecánicas de trabajo a distancia. Eso le permitió a la comunidad no parar en ningún momento y, lo que parecía imposible, no perder un solo día de clases. Consecuentemente, la Facultad de Derecho tampoco requirió, ni ha requerido a lo largo de los dos últimos años, ninguna prórroga para concluir los semestres que se tuvieron que cursar en confinamiento estricto por razones de seguridad sanitaria.
Somos la Facultad de Derecho de la Universidad de la nación y conocemos perfectamente que nuestros alumnos son los hijos de la sociedad mexicana, con todas sus fortalezas y también con todas las carencias que implican las limitaciones. Con absoluta conciencia de esa realidad trazamos nuestros planes hacia un objetivo específico: no dejar a ninguno de nuestros estudiantes atrás. Hoy podemos afirmar que lo conseguimos, pues gracias a las diferentes medidas adoptadas —clases en línea, capacitación a distancia de profesoras y profesores, préstamos de equipo de cómputo, acceso a bibliotecas jurídicas digitales y construcción de nuestra propia videoteca académica de licenciatura— fuimos capaces de mantener el ritmo de trabajo y de evitar la deserción escolar. En estos dos años nuestra Facultad no recibió ninguna solicitud de baja definitiva, y apenas 60 de baja temporal, en un universo que rebasa 16,000 alumnos.
Durante la pandemia, el QS World University Rankings, la empresa más prestigiada del mundo en la evaluación de las instituciones de educación superior, nos colocó como la mejor Facultad de Derecho de Hispanoamérica por tercer año consecutivo, y en 2022, la número 29 a nivel mundial. En estos dos años de contingencia sanitaria y dificultades operativas, gracias a todo el trabajo que desarrolló la comunidad, avanzamos 12 lugares en la lista de la principal entidad calificadora de la educación superior en el mundo.
Hoy estamos de regreso en las aulas, con un modelo de educación híbrido para mantener los cuidados que la pandemia, aún vigente, nos demanda, pero también porque estamos convencidos de que en estos dos años construimos un nuevo sistema educativo. Continuaremos acrecentando el uso de las herramientas digitales y de las tecnologías de la información y la comunicación hacia el futuro, pues toda nuestra planta docente tiene conciencia plena de las ventajas que éstas ofrecen combinadas adecuadamente con las actividades presenciales.
Dos años de trabajo a distancia a causa de la emergencia sanitaria nos enseñaron que la Facultad de Derecho está en su comunidad y no solamente en sus inmuebles. Así como ejecutamos un trabajo ejemplar durante el confinamiento, nuestra planta docente, nuestros trabajadores y nuestros estudiantes han ejecutado un regreso ordenado, responsable y exitoso, a las clases presenciales. Hoy, por todo eso, podemos afirmar que hemos cumplido con la UNAM y con la sociedad mexicana, pero, sobre todo, que seguiremos cumpliendo en la construcción de la Facultad y la Universidad del futuro.
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