Una reflexión sobre los derechos humanos de las personas transexuales privadas de la libertad

Camila de la Vega pone de manifiesto la complejidad legal y ética en torno a la situación de las personas transexuales en el sistema penitenciario. ¿Cómo conciliar el respeto a su identidad de género con la seguridad y el orden en las cárceles?


El impacto de las protestas y la apertura de la comunidad LGBTIQ a otras categorías identitarias, además de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, han introducido en la sociedad otras categorías de identidad de género como queer o no binario, y las diversas orientaciones sexuales como la asexualidad o la pansexualidad. Gracias a ello, hemos tenido mayor apertura y visibilidad hacia la comunidad transexual; comunidad que por mucho tiempo fue invisibilizada y opacada convirtiéndose en la más vulnerada.

La evolución y el avance tan acelerado en el reconocimiento de la comunidad LGBTIQ+, se encontró con obstáculos en el sistema penal, sobre todo para la comunidad transexual, donde surgieron dudas en relación con la violación de derechos humanos o los actos de discriminación.

Siempre han surgido dudas en relación con el pensamiento y las experiencias de las personas que conforman la comunidad LGBTIQ+; si nos enfocamos particularmente en la comunidad transexual, una de las dudas principales es: ¿por qué una persona no se sentiría cómoda dentro del cuerpo con el que nació y querría cambiarlo por completo, someterse a procesos quirúrgicos y hormonales, y ser un blanco de odio, marginación y violencia (una víctima de transfobia)? Este sector de la comunidad LGBTIQ+ rompe con muchos cánones establecidos dentro de la sociedad, lo que genera odio y rechazo hacía su comunidad. La falta de información y de  apertura por parte de la sociedad a escuchar los testimonios de la misma comunidad transexual han orillado a que se vuelvan víctimas de ataques de odio.

Esta violencia se manifiesta, también, dentro de las instituciones penitenciarias, según lo han afirmado diversos especialistas en derechos humanos de las organizaciones de la sociedad civil, quienes han denunciado que, dentro de las instituciones penitenciarias las necesidades de las personas trans son sumamente ignoradas o no se satisfacen de la manera en la que deberían.

El artículo 18 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la base del sistema penitenciario debe ser el respeto a los derechos humanos; entre estos, la salud y la integridad; también en ese mismo artículo, se establece que los centros penitenciarios se dividirán entre hombres y mujeres, lo que ha sido fundamento de conflicto al momento de procesar a una persona que ha cambiado su sexo biológico o que legalmente ha cambiado su identidad de género: tal persona, ¿a qué centro debe ir?, ¿se debe respetar su sexo y/o identidad de género original o la que tiene en este momento?.

Esta duda se ha presentado dentro del mundo del Derecho penal al momento de procesar a una persona transexual. Desde un enfoque de derechos humanos, surge la duda sobre si el respeto su identidad de género y/o sexo originales, violentaría su identidad sexual o genérica actual. Esta es la duda más latente al momento de ingresara dicha persona a un centro penitenciario. ¿Un hombre trans debe ir a una cárcel de hombres o de mujeres? Si se le ingresa a una cárcel de hombres, tiene cierta desventaja biológica al no tener la misma musculatura/fuerza que un varón biológico; pero si se le ingresa a una cárcel de mujeres, al ser biológicamente un varón, se podría alegar una violación a su derecho de identidad de género, ya que se está negando su identidad actual alegando que es un hombre y se le ha ingresado dentro de una cárcel de mujeres.

Los derechos humanos contemplan los derechos de las personas que pertenecen a la comunidad transexual; uno de ellos es que, aún estando privadas de su libertad, deben recibir un trato libre de discriminación y violencia dentro de los reclusorios, protegiendo así su integridad física y mental durante su estancia ahí.

Por todo lo que se ha expuesto en este texto, y por muchas otras situaciones que vulneran a la comunidad transexual que no son objeto del mismo, se deben de empezar a implementar más medidas para lograr la protección y preservación de sus derechos humanos de esta comunidad, tanto dentro como fuera de un sistema penitenciario.

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