Al igual que el litigio, la actividad jurisdiccional y otros quehaceres en el mundo del Derecho, la docencia y la investigación juegan un papel esencial en el desarrollo y consolidación del sistema jurídico mexicano y de la profesión de la abogacía. En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de conversar con Elvia Arcelia Quintana Adriano, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, para conocer sus reflexiones sobre la educación y la investigación jurídica.
Elvia Arcelia Quintana Adriano tiene una trayectoria de más de 50 años en la docencia y más de 30 años en la investigación, lo que la llevo a ser reconocida como investigadora emérita por el Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt. Es fundadora de la International Academy of Commercial and Consumer Law. Es autora de libros y artículos de investigación en materia mercantil y comercial.
A veces hay muy poca reflexión sobre la docencia en el Derecho. En este sentido planteamos algunas preguntas que tienen que ver con su trabajo como profesora e investigadora. ¿Cuál es el papel de la docencia en la abogacía?
Acuérdense que la abogacía en sí trabaja en todos los órdenes de gobierno, horizontal y verticalmente. En este sentido, no somos indispensables, pero sí somos muy útiles. Indispensables podamos llegar a ser, quizá, para ciertos grupos en problemas específicos que a veces no encuentran la salida y que van a hallarla si se apoyan en la norma jurídica.
¿Es importante? Sí. ¿Por qué? Hay tantas leyes que sólo quien las estudie constantemente sabrá cuáles son, dónde se aplican y cuándo se aplican. Desde ese punto de vista, nosotros —los docentes, los académicos— tenemos la obligación, por un lado, de investigar cómo va evolucionando cada ley y, por otro, de transmitir la enseñanza para que emerjan los jóvenes que van a ser los nuevos talentos de este país. Para poder aplicar el derecho un abogado necesita, en primer lugar, estudiarlo, comprenderlo y manejarlo interdisciplinariamente.
Pero hay un caminito que, como el sistema venoso, tiene arterias, las venas principales, las secundarias y las que parecen insignificantes, que están irrigando el líquido vital para que funcione el organismo. Esa es la importancia del Derecho y la razón de por qué debe haber expertos que lo comprendan, que lo manejen, que lo enseñen con claridad y sencillez; porque a veces, para entender y comprender cómo se aplica un mandato constitucional hay que leer la ley especial en la parte específica, y a veces hay que recurrir al reglamento, y a veces a la circular. Y eso solamente puede hacerlo alguien que se dedique a estudiarlo.
Ahora, si eso se quiere transferir a la docencia, el abogado tiene que especializarse en el área que va a enseñar y que va a transmitir, lo cual implica el estudio elemental de la materia; es decir, desde la parte inicial hasta la parte especializada. Si no lo hace de ese modo, no podrá transmitir el conocimiento. Por eso la docencia es indispensable en la abogacía para transmitir el conocimiento y preparar a los nuevos talentos que se moverán en todas las áreas del Derecho que existen.
La educación jurídica a veces recurre a otros enfoques para el estudio del Derecho, como el económico o el sociológico; sin embargo, muy pocas veces se enseña el Derecho desde la pedagogía. En este sentido, ¿cómo se puede pensar la abogacía o el Derecho desde la docencia?
Voy a responderle con base en mi experiencia personal, en la inteligencia de que cada profesor crea su propio método de enseñanza. Para ejercer la docencia, en primer lugar, asumo un reto: no todos los seres humanos somos iguales, ni todas las generaciones de chicos y chicas son iguales; cada generación es diferente. Yo he vivido tres grandes revoluciones culturales y me he enfrentado a este desafío a través de ejemplos históricos, los cuales me han permitido instrumentar una metodología específica.
Gracias al comercio, por ejemplo, las civilizaciones nacen, evolucionan, crecen y dan origen a los grandes mercados de consumo. Para satisfacer estos grandes mercados de consumo, primero hay que producir; pero desde donde se produce hasta donde se consume existe otro gran universo: la distribución, el traslado, la movilización de la mercancía de uno a otro lado para llegar a los mercados de consumo. Por medio de este ejemplo he planteado un método: dividir a partir de una realidad. Cuando un abogado tiene que resolver un problema en cierto sector, debe dominar todas las leyes en la materia y estudiar el caso concreto a la luz de ese conocimiento.
Pensar al Derecho desde la docencia requiere métodos y técnicas. Los míos consisten en generar ciertas divisiones para acotar el conocimiento sobre el área con la que voy a trabajar. Desde el aula, los docentes debemos preparar a las chicas y a los chicos que cursan la licenciatura en la currícula general de planes, y desde los planes de trabajo específicos de cada materia, a la luz de las necesidades que requerirán una vez que egresen de la carrera.
En mi caso, la práctica y el estudio me ayudaron a definir una teoría en torno de lo que es el Derecho mercantil, en la que se puede determinar el método y las técnicas que se aplican a todas las materias. De ese modo, enseño y los alumnos entienden, porque el chiste de la docencia no está en platicar lo que sé, sino en que, a partir de lo que sé, sea capaz de transmitir el conocimiento para que los chicos y las chicas, y cualquier estudiante de nivel licenciatura, maestría o posgrado, lo aplique y resuelva un problema.
Usted ha sido reconocida como innovadora de la forma en que presenta la información, por el modo en que escribe sus libros; no a partir de interminables citas de textos sino del uso de diversos instrumentos pedagógicos. ¿Nos puede platicar un poco sobre esto?
Yo narro en algunas de mis investigaciones a partir de las experiencias que tuvieron los comerciantes en Italia, en Grecia, en Francia, en Alemania, en China y en Japón, por quienes, a finales del siglo XIX, el Derecho mercantil se llenó de teorías. Primero escribo artículos y otros textos, después extraigo las ideas principales que pueden servir de ejemplos y remito a otros textos para despertar el interés de los estudiantes en otros temas.
Los autores de aquel siglo eran los únicos que habían escrito sobre la materia y era necesario retomarlos. Yo los rescato para que los alumnos sepan que existieron. El Derecho es fundamentalmente una compilación sucesiva de conocimientos. Estamos evolucionando y en materia educativa estamos teniendo un gran giro y los profesores y los alumnos debemos aprender acerca de lo que ocurrió en otras épocas, para enseñar para esta época y para la que viene.
Usted no sólo tiene formación jurídica, sino también en el ámbito de otros saberes, como la administración y las finanzas. ¿Qué papel juegan estos otros conocimientos en la impartición de sus materias jurídicas?
Cuando fui a estudiar a Alemania, lo hice con la inquietud de saber qué pasaba en las empresas, aunque solamente tenía en mente la empresa comercial, y así vi cómo funcionaba. En Alemania me di cuenta de que toda gira en torno del comercio. Cuando llegué allá, iba con la intención de conocer la cooperativa y saber por qué en México esta modalidad empresarial no funcionaba. Ahí me di cuenta de que es por la falta de conocimiento del elemento humano.
Tengo experiencia con la cooperativa agrícola y en los grandes almacenes de cooperativistas; por ejemplo, El Palacio de Hierro y Liverpool. Y lo confirmo. Lo que les hace falta a los abogados es el espíritu de servicio y la iniciativa emprendedora.
En aquel país aprendí que ambos elementos deben inculcarse desde la escuela. Mi materia lo permite y entonces me la paso incentivando la reflexión de los estudiantes sobre el tema. Ese es el papel que juegan los saberes no jurídicos en la impartición de las materias estrictamente jurídicas.
En su trabajo ha desarrollado sus propias teorías. ¿Qué impacto han tenido en sus estudiantes o en su quehacer como abogada?
Me he percatado que las investigaciones de mis estudiantes —incluidos aquellos que ya imparten clases— han sido influidas por mis ideas, incluso en cuanto a la estructuración de sus textos. Es muy fácil identificar mis estructuras cuando uno abre uno de mis libros: simplemente siguiendo los números y los diagramas, el estudiante puede leer todo el contenido, pues todo ha sido simplificado para que el aquél pueda tener un acceso más fácil al conocimiento.
Su papel no se reduce a la docencia; usted también se dedica a la investigación. ¿Qué papel desempeña en particular esta actividad en su vida?
Es una actividad básica. Pero, ¿por qué soy investigadora? Para responder esta pregunta debo remontarme a la época en que estudié la primaria: en seis años estuve en 11 escuelas públicas; soy producto de educación pública: incluso mis estudios en Alemania, Israel, Grecia, Roma y Egipto corrieron todo por cuenta y riesgo del apoyo económico público.
La manera en que me educó mi madre fue determinante para que no perdiera el ritmo del estudio; cuando ella acababa sus menesteres, se sentaba en una silla y sus hijos lo hacíamos a su alrededor en el suelo para que nos leyera algunas obras, principalmente biografías. A lo largo de este tiempo, tuve profesores de diversas áreas del conocimiento que ejercieron una fuerte influencia en mi desarrollo. En Chiapas, por ejemplo, tuve a un profesor muy joven y dinámico que enseñaba muy bien, y que acicateó mi pasión por las matemáticas, lo cual determinó que en la preparatoria optara por estudiar física, química y matemáticas.
Todo lo anterior me generó enorme interés por el aprendizaje y el conocimiento. Estudiar siempre fue mi pasión, y el efecto que esto tuvo fue el de querer desarrollar saberes y difundirlos; la docencia y a la investigación fueron los medios a través de los que pude lograrlo.