Ana María Kudisch, desde su perspectiva como abogada postulante, nos comparte sus observaciones sobre el impacto que el discurso de género ha tenido en materia familiar, sobre las implicaciones de la reforma judicial y sobre su visión como nueva presidenta de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados.
Género y derecho familiar
Ana María Kudisch – El discurso de género en materia familiar ha permeado mucho, particularmente en la igualdad entre hombres y mujeres, por ejemplo, para determinar quién será la persona más adecuada para la crianza de los hijos en el caso de una separación, donde la perspectiva ha determinado que no es necesariamente la mujer quien tiene que llevar a cabo esa actividad. Juzgar con perspectiva de género no implica darle la razón a la mujer siempre, sino ponderar.
Desde luego, se ha dado en los juicios con perspectiva de género la regla de tomar en consideración a los grupos vulnerables. Las mujeres que son dependientes económicas de los varones, los niños, los adolescentes, los adultos mayores y las personas que tienen necesidades especiales, todas pertenecen a grupos vulnerables. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha publicado tesis de jurisprudencias muy importantes, humanistas y vanguardistas, en materia de familia, considerando la perspectiva de género.
En materia de familia, los jueces tienen mucha capacidad de decidir, conforme a las circunstancias de cada caso, qué se va a hacer con cada familia. De ahí la importancia de la preparación de un juzgador, de su trayectoria, de su carrera judicial, de su experiencia, para que sepan lo que están haciendo y puedan tomar la mejor decisión. Se tiene que resolver qué es lo mejor para estos niños y para estas familias.
Hoy el derecho de familia tiene un gran reto con el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares. A partir del 1º de diciembre estrenamos la oralidad. Los jueces tienen que estar preparados para eso, porque ya no van a poder estar en la tranquilidad de sus oficinas esperando que su proyectista les haga las sentencias. El juez va a tener que estar en la sala de oralidad, conocer el expediente y las pruebas, admitir las pruebas y dictar la sentencia. Ya no podrá delegar muchísimas cosas de un juicio. Los abogados postulantes que estamos del otro lado de la barandilla tampoco vamos a poder mandar a cualquier persona a una audiencia; vamos a tener que enviar a una persona muy preparada, que conozca bien el expediente, que sepa qué pruebas se ofrecieron. Tenemos que saber apelar, no solamente proponer un recurso. Ya no se trata nada más aventar la cédula profesional, sino de tener conocimiento real del expediente, aunado a que, en nuestro caso particular, el cliente, que es la persona que nos está pagando, se va a dar cuenta de nuestra pericia y se va a dar cuenta de qué tanto sabemos de su expediente y de qué tanto estamos defendiendo su asunto; si conocemos las pruebas que se ofrecieron en su expediente y si vamos a seguir la estrategia planteada dentro de la misma audiencia.
Teniendo este gran reto del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, se está manejando una situación judicial muy delicada en la que los jueces van a ser electos de una forma que no tiene nada que ver con su trayectoria profesional, con su prestigio, con su profesionalismo. Considero que a cualquier profesionista, con independencia de que sea abogado o no, se le mide por su trabajo, por su estudio, por sus resultados. Es decir, si uno es juez y quiere seguir siéndolo, hay que ver cuántas sentencias dictó, cuántas le fueron confirmadas y cuántas revocadas; cuáles realmente estudió, y si se valoraron o no las pruebas en el expediente. Es ahí cuando uno se da cuenta de que un juez vale o no la pena. Un profesionista que realiza su trabajo con la pericia que se requiere para hacer cualquier cosa es determinante para ser juez. Eso no se puede medir por votación o sacándolo de una tómbola.
Yo tuve mención honorífica y el mejor promedio de mi generación; terminé la licenciatura con 9.8. Cuando tenía cinco años de haber salido de la carrera era una perfecta imbécil. Era una buena abogada porque siempre estudié, pero la experiencia que tengo hoy, a mis 65 años, de haber litigado toda mi vida y de ser maestra en el ámbito familiar, con el equipo de peritos que trabajan en mi despacho, las cuatro abogadas que son mi equipo de trabajo, todas maestras en derecho familiar, que tienen 16 y 10 años trabajando conmigo, me percato de que no puedo ni siquiera compararme con una persona que acaba de salir o que tiene cinco años de experiencia. Desde luego, van a ser jueces baratos a los que les va a poder pagar lo que el gobierno federal estime conveniente. El Poder Judicial siempre ha estado muy lastimado en el tema del dinero. Nunca hay presupuesto para los juzgadores; nunca hay presupuesto ni para jabón, ni para papel del baño, ni papel para imprimir. Toda la vida hemos tenido que traer un paquetito de kleenex en la bolsa para poder ir al baño en el tribunal. Es increíble el poco presupuesto que se ha destinado siempre al Poder Judicial; siempre ha estado rezagado como si no fuera algo importante.
También me llama la atención que no hay presupuesto para los jueces federales, que son los más preparados de todos, o para la Corte que ha sacado muchas tesis de jurisprudencia, las cuales han beneficiado muchísimo a la población en general, y que han buscado una igualdad verdadera. Resulta inaceptable que el Tribunal Superior de Justicia tenga que eliminar juzgados para poder hacer las salas de oralidad en lugar de crear más juzgados para efectos de dar mucha mejor atención al justiciable. Si un juez lleva 4,500 expedientes en su juzgado, imaginemos que ahora éstos se van a salpicar a otros juzgados y el cúmulo de trabajo va a ser tres veces más grande para los juzgadores. Muchas veces no es porque el juzgador sea corrupto o porque el tribunal no funcione, sino simplemente porque las personas están desbordadas de trabajo y ya no pueden atender los expedientes. Tienen cerros de expedientes que deben estudiar y corregir, a los que deben dictarles una sentencia.
Necesidades del Poder Judicial
Ana María Kudisch – Al final de cuentas, ¿qué se necesita? Más presupuesto para el Poder Judicial y no destinar 13,000 millones de pesos para una votación que no tiene ningún sentido. Si uno fuera a los laboratorios químicos para saber si tienes anemia o cáncer o leucemia, ¿qué sería lo ideal: que al químico lo escogieran por una tómbola o que sea elegido por sus cartas credenciales, sus conocimientos y su experiencia? Es exactamente lo mismo con cualquier profesionista, incluidos los juzgadores.
Hemos avanzado mucho en igualdad de género; sin embargo, tenemos un país que sigue creyendo que nuestra presidenta actúa porque es un hombre el que la está dirigiendo. Eso es mentira. Nuestra presidenta es una mujer muy preparada, convencida de lo que está haciendo. ¿En qué misoginia estamos cayendo? Es decir, la señora está suficientemente preparada como para dirigir un país y este país votó por ella y ella está siguiendo la directriz de toda su vida. Toda su vida ha privilegiado esta parte popular y esta parte que está dirigida a tener un régimen socialista. Y eso no es ni bueno ni malo: eso es por lo que votó el pueblo de México.
Lo que no quieren son contrapesos para sus propuestas, entre éstos, al Poder Judicial. Pero no se han metido con el Poder Judicial con el que el pueblo tiene el primer acercamiento: el juez familiar, el juez que va a ver su arrendamiento inmobiliario, el juez que va a ver la hipoteca que se debe; es decir, los jueces de primera instancia. Ahí es donde está la verdadera corrupción del Poder Judicial, donde se tienen que reformar las cosas y donde tenemos que meterle todo el presupuesto y la sabiduría del mundo. Los abogados que estamos del otro lado nos vamos a dar de topes porque vamos a tener jueces que no van a resolver los asuntos conforme a las pruebas y conforme a lo que nosotros estamos presentando. El mundo de la abogacía está aterrado. No es que queramos ser tradicionalistas, ni que queramos quedarnos en un mundo de antaño; lo que pasa es que se está vulnerando la constitucionalidad, el Estado de Derecho, la división de poderes y la forma de impartir justicia. Se está perdiendo un gran capital humano de personas con muchísima experiencia, simplemente porque queremos tener proyectos a modo.
Mi colegio ya dijo todo lo que tenía que decir. Ya repeló todo lo que tenía que repelar. Hoy vamos a trabajar con lo que tenemos. Vamos a ver cómo sumamos, cómo apoyamos, de qué manera trabajamos, cómo asesoramos; que se nos escuche, que se nos tome en cuenta. Quiero acercarme a las personas que están dirigiendo el país para buscar la mejor opción para la abogacía mexicana. Yo quisiera que toda la abogacía estuviera colegiada, que toda la abogacía en México tuviera una educación jurídica continua, que toda la abogacía poseyera un código de ética, que toda la abogacía diera y hiciera trabajo pro bono, pues es una obligación constitucional del abogado hacer trabajo pro bono. Yo quisiera dirigir esto de la mejor manera y hacer que la abogacía mexicana entienda que estar colegiados es la mejor manera de juntar fuerza, de tener mucha mayor visibilidad, de tener una manera de expresar la opinión de todos los abogados a los cuales representamos.
El maestro Víctor Olea fue muy valiente en su gestión; hizo un gran papel. Estuvo apoyado por todo el consejo directivo. Yo lo apoyé y estoy convencida de que todo lo que se hizo fue lo correcto. Marché en las calles buscando el apoyo al Poder Judicial. Pero si se va a imponer una dictadura socialista, como la que se está imponiendo, donde las cosas van a ser como dice la presidenta, vamos a ver de qué manera apoyamos a los que nos dicen qué tenemos que hacer, porque no nos va a quedar otro remedio más que trabajar con ellos, porque 130 millones de mexicanos no podemos huir del país. Al contrario, el presidente Donald Trump nos va a regresar a todos los indocumentados que tiene en su casa y vamos a recibir una bola de indocumentados y no va a dejar entrar más migración. Tenemos que trabajar con el país que tenemos, con una mujer que está muy preparada y que, por supuesto, entiende razones, y cuyo gabinete está compuesto por personas preparadas a 100 por ciento y que saben lo que están haciendo. Simplemente la ideología es distinta a la de 26 por ciento de la población que mantiene al país; ese es el problema: el 26 por ciento de la población que mantiene al país no votó por ella y, evidentemente, no piensa como ella. Aquí vamos a tener que buscar una negociación y vamos a tener que pensar cómo sacar al país adelante. El chiste es que sigamos levantando la mano —ya lo hicimos pero no nos escucharon—. Mi colegio y yo en la presidencia estaremos abiertos y en la mejor disposición de dialogar con quien dirija los destinos judiciales del país y con quien dirija la situación judicial. Yo trabajaré con lo que voy a tener, como he trabajado toda la vida con lo que tengo. Si sigo teniendo que traer mi bolsita de kleenex en mi bolsa, pues la seguiré trayendo, no tengo problema. Yo litigo y he estado en un tribunal desde los 20 años de edad. Tengo 65. Así que adivina lo que yo he visto pasar en un tribunal del otro lado de la barandilla.
Mi familia proviene de la Guerra Civil española, porque mi madre llegó a México refugiada de la guerra civil de España. Mi padre viene huyendo del comunismo y de Hitler. Yo llegué a este país buscando libertad, democracia, crecimiento y le debo a mi México todo lo que soy. Mi familia es la más agradecida, porque en este país encontró libertad y la posibilidad de seguir adelante con su vida. Yo también, al igual que nuestra presidenta, provengo de una familia de profesionistas. Entonces, al final del camino, procuraré ejercer mi profesión en un país de libertad. Amo a mi país profundamente y quisiera para mis hijos y para mis nietos un país democrático.
Donald Trump nos va a quitar el T-MEC y nos va a imponer sus reglas y va a subir los aranceles, lo que va a provocar que tengamos las cosas que hoy tenemos de importación a un nivel carisísimo. Y si empezamos por no cumplir con la suspensión o con lo que un juez nos está diciendo, ¿por qué vamos a cumplir con el T-MEC? Ese es el tema: la inseguridad que se genera cuando la autoridad no cumple con lo que los jueces ordenan. Cómo van las personas a cumplir las sentencias de los jueces si la primera autoridad del país no las cumple… Al final del camino, se predica con el ejemplo. ¿Por qué los chicos ahora están drogados, alcoholizados y demás? Porque la familia está completamente rota. Es lo mismo.
Sobre la familia y la democracia
Ana María Kudisch – Cuando se ve que una familia que se divorcia, pero los dos padres siguen pendientes de sus hijos, esos hijos crecen contentos y aprenden a vivir entre dos familias, y esos hijos saben que su madre y que su padre están ahí para ellos y que no importa el divorcio, que sus padres van a estar con ellos todo el tiempo. Esos hijos no son hijos traumados por el divorcio. Pero hoy tenemos que fijarnos en que la familia está completamente rota.
También hay una gran diversidad de familias: homoparentales, maternidades subrogadas o subrogaciones de matriz. Y lo menciono así porque ya no se dice subrogación de matriz, sino que la persona ya es madre gestante; ya es una situación gestacional porque ya hasta el lenguaje hemos tenido que cambiar. Debemos ser absolutamente incluyentes. Está la población LGBTQ+, está la transformación sexogenérica. Todo esto tenemos que aceptarlo como una realidad de un México en el que las familias no son iguales y son diversas. Pero la familia es significado de amor, de cariño, de presencia, de amor incondicional.
Por eso necesitamos juzgadores con experiencia, que vean el interés superior de los menores, que no se fijen en el interés de los padres que están enojados, que están queriendo ganar en esta lucha absurda de poder que se produce entre el padre y la madre o entre los dos padres o las dos madres, porque créanme que los divorcios entre las parejas del mismo sexo son igual de encarnizados que los de los hombres y de las mujeres; son exactamente lo mismo y también se engañan: también salen con otros, y también ya se fueron con la otra, ya se fueron con el otro. Es exactamente lo mismo porque somos seres humanos; no importa nuestra preferencia sexual: somos seres humanos y el derecho de familia habla de los seres humanos.
La materia de familia tiene hoy un gran reto. El Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, que va a generar una familia multidisciplinaria en la que los derechos humanos estén presentes, donde los grupos vulnerables sean tomados en cuenta al 100 por ciento, con una autoridad judicial que no va a estar tan preparada como nosotros quisiéramos que lo estuviera, simplemente porque no hay carrera judicial, porque no hay experiencia y porque no se está valorando ni se está seleccionando a un profesional de la manera como se escoge a un profesionista. Eso no es ni bueno ni malo; simplemente así quiere la voluntad política. El mundo de la abogacía no está de acuerdo. Ya lo hemos dicho en todos los tonos. Si esa es la voluntad política, y no hay voluntad política para escuchar a los expertos, tendremos que trabajar con esa voluntad política de la mejor manera y nostros estamos en la mejor disposición de hacerlo. Prefiero que me escuchen con mi experiencia a no ser escuchada, porque no estoy de acuerdo con lo que está sucediendo.
La Barra Mexicana de Abogados va a tener que cambiar la manera de atacar este problema. Va a tener que cobijar a la abogacía de manera distinta, pero conforme a la Constitución política y a las leyes.
Mensaje al gremio jurídico
Ana María Kudisch – Vamos a ponernos a trabajar. El gremio tiene que seguir estudiando, preparándose. Sus miembros deben seguir siendo mejores abogados y cumpliendo con su código de ética. Tenemos que seguir cumpliendo con las leyes que estén vigentes, tenemos que seguir unidos, tenemos que colegiarnos, tenemos que pertenecer a un colegio que nos genere la certeza de que vamos a dar a nuestros clientes el mejor trabajo, de que vamos a tener una educación jurídica continua, de que vamos a seguir un código de ética, de que vamos a poder ser sancionados por nuestro propio colegio, de que al final de cuentas tenemos una junta de honor que nos sancionará en caso de que no cumplamos con la ética que un abogado debe tener, de que vamos a tener que trabajar pro bono a través de la Fundación Barra Mexicana, porque nuestro colegio tiene una fundación a través de la cual hacemos el trabajo pro bono.
Hoy más que nunca la abogacía debe de estar colegiada. La Barra Mexicana, Colegio de Abogados, que tengo el orgullo y el privilegio de presidir, es un colegio mixto, donde los hombres apoyan a las mujeres, donde las mujeres apoyamos a los hombres. No es un colegio de misóginos, no es un colegio en el que a mí alguien me está diciendo qué voy a tener que hacer. Como nueva presidenta de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados me da mucho orgullo tener a tantos caballeros apoyándome y a tantas mujeres conmigo. Porque ninguna mujer abogada barrista va a recoger los cristales rotos de nadie. Nosotras venimos porque ya nos quedamos. Y ya estamos ahí para ocupar los puestos de mayor relevancia porque nos lo hemos ganado con nuestro trabajo y con el apoyo de los varones que forman parte de nuestro colegio.
En el mundo mixto en el que vivimos las mujeres estamos sobresaliendo porque los hombres también están convencidos de que es lo mejor y nos están apoyando para que así sea. De otra manera no se daría. Pero de ahí a que un hombre sea quien nos dice qué hacer, o que sea Andrés Manuel López Obrador quien le dice a la señora Claudia Sheinbaum qué hacer, eso es mentira. No subestimen a nuestra presidenta. Como ya he dicho, es una mujer muy preparada, y ella va a hacer lo que políticamente considera que debe hacer, para la transformación que además advirtió desde que estaba postulándose como candidata. Que 26 por ciento de la población no esté de acuerdo con ella, bueno, ni modo. Sheinbaum ganó. Tenemos que trabajar con lo que ganó y con la voluntad política que tenemos, en beneficio de nuestro país. El beneficio de la abogacía mexicana es estar unidos y la mejor forma de estar unidos es colegiarnos voluntariamente. Lo único que pido es que la abogacía mexicana voltee a ver a nuestros colegios como un lugar en el que vamos a poder trabajar unidos, en el que vamos a poder buscar la protección del Estado de derecho y que las leyes se cumplan.
Por supuesto, las mujeres de mi colegio serán absolutamente privilegiadas. Voy a subir a muchas mujeres a mi consejo directivo. Estamos buscando tener una situación más igualitaria sin desestimar el trabajo y el logro de los varones que también han trabajado mucho.