¿Cuáles son las características distintivas del jurista? ¿Cuáles sus compromisos? Preguntas como éstas son a las que atiende don Ángel Martínez Pineda a lo largo de su excepcional libro Moral y derecho.
El maestro Ángel Martínez Pineda piensa que para advertir el margen de intervención del derecho en la vida de los hombres es necesario desvelar todos los aspectos posibles de la condición humana. Es exactamente en esa oscuridad de nuestra naturaleza donde la contingente labor del jurista arroja la luz faltante para orientar nuestra existencia hacia un ideal rotundo, como es la justicia.
- El jurista, como pensador y como hombre de acción, se adhiere inquebrantablemente a los postulados del derecho y de la verdad jurídica y se convierte en defensor de los derechos humanos con una fe absoluta sobre la equidad, y con una fe diáfana sobre la justicia, y con tenaz oposición a las tesis contrarias a los valores éticos y al orden jurídico establecido, ambos entrañablemente unidos.
- El jurista se distingue por la agudeza de la concepción de las ideas y por la claridad para exponerlas, pero siempre apegado a la verdad para poner fin a las vanas discusiones y ceder el paso a la pulcritud del concepto lógicamente elaborado.
- La tendencia más vigorosa y legítima del jurista es la reafirmación de la libertad. Al seguir este impulso perentorio realiza lo mejor de su aportación al bien común en virtud de un estímulo de la razón y de la voluntad que predomina en la reflexión.
- La realización del bien común, en cumplimiento de los imperativos de la deontología reguladora de la conducta y como principio ético de benevolencia, para sí mismo y para la sociedad, destaca la excelencia del jurista en su hondo sentido social, porque coadyuva para alcanzar la altitud de la equidad y las cumbres de la justicia.
- El jurista no solamente escudriña y avizora en el mundo de la abstracción y de la idea jurídica que busca la razón del fenómeno; también trabaja en el mundo de la realidad concreta, donde se adquiere gran experiencia jurídica y una visión complementaria del nobilísimo ejercicio de la profesión, librando batallas en los estrados de los tribunales.
- El jurista proporciona lo más selecto de su saber jurídico y está mejor capacitado para el dictamen de cualquier situación jurídica, lo que es una garantía para la protección de la sociedad.
- El camino penoso y cansino del jurista en el ejercicio de la profesión va de la disciplina pura y esencial de la verdad jurídica al impulso valiente y esforzado de los dictados de la moral para remediar riesgos y amenazas de injusticia, con el fin de obtener el veredicto íntegro en toda su pureza y fecundidad.