Antígona no está muerta, sigue viva en Viria

La lectura de Antígona, de Sófocles, se puede hacer desde múltiples espacios. Han sido múltiples las interpretaciones que las abogacías han hecho de esta obra. También se han hecho múltiples reescrituras, como la de Sara Uribe en el México de las desapariciones. Frida Corral lee en El orgullo del dragón un renacimiento de la Antígona revolucionaria.


¿Cómo se construyen las injusticias? ¿Es posible erradicarlas invirtiendo los papeles de quienes las ejecutan? ¿Podríamos alcanzar la justicia construyendo un mundo completamente opuesto al que conocemos? “La violencia contra el que no tiene el poder, como todas las violencias, no comienza en los golpes, sino desde mucho más abajo” mencionan Iria G. Parente y Selene M. Pascualen los agradecimientos de su libro El orgullo del dragón. Esta obra surge del cansancio de un discurso que se repite constantemente en nuestra vida cotidiana por parte de un sector de personas que señalan: “Ni machismo ni feminismo”; sin embargo, el planteamiento de la obra no sólo termina ahí, pues también pretende brindarnos la posibilidad de imaginar cómo sería el mundo en el que vivimos si invirtiéramos los papeles, retomando ideas que cuestionamos todos los días, como la construcción del patriarcado, la diferencia de clases, el racismo y la lgbtfobia.

En este sentido, consideramos indispensable mencionar que las autoras de ese libro son dos escritoras españolas de literatura juvenil que se conocieron en 2006 por medio de un foro de internet, donde escribían sus propias historias y, leyéndose mutuamente, comenzaron a hablar por Messenger, convirtiéndose en amigas y, más tarde, en coautoras de distintas obras. El orgullo del dragón (2019), junto con La venganza del unicornio (2020) conforman una bilogía de literatura fantástica y steampunk que nos demuestra, a lo largo del desarrollo de su historia, que la fuerza para cambiar las cosas se encuentra en la unión y que la humanidad cuenta con la increíble capacidad de hacer crecer la vida donde sólo quedan escombros.

Viria es la tierra de los hombres, donde existe un patriarcado mucho más marcado que el de nuestro mundo real; la sociedad no soporta observar a una mujer con pantalón, sin un esposo a su lado o estudiando medicina. La opresión no sólo se produce por medio del género, sino también por la raza, la clase social y la orientación sexual; la religión desempeña un rol importante, pues no sólo establece lo que es correcto e incorrecto, sino que también influye en la política del país, tiene poder para torturar y juzgar a los que se apartan de la ley y también decide qué ideas pueden ser escritas y difundidas y cuáles no. Via es habitante de Viria y de vez en cuando le gusta pasearse por Arxia, un lugar que podría haber sido considerado por las demás personas como el “infierno” solo por ser un barrio marginado de aquel país. A sus 16 años, Via había comprendido que lo mejor que podía hacer en Viria, era salvarse a sí mismo; era una persona que acudía a los barrios marginados para conseguir piezas mecánicas, no para ayudar, aun cuando a veces regalaba dinero o comida que sobraba en su casa a personas que lo necesitaran. Via no era una buena persona; sin embargo, tampoco era alguien sin corazón, por lo que un día decide ayudar a Neith Sinagra, un “sucio thyraio” (adjetivo utilizado para describir a los que no son dignos de ser hijos de Aión, por su color de piel), hecho que termina siendo un detonante para cuestionar el sistema en el que vive.

Gineyka es la tierra de las mujeres. En este país domina el matriarcado, las mujeres son las presidentas, las mecánicas, las ingenieras, las generales de guerra, entre otras. Sin embargo, existe discriminación hacia aquellas personas blancas, zuris les llaman. En Gineyka, los hombres sólo se dedican a las labores domésticas y a criar a sus hijos. A partir de que cumplen 16 años pueden ser “adoptados” por una mujer, lo que significa que se convertirán en la persona con la que procrearán sus hijos, pero no serán sus esposos. En ese país las relaciones heterosexuales están mal vistas y las mujeres se relacionan con otras mujeres, a las que se denomina kides. Saroi Burgoa es un chico apasionado por la poesía. Tiene un conflicto con cumplir su rol en la sociedad matriarcal y cuando le pide a su hermana Irati, una mecánica talentosa con un futuro asegurado pues construye naves aéreas para el gobierno de Gineyka, leer uno de sus poemas, planta en la mente de su hermana una pizca de inconformidad respecto del sistema que conforma su nación, debido a que ella sabe que no importa lo bueno que sea su hermano menor en sus poesías, ya que jamás podrá dedicarse a ese arte por su condición de hombre en una sociedad dominada por la smujeres. 

Las diferencias entre ambos territorios son abismales; sin embargo, comparten una gran característica en común: la injusticia. A pesar de que algunos personajes de la historia viven en países completamente diferentes, también hay algo que los identifica: su inconformidad con el sistema en el que viven y el hecho de que están a punto de cambiarlo.

Antígona, como la conocemos en la obra de Sófocles, no está muerta: sigue viva en Viria. Podemos observar su “reencarnación” en diferentes personajes de esta historia. En primer lugar, retomando la idea de Antonio Carlos Wolkmer al hablar de Antígona como una revolucionaria, podemos hablar de un derecho de resistencia en una época de despotismo y tiranía, pues, como lo refiere este autor, Antígona es una heroína que resiste al autoritarismo de Creonte.1 En la obra que estamos analizando podemos concebir a Valeria Brunei como una Antígona en Viria, pues cuando la segunda se enfrenta a Creonte es plenamente consciente de que puede morir por la decisión que ha tomado de sepultar a su hermano, ya que transgrede la ley dictada por una persona autoritaria. En Viria ocurre lo mismo; Valeria es una de las primeras personas no sólo en cuestionar y oponerse a las normas dictadas por el sistema patriarcal, sino también en aceptar el “castigo” de ser torturada por las autoridades religiosas de la Iglesia de Aión. Su determinación es tan grande como revolucionaria pues incluso se empeña en recibir su castigo de forma divertida e inquebrantable, casi siempre destacándose por sonreír y por reiterar a sus verdugos los ideales en los que cree, mientras experimenta un gran dolor físico y emocional derivado de la tortura a la que la someten cuando descubren que es una de las autoras detrás del folletín El canto del Fénix.En relación con la postura de Wolkmer y este análisis, consideramos importante hacer referencia a que ese autor menciona que “existe una clara colisión entre la justicia legal o por convención y la justicia ética. La primera mantiene y oculta el dominio de quienes detentan el poder, justificando regímenes de desigualdad social”,2 es decir, que en ocasiones la justicia legal puede tratarse de un “pacto formal” diseñado únicamente para proteger los intereses de una minoría privilegiada en el seno de la sociedad. En El orgullo del dragón podemos observar notoriamente que, aunque la base de los sistemas de Viria y Gineyka es completamente legal, sólo están diseñados para mantener los privilegios de unas cuantas personas, pues todo aquel que no se encuentre dentro del estándar permitido, es marginado y rechazado, justificando de ese modo la desigualdad social. Al respecto, nos parece fundamental mencionar que, en algún momento de esta historia, Gineyka emprende una “colonización” de Viria, demostrando una vez más que la justicia legal puede ser beneficiosa sólo para unas cuantas personas; en este caso, para las mujeres afrodescendientes.

Además, podemos decir que Via se opone de la misma forma que Antígona a las leyes establecidas por los hombres, pues a lo largo de la histori, las autoras nos muestran a Via como alguien que desafía el sistema de distintas formas; por ejemplo, ayudando a Neith cuando está malherido, a pesar de que es un thyraio de los barrios marginados de Viria. Esta simple acción es de gran relevancia, pues cuando se alista como soldado de guerra, en la carta a su hermano menciona que una de las cosas que ha aprendido de la Sociedad del Fénix (grupo conformado por eruditos, científicos, artistas y demás personas que se oponen al sistema en ese país) es ser fiel a una misma, pues si hubiera dejado a Neith herido en ese callejón, no habría sido ella. En ese sentido, consideramos que Antígona y Via son figuras análogas en sus historias, debido a que ambas son fieles a lo que creen y son capaces de cuestionar lo injustas que pueden ser las leyes dictadas por los hombres, incluso si eso conlleva desobedecer las órdenes dictadas por Creonte y por la Iglesia de Aión, respectivamente.

También podemos relacionar la historia de Antígona con Irati Burgoa, ya que, en la obra de Sófocles, Tiresias menciona que “común es a todos los hombres el error; pero cuando se ha cometido una falta, el persistir en el mal en vez de remediarlo es sólo de un hombre desgraciado e insensato. La terquedad es madre de la tontería”.3 A diferencia de Creonte, después de la guerra que se desencadena entre Viria y Gineyka, Irati se da cuenta de que en realidad ambas naciones son igual de injustas, sólo que ella había estado cegada por lo que el matriarcado le había inculcado durante toda su vida, por lo cual muestra un arrepentimiento por todas las muertes que ocasionó ayudando a construir las aeronaves, reducidas a simples armas. Es en este momento cuando Neith dice: “Bebiste del discurso, pero te has dado cuenta. Hace falta valentía para eso. Para ver los errores en lo que nos rodea y en los que participamos”.4 Al igual que Tiresias, nos orilla a reflexionar que si bien todas las personas cometemos errores, es necesario tener la suficiente valentía para reconocerlos y subsanarlos, lo cual puede lograrse a través del diálogo, conociendo otras perspectivas.

De igual forma, podemos realizar un análisis a la luz de la relación de esos países con las dictaduras, pues si hacemos una comparación de esta historia con lo que ocurre en el mundo real con las dictaduras de Latinoamérica y Europa, podemos percatarnos de que ambas comparten una característica fundamental: la restricción de la libertad artística por parte de los regímenes en el poder. Esa restricción no sólo se ve reflejada cuando el gobierno y la Iglesia en Viria se muestran descontentos por la circulación del folletín El canto del Fénix, sino que también podemos observarla de forma palpable cuando Amelia Costa, una periodista, se da cuenta de que en realidad en su país no existía una auténtica libertad de prensa, pues no sólo había sido censurada en sus artículos en diversas ocasiones, sino que también se dio cuenta de que incluso los periódicos “más críticos” del gobierno nunca ponían en duda a la Iglesia, ni al presidente y eran demasiado benevolentes con el sistema que los gobernaba. Aunque las autoras no nos dicen de forma explícita que el país de Viria es una dictadura, podemos encontrar algunos indicios clave de que efectivamente lo es, pues al igual que sucedió en las dictaduras del mundo real, los gobernantes se encargaron de reprimir de forma sutil las manifestaciones de libertad artística; en particular, las relacionadas con la escritura. Asimismo, como señalaban Janett Reinstädler y Dieter Ingenschay, podemos percatarnos de que una de las principales motivaciones de Amelia para seguir escribiendo e, incluso, filtrar uno de sus artículos sin censura en un periódico de gran circulación a costa de las autoridades, es la violencia política, la persecución, la represión y la censura que observa en sistema de Viria.5

Por último, consideramos necesario destacar el papel que puede tener una obra como esta en el derecho, pues si bien nos estamos refiriendo a libros de literatura fantástica, es importante recordar que juristas como Cecilia Gebruers sostienen que el vínculo entre el derecho y la imaginación es una herramienta fundamental para pensar cómo podemos construir mundos más incluyentes y más justos.6 En relación con este análisis, nos damos cuenta cómo estos libros pueden ayudarnos a construir no sólo una cultura de derechos humanos, sino también una de paz, pues a lo largo de esta bilogía observamos la construcción de una relación estrecha entre los personajes de ambos países y nos damos cuenta de que, a pesar de desenvolverse en diferentes contextos, logran empatizar y entenderse con una facilidad esperanzadora. En mi opinión, esta obra también es valiosa por su relación con las diversas luchas sociales que siguen ocurriendo en nuestros días y por su facilidad para explicarlas. 

Notas:
  1. Jiménez de Moreno, Manuel de J. «La recepción de Antígona en algunos juristas lationamericanos contemporáneos», en El otro camino de la justicia: estudios de derecho y literatura en la antigüedad clásica, Martha Montemayor y Manuel de J. Jiménez (eds.), México, , 2023, p. 250. UNAM.[]
  2. Ibidem, p. 249.[]
  3. Sófocles, Antígona, Chile, Pehuén Editores, 2001, p. 24.[]
  4. Iria Parente y Selene Pascual, La venganza del unicornio, España, Nocturna Ediciones, 2020, p. 322.[]
  5. Janett Reinstädler (ed.), Escribir después de la dictadura:la producción literaria y cultural en las posdictaduras de Europa e Hispanoamérica, España, Iberoamericana-Vervuert, 2011, p. 9.[]
  6. Diana Mejía, “Los desafíos de la tradición jurídico-literaria frente al campo emergente de los derechos humanos”, Abogacía, 1° de septiembre de 2023, México: Consultado en https://www.revistaabogacia.com/derecho-literatura-y-derechos-humanos/.[]

Newsletter

Recibe contenidos e información adicional en tu bandeja de entrada.

Oscar Cruz Barney: derecho y vino

En esta conversación, se descubre el perfil del doctor Oscar Cruz Barney, un importante investigador mexicano, experto en los múltiples vínculos que existen entre...