Platicamos con Georgina Diédhiou Bello, Tania Espinosa Sánchez, Adalberto Méndez López, Ángel José Trinidad Zaldívar, Bernardo Romero Vázquez y Jorge Alejandro Saavedra López, miembros del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, acerca de la importancia de este órgano como contrapeso ciudadano de las decisiones del organismo constitucional autónomo y de los retos a los que se enfrenta en la actualidad para consolidar y fortalecer a la CNDH.
¿Cuál es la importancia de los derechos humanos en México y qué relación tienen con la democracia y con el Estado de Derecho?
Georgina: Los derechos humanos son una prioridad en México y son primordiales porque están basados en principios de universalidad, de interdependencia, de indivisibilidad y de progresividad. Asimismo, están incluidos en el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo cual genera automáticamente la responsabilidad del Estado de salvaguardar los derechos humanos de toda la ciudadanía, es decir, de todas las personas sin importar su condición social, su identidad, su cultura, sus tradiciones, su origen, su orientación sexual, etcétera.
El Estado mexicano tiene la obligación de salvaguardar esos derechos y de hacerlos valer frente a las instancias federales, estatales y municipales y ante los organismos autónomos y la iniciativas privadas.
Siguiendo este esquema, existe una estrecha relación entre el Estado y los derechos humanos; no actúan de manera separada y deben fluir en conjunto, porque de ello depende la protección, la legalidad y la libertad de las personas en todos los ámbitos de su desarrollo: educativo, laboral, político y el religioso.
En un sistema garantista como el sistema jurídico mexicano, ¿por qué importa la Comisión Nacional de los Derechos Humanos?
Georgina: La CNDH es necesaria porque los gobiernos, en sus respectivos niveles, no pueden ser juez y parte. La vulneración de los derechos humanos en el país requiere organismos autónomos que observen y analicen permanentemente en qué están fallando los gobernantes, cómo resolver esas fallas, qué recomendaciones canalizar cómo atender, de manera directa, las quejas por violación de derechos humanos.
Es importante que la comisión se encargue de difundir correctamente la información sobre la protección de los derechos humanos, que recabe las quejas y las denuncias para atenderlas directamente, que reconozca que si el actual esquema de su actuación es la defensoría del pueblo, debe procurar un acercamiento con la sociedad, haciendo a un lado la política del país en esquemas partidistas.
La forma en que actualmente está operando la CNDH debe reformarse. En México se cree que las instituciones son eternas y que siempre tienen que funcionar y operar con el mismo esquema. Sin embargo, debe existir una renovación de sus estructuras que le permita modernizarse.
¿A qué retos se enfrenta la CNDH?
Tania: El principal desafío de la CNDH consiste en trabajar en un país en el que no cesan las violaciones a los derechos humanos, donde constantemente hay violencia contra las mujeres, contra las personas periodistas, donde hay miles de personas desaparecidas, etcétera. Además de resolver estos temas, se tiene que enfocar en otros tópicos que jamás han llegado a la institución, como los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, pues los temas que se abordan siempre son los mismos y realmente no reflejan lo que está pasando en el país. Lo anterior quiere decir que la CNDH tiene que encontrar la forma de llegar a los diferentes rincones del país para conocer de las violaciones que se están suscitando a ras de tierra. Otro reto es consolidar su independencia y su autonomía, pues durante la presente administración ha sido muy evidente que su actuación y su legitimidad moral son muy endebles porque ha dejado de operar como contrapeso del poder.
¿Cómo está compuesta la CNDH?
Adalberto: El titular de la CNDH es nombrado por el Senado de la República, tal como lo mandata el artículo 102, apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Tiene un Consejo Consultivo que debe servir de contrapeso al titular de la comisión y que está compuesto por 10 personas ciudadanas con la posibilidad de que tres sean funcionarios. El titular de la comisión es el decimoprimer miembro de este consejo. Orgánicamente, la CNDH tiene oficinas de representación a nivel nacional en cada entidad federativa y está conformada por seis visitadurías generales temáticas que tienen un rango de subsecretarias de Estado; la primera se enfoca en niñez, discapacidad y violaciones graves; la segunda, en violaciones contra el ejército y temas relacionados con autoridades administrativas; la tercera, en temas penitenciarios; la cuarta, en afrodescendientes e indígenas; la quinta, en migrantes, y la sexta, en derechos económicos, sociales y culturales y en violaciones al medio ambiente.
¿Cuál es la importancia del Consejo Consultivo de la CNDH?
Adalberto: La importancia del Consejo Consultivo reside en que la CNDH necesita un contrapeso. Es la primera vez en la historia de la comisión que existe ese contrapeso a la actuación de su titular; históricamente, habían sido personas cercanas al ombudsperson, pero esta vez, por azares del destino, constituimos un Consejo Consultivo con una visión ciudadana que ha logrado cumplir con su papel.
¿Qué implicaciones tiene que la CNDH sea un organismo constitucional autónomo?
Ángel: Es muy importante, particularmente hoy, hablar de la independencia de los órganos constitucionales autónomos (OCA), y no sólo de la CNDH . Los OCA, en general, son entidades que incomodan al poder y en la actualidad todo indica que existe una especie de andanada en su contra. Por eso es importante su autonomía; para entenderla, hay que atender lo que dice el diccionario de la Real Academia Española sobre ese concepto: la autonomía es aquella condición que nos permite actuar sin depender de nadie. Al poder le gusta decidir acerca de todo y sobre todos; sin embargo, hay temas que pueden afectar nuestra esfera de derechos como ciudadanos y para eso requerimos el apoyo de un organismo que nos defienda; si ese organismo no tiene autonomía, libertad e independencia de decisión, en vez de proteger a los ciudadanos protegerá al poder.
La autonomía ha sido una conquista ciudadana. Los derechos humanos son un tema implícito el proceso democrático del país a partir de la transición que inició en 1977 con una reforma constitucional. Institucionalmente, los derechos humanos fueron protegidos por una dirección general adscrita a la Secretaría de Gobernación; luego se convirtieron en un organismo desconcentrado (es decir, con un poco más de independencia), hasta que en 1999 transitó a su condición de órgano constitucional autónomo. Y esto fue gracias a la presión de la ciudadanía y de ciertos sectores de la sociedad que pugnaron por que hubiera un órgano verdaderamente defensor de los derechos humanos. Por ello es muy importante defender la autonomía de los OCA. Actualmente, ese carácter se ha reducido a una formalidad: si las personas que los componen no encarnan la autonomía, de nada sirve la formalidad legal. Es muy importante que quienes presiden e integran estos órganos crean en su función y se den cuenta de la gran relevancia que tiene defenderla.
Por supuesto, siempre hay enemigos en el poder público; si éste se inconforma con la actuación independiente de cualquier OCA es porque está haciendo las cosas bien, pues su función es convertirse en la piedra en el zapato de quienes ejercen el poder.
Podría interesarte: «El acoso a las autonomías»
¿Cuál es el futuro de la CNDH?
Bernardo: Su futuro ideal es que se reforme. La ley de la CNDH tiene casi cuatro décadas de existencia y nunca ha sido adaptada; no corresponde con la reforma constitucional de 2011. Hay una gran cantidad de temas que deberían revisarse en relación con la actuación de la comisión, como el hecho de que las decisiones de los organismos constitucionales autónomos son colegiadas, pero no las de la de la Comisión y ni las de las defensorías locales, cuyas decisiones son unipersonales. Además de anacrónico, esto es muy peligroso para su buen funcionamiento.
El futuro real de la CNDH, si sigue así, va a ser el descrédito y la nula capacidad de defender los derechos. La fuerza de las comisiones de los derechos humanos está en la fuerza moral de su titular: El peso moral de sus recomendaciones residen en esto.
Ángel: Sinceramente, no le auguro un futuro muy halagüeño. Ha habido algunas actitudes por parte de su titular que desgraciadamente no demuestran que las cosas se estén haciendo bien cien por ciento. La ciudadanía, no sólo quienes somos miembros del Consejo Consultivo, y los medios de comunicación deben estar muy atentos para exigir a la CNDH más rigor en sus actuaciones. Aún estamos a tiempo de corregir algunas de sus actuaciones. Los miembros del Consejo Consultivo hemos sido maltratados; no es que esto importe en cuanto a nuestras personas, de forma individual, sino que constituye un ataque a un Consejo Consultivo que deriva de la Constitución.
Georgina: El futuro es claro en cuanto a la permanencia de la institución; sin embargo, la CNDH requiere una serie de articulaciones nuevas que le permitan al Consejo Consultivo tomar decisiones reales respecto de la forma en que opera la comisión, porque actualmente está siendo ignorado. Una nueva articulación debe considerar la instrumentación de programas de atención que actúen bajo el esquema de resolución de casos, así como la creación de áreas, departamentos y direcciones específicas de especialización para atender directamente a las víctimas de grupos históricamente discriminados, grupos que en México están claramente identificados y con quienes tenemos una deuda histórica, pues la forma en la que podrán operar esas instancias es incluyéndolas, escuchándolas y tomando decisiones para atenderlas más allá del asistencialismo. El futuro de la comisión depende de esas reformas y de que quien esté al frente de la institución haga a un lado compromisos políticos y tenga respaldo internacional.
Adalberto: Su futuro es complejo. Yo sí creo que necesita reformarse. Su ley es anacrónica y no tiene candados fuertes para la elección del titular y del Consejo Consultivo. La CNDH necesita fortalecer su autonomía y recobrar su espíritu ciudadano.
Tania: El futuro de la CNDH depende en gran medida de su independencia y su autonomía. Si se vuelve a producir una elección como la que se dio produjo, muy cuestionada por la cercanía de la persona electa al partido en el poder, más allá de que fuera la persona idónea para el cargo, se tiene como consecuencia lo que se está sucediendo ahora: que la comisión sea una institución desdibujada que ha defendido posturas indefendibles desde el punto de vista de los derechos humanos. En una sesión del Consejo Consultivo, por ejemplo, cuestionamos a la presidenta sobre cuál era el sustento jurídico para no presentar una acción de inconstitucionalidad en contra del paquete legislativo que aprobaría la militarización; nunca nos ofreció un análisis ni fundamentos jurídicos que nos permitieran entender por qué la CNDH podía defender la postura del presidente, a pesar de que nosotros sí le presentamos los argumentos jurídicos acerca de por qué no era procedente la militarización en un marco legal del Derecho internacional de los derechos humanos. No puede haber una comisión si no es autónoma, crítica del poder y totalmente al servicio de las víctimas y de las personas que viven y cruzan por el territorio mexicano.