El 10 de diciembre de 2001 la Organización de las Naciones Unidas y Kofi Annan, su secretario general, fueron distinguidos con el Premio Nobel de la Paz por la academia sueca. En el discurso de aceptación del premio, Kofi Annan afirmó: “Debemos buscar la paz, por encima de todo, porque es una condición indispensable para que todos los miembros de la familia humana puedan vivir una vida digna y segura”. El esfuerzo por crear una comunidad global segura y pacífica está latente desde que el mundo pudo apreciar los vestigios que había dejado la Segunda Guerra Mundial en las naciones.
La democracia —lo ha reconocido la comunidad internacional— es un requisito indispensable para que los Estados alcancen ese estado de cosas, pues es la forma de gobierno que genera una atmósfera propicia para la realización de los derechos humanos y, por ende, para que las personas concreten plenamente sus proyectos de vida.
El Estado mexicano está constituido como una república democrática (artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos); sin embargo, el devenir histórico ha puesto en duda la materialidad de esta forma de gobierno en México. Por un lado, hay quienes opinan que, en efecto, somos un país democrático en tanto orgánicamente así estamos constituidos; por otro lado, hay quienes piensan que desde el año 2000 estamos transitando a una democracia sustancial. El espectro no se reduce a estas dos posturas; entre las perspectivas disidentes se asoma también la visión de que México no es una democracia, afirmación sustentada en los altos índices de inseguridad y en las graves violaciones a los derechos humanos; entre éstas, aprovechando que es septiembre, podemos recordar la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Ayotzinapa, hace ocho años.
La democracia y la paz se relacionan de manera complementaria de manera que ninguna es posible sin la otra. abogacía. La voz y la pluma de los juristas, es un esfuerzo por coadyuvar en la construcción y la consolidación de ambas; septiembre es un mes relevante para reflexionarlas: el 15 se celebra el Día Internacional de la Democracia, y el 21, el Día Internacional de la Paz.
Hay preguntas importantes que plantear: ¿el Derecho sirve para alcanzar la paz?, ¿la paz puede ser considerada un derecho?, ¿cómo podemos construir la paz cuando hay conflictos milenarios?, ¿cómo podemos garantizar la seguridad sin descuidar la paz?
En esta edición, las personas que operan las instituciones mexicanas encargadas de coadyuvar en la construcción de paz nos comparten su experiencia en los temas más apremiantes para responder a esas preguntas y para generar nuevas interrogantes. Karla Quintana Osuna, la comisionada nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y no Localizadas, y Martha Yuriria Rodríguez, comisionada ejecutiva de Atención a Víctimas, platicaron con nosotros con base en su experiencia gubernamental; Patricia Olamendi Torres, quien fue experta de México ante el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belem do Pará), nos aportó sus esfuerzos desde la sociedad civil.
Por supuesto, no podemos olvidar la consigna: ¡Ayotzinapa sigue! La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido que la desaparición forzada se trata de “una de las violaciones más graves a derechos humanos que somete a los familiares de la persona a actos equiparables a tortura y tratos crueles e inhumanos al desconocer el paradero y destino de su ser querido”. En un esfuerzo por coadyuvar a la construcción de la paz y a la consolidación de la democracia en México, y como una indagación a las interrogantes planteadas antes, apelamos a la memoria para recordar la Noche de Iguala a través de la experiencia de Luis Uriel Gómez, sobreviviente del caso de Ayotzinapa en la noche del 26 de septiembre de 2014.
Los invitamos a adentrarse a esta nueva edición de abogacía, donde las voces y las plumas de los juristas se conjugan para dialogar en torno de los temas de mayor relevancia en la actualidad. Súmense a este diálogo con nosotros.
Cordialmente,
José Ángel Villalobos Magaña
Presidente del Consejo de Administración