José Emilio Pacheco, Océano, México.
Después de todo lo que se ha dicho acerca de la obra de José Emilio Pacheco ¿puede añadirse algo nuevo? Me parece que sí. Afortunadamente su obra se ha vuelto un clásico de nuestras letras, lo cual nos permite, según los consejos de Italo Calvino, releerlo, redescubrirlo y, por qué no, reinterpretarlo. El problema surge cuando desconocemos por dónde recomenzar. Tal vez podríamos iniciar esta travesía con sus poemas… ¿O sería mejor con sus cuentos? Otra opción serían sus novelas, pero… ¿por qué no iniciar con sus inventarios? En realidad siempre es difícil tratar de elegir la opción correcta. Debemos agradecer entonces a Laura Emila Pacheco por elaborar una antología que nos sirva como brújula para reencontrarnos con el extraordinario mundo narrativo y poético del maestro José Emilio.
Dividido en tres secciones, El infinito naufragio logra brindarnos una visión parcial de la obra poética, narrativa y ensayística de este escritor mexicano. Aclaro que cuando digo parcial, no me refiero a algo superficial. Al contrario, la selección que realizó Laura Emilia logra dejarnos satisfechos ya que nos entrega “un homenaje a la memoria, contra el olvido”. Sí, un homenaje en el que repasa la trayectoria literaria de su padre y nos hace rememorar la experiencia de leer y releer libros tan emblemáticos como Los elementos de la noche, No me preguntes cómo pasa el tiempo, Irás y no volverás, Desde entonces, Los trabajos del mar, El silencio de la luna, entre otros. Esto, claro, en relación con la poesía. No obstante, en lo que a narrativa se refiere, en esta antología encontramos una sección de relatos sumamente interesante extraídos de las siguientes obras La sangre de medusa, El viento distante y El principio del placer. A esto debemos añadir un regalo más: un cuento publicado en 2012 titulado “La niña de Mixcoac”.
La antología recoge una treintena de artículos, ensayos, diálogos, divagaciones, retratos y demás reflexiones literarias, en torno a lo que el autor de Las batallas en el desierto denominó Inventario. Con un estilo único y lleno de humor, José Emilio evoca tanto a figuras internacionales (Voltaire, Wilde, Camus) como artistas nacionales (Rosario Castellanos, Alfonso Reyes); pone a conversar a Zapata con Pancho Villa; reflexiona sobre la violencia del terrorismo, y hace una crítica basada en argumentos que hoy día siguen siendo vigentes en torno de la violencia en nuestro país. No cabe duda que esta extraordinaria antología nos entrega la oportunidad idónea para recordar al maestro José Emilio Pacheco y, sobre todo, valorar la erudición y la humildad de uno de los grandes referentes de nuestras letras mexicanas.
Eder Elber Fabián Pérez
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