París, 3 de noviembre de 1793. Marie Gouze –mejor conocida como Olympe De Gouges– es guillotinada tres meses después de haber sido detenida y un día después de haber sido llevada ante el tribunal revolucionario sin contar con un abogado. ¿Su crimen? Haber defendido la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada.
En su artículo “Ilustración jurídica. Apuntes sobre el Código Penal de 1791”,1 Manuel Jorge Carreón Perea esboza la importancia que tuvo el pensamiento de autores como Descartes y Kant en la conformación del pensamiento occidental, específicamente en el que ha sido denominado el Siglo de las Luces.
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Como señala el autor, las ideas de los pensadores ilustrados tuvieron una influencia notable en los movimientos revolucionarios en Estados Unidos y, principalmente, en Francia. Fueron los habitantes de este último país quienes llevaron al extremo las ideas iluministas tanto en un sentido positivo —buscando establecer derechos inalienables— como negativo —al intentar purificar a la sociedad francesa de ideas impuras y contrarias a la revolución—.
El resultado más evidente —y a la larga el más notable— de los revolucionarios franceses fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Este documento consagraba, como su nombre lo indica, los derechos de los hombres y de los ciudadanos. Literal: de los individuos del sexo masculino. La exclusión de las mujeres de la vida política iniciaba cuando surgían por primera vez los derechos humanos.
Ante esta situación, existió una mujer que se propuso cambiar este hecho. Su nombre: Marie Gouze. Su pseudónimo: Olympe de Gouges. En 1791 redactó su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana y lo dedicó a la aún reina María Antonieta, una de las figuras más representativas de los últimos años de la monarquía francesa. Sin embargo, es posible que su máxima obra haya sido la que la condujera al cadalso.
Revolucionaria entre los revolucionarios, De Gouges tuvo un final trágico que Marta Lamas nos narra de la siguiente forma: “De Gouges fue arrestada por haber tapizado los muros de París con un cartel con las posiciones de los girondinos. Robespierre lo interpretó como un ataque en su contra y fue condenada a muerte. La sentencia se cumplió el 3 de noviembre de 1793, un mes después de que la reina María Antonieta había sido guillotinada”.2
Poco se conoce del proceso celebrado en contra de esta promotora de los derechos de la mujer. Posiblemente haya sido uno que no gozó de ninguna certeza jurídica. Sin embargo, su muerte en la guillotina no opacó su legado. Al contrario, lo enalteció.
Su defensa de los girondinos, después de que éstos fueran eliminados de la escena política, en junio de 1793, le valió ser detenida en agosto de 1793 bajo la acusación de ser la autora de una octavilla titulada Las tres urnas, en la cual solicitaba un plebiscito mediante el que se eligiera el sistema de gobierno: monarquía constitucional, federación o centralismo (Díaz-Doucaret, 1993, p. 154). Marie Gouze reclamó sin descanso que se le juzgara para poder defenderse de las acusaciones que pesaban sobre ella y de ese modo evitar el juicio sumario del Tribunal Revolucionario. Para ello compuso dos carteles que logró sacar de su lugar de reclusión y que tuvieron una amplia difusión: Olympe de Gouges en el Tribunal Revolucionario y Una patriota perseguida. Aquellos fueron sus últimos textos.3
Notas:- Manuel Jorge Carreón Perea, “Ilustración jurídica. Apuntes sobre el Código Penal de 1791”, Revista Penal México, núm. 18, enero-junio de 2021, México, INACIPE.[↩]
- https://museodelasconstituciones.unam.mx/wp-content/uploads/2019/03/Los-derechos-de-la-mujer-1791-Marie-Gouze-Olympe-de-Gouges-web.pdf.[↩]
- Jorge Leonardo García Campos, “Olympe de Gouges y la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”, Perseo (Programa Universitario de Derechos Humanos de la Universidad Nacional Autónoma de México), núm. 3, mayo de 2013.[↩]