¿Por qué rearmar y desplegar elementos militares de la Unión Europea en la frontera con la Federación Rusa para dirimir sus diferencias? Si existen instancias jurídicas internacionales, ¿por qué desdeñarlas y pretender resolver los conflictos de manera unilateral e irracional?¿La comunidad internacional aún está a tiempo para evitar una conflagración bélica en Europa que parece inminente?
Europa es considerado el pionero de la diplomacia al establecer acuerdos y tratados en materia de guerra y paz. El más antiguo fue el armisticio firmado en la región alemana de Westfalia en 1648 —conocido en el mundo de los estudiosos de las relaciones internacionales como un hito en el equilibrio de poder entre los Estados nación: la Paz de Westfalia—. Sin embargo, cinco siglos después de ese hecho, la armonía entre las naciones se ve menguada por diferencias ideológicas y por la falta de entendimiento entre los líderes mundiales para ejercer el poder a costa del infortunio de la razón y el beneplácito de la guerra.
Día de Europa
En la historia moderna, después de la Segunda Guerra Mundial, Robert Schuman, ministro de Relaciones Exteriores de Francia, convocó a una conferencia en la cual propuso la reconstrucción del continente europeo mediante la cooperación económica entre Alemania y Francia, lo que dio paso a la seguridad y a la paz en Europa, mediante la Declaración Schuman de 1950; razón por la cual, desde 1985, cada 9 de mayo se conmemora el Día de Europa para celebrar los frutos de la solidaridad y de la paz de la Unión conformada —hasta el día de hoy— por 26 países de aquel continente.
La propuesta fue vista con beneplácito por otros países, por lo cual Italia y Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) se unieron a las rondas de negociación que culminaron el 18 de abril de 1951 con la firma del Tratado de París en el que se establece la Comunidad Europea del Carbón y el Acero. Los países fundadores —Alemania, Francia, Italia y Benelux—abrieron la brecha a un nuevo sistema de cooperación internacional al ceder soberanía en la producción del carbón y el acero. Lo anterior se logró mediante una autoridad supranacional conformada por cuatro instituciones, las cuales realizarían funciones específicas: una alta autoridad, una asamblea común, un tribunal de justicia y un cuerpo de ministros. Esta unión se logró gracias necesidad de crear instituciones sólidas para hacer de las guerras circunstancias materialmente inconcebibles, aunque no improbables.
En la actualidad existen varios países que han mostrado su interés por ingresar a la Unión; entre ellos: Albania, Bosnia-Herzegovina, Georgia, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Kosovo, Turquía y Ucrania. Muchos de ellos padecen inestabilidad social y política: ¿serán considerados candidatos potenciales ante la amenaza de la Federación Rusa a Europa? ¿Cambiarán los estatutos de ingreso? ¿Europa aceptará a los países que no tienen control sobre su soberanía? En caso de que la respuesta sea afirmativa, ¿se abrirá un nuevo frente en los Balcanes?
El vástago de los aliados
En 1949 se firmó el Tratado de Washington con el que nació la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Hoy más que nunca, la otan se encuentra en un punto en el que la europeización política del Este es más vigente que nunca. En ese contexto, la alianza sobreestimó el actuar del dirigente ruso Vladimir Putin y confió en que su intervención a favor de Ucrania duraría sólo un par de semanas. A dos años de ese acontecimiento, países considerados neutros: Finlandia y Suecia, solicitaron su ingreso a la otan al ver amenazada su soberanía.
Finlandia, por su parte, se convirtió en el trigesimoprimer miembro formal de la organización en el proceso de adhesión “más rápido de la historia moderna de la alianza militar”;1 mientras que Suecia2 tuvo que esperar el beneplácito del presidente turco Recep Tayyip Erdogan y sortear las tensiones diplomáticas ya que, según el gobierno turco, Suecia apoya a militantes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), así como a las Unidades de Protección Popular —brazo armado del PKK en Siria—, que Turquía considera como grupos terroristas. Sumando a que, a principios de 2023, el activista anteislámico danés Rasmus Paludan quemó el libro sagrado de los musulmanes (el Corán) frente a la embajada turca en Estocolmo, provocando la ira y el rechazo en contra del activista. Como consecuencia de ese acto, los manifestantes turcos optaron por quemar la bandera sueca frente al consulado de Suecia en Estambul.3
Sin embargo, los intereses transnacionales volvieron a imperar. El frente europeo se halla en su mejor momento para disipar la voluntad de quien se considera el nuevo zar del irredentismo ruso y de ese modo desactivar el avance de intereses geopolíticos rusos en la región. Con el ingreso de Suecia a la otan es conveniente cuestionar: ¿cuál será el siguiente paso de esta organización? Es de suma importancia mencionar que la decisión de Finlandia y Suecia al ingresar a la alianza no fue del agrado del presidente Putin, quien amenazó con ejercer represalias contra ellos y envió tropas a la frontera con Finlandia, advirtiendo que estaba preparado para una guerra nuclear. Por lo anterior, ¿cuáles son los beneficios de la política internacional en materia de desarme nuclear si persiste la amenaza y prevalece la idea de que el poder y la ambición marcan el porvenir de las relaciones diplomáticas? ¿Dónde quedó el compromiso de la Federación Rusa en relación con el uso de la energía nuclear para fines pacíficos? ¿El posicionamiento del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) está a la altura de este desorden mundial?
Las amenazas
La europeización política en Europa del Este continúa: Alemania envió a Lituania el primer despliegue permanente de tropas desde la Segunda Guerra Mundial. Además, en 2027 se tiene contemplado el envío de 5,000 soldados al “Corredor de Suwalki”, que conecta a Kaliningrado (territorio ruso) con Bielorrusia, considerado el talón de Aquiles de la otan debido a que está ubicado en el enclave del mar Báltico; limitando al norte y al este con Lituania y al sur con Polonia, ambos países miembros de la Unión Europea.
Los ecos del encuentro reverberan globalmente ya que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, recientemente manifestó que Europa debe prepararse para la guerra si quiere la paz, y no descartó el envío de tropas terrestres a Ucrania. Esa declaración fue acogida con beneplácito por algunos países europeos, pero fuertemente criticada por otros. Sin embargo, ¿tan limitado es el panorama diplomático que se insta a una escalada de las hostilidades con el fin de ocasionar un impasse y, acto seguido, la guerra? ¿Cuál es el afán de producir más muerte y destrucción en el Viejo Continente? ¿Por qué los gobiernos no son capaces —mediante negociaciones diplomáticas— de poner un límite a los intereses de Vladimir Putin? ¿Qué les hace pensar a los países miembros de la otan que sus afanes de conquista fructificarán, cuando desestimaron la ofensiva rusa y por eso ya se cumplieron dos años de conflicto? Es importante señalar que en las recientes elecciones presidenciales o locales (según sea el caso), el pueblo europeo ha optado por gobiernos populistas extrapolares en el que algunos buscan defender los derechos democráticos de Europa y otros tienden a cerrar filas en torno de Vladimir Putin.
Elecciones presidenciales
El pasado marzo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Rusia, en las que Vladimir Putin se consagró nuevamente como presidente, por quinta ocasión. Por ende, la ofensiva soviética para salvaguardar su seguridad nacional ante la amenaza de Occidente prevalecerá. Pero ¿cuál será el panorama si gana Donald Trump las próximas elecciones de noviembre en Estados Unidos? ¿Unirá filas con el presidente Putin y le dará la espalda a Europa? En caso de que el ganador sea el presidente Joe Biden, ¿éste continuará con el envío de armamento a Ucrania? De igual forma, ¿subsistirá la ayuda a Taiwán y a Israel?
Aunado a lo anterior, a finales de febrero del año en curso, Bielorrusia llevó a cabo elecciones locales en las que el presidente, Alexander Lukashenko, y simpatizante de su homólogo ruso, consolidó su poder y pretende postularse para su séptimo mandato. En el contexto geopolítico, Vladimir Putin acogió con beneplácito los resultados de esa elección y avaló el plan a futuro de esa nación. Además, a principios de abril tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Eslovaquia, donde el ganador de la contienda fue el prorruso Peter Pellegrini. No obstante, según el politólogo Petr Just, el recién electo presidente maneja un doble discurso mediante el cual, por una parte, se compromete a continuar con los ideales comunitarios europeos y, por otra parte, manifiesta su afán de salvaguardar los intereses de los eslovacos evitando participar en la guerra; pero sólo es cuestión de tiempo para que defina su verdadera posición: limitar la ayuda militar de la Unión Europea a Ucrania, o bien dar paso a la nueva corriente ideológica populista que se está extendiendo por todo el mundo, la cual tiende a distanciarse de los postulados de la paz internacional y a aproximarse a la confrontación bélica irracional.
El frente para 2027
¿Por qué la fecha límite para el ataque es 2027? Entonces, ¿Ucrania formará parte de la otan, tal, como recientemente declaró el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken? ¿Bajo qué ordenamiento jurídico se podría acoger a un país en guerra para después defenderlo en el marco de la otan? ¿Moldavia tendrá la misma suerte frente a la Unión Europea y la otan ante la amenaza rusa en el enclave Transnistria? ¿Cuántos países más solicitarán su ingreso a este organismo de manera unilateral? ¿Podrá Estados Unidos apoyar a dos frentes —uno en Europa y otro en Asia— ante la amenaza de la República Popular China de recuperar la isla de Taiwán? (En este contexto, tampoco hay que olvidar la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.) ¿Habrá más atentados terroristas, como el perpetrado en Moscú, con para incentivar el desorden mundial? ¡La frivolización de los conflictos, más el descrédito que generan los involucrados (medios de comunicación, opinión pública y líderes gubernamentales) sólo nos alejan de los principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas!
Comentarios finales
¡El rearme de Europa es un hecho! ¿Existe alguna relación de este hecho con los aires populistas de izquierda que imperan en la región y que buscan defender los valores democráticos europeos? ¿Se evitará el riesgo nuclear al postergar aún más la guerra en Ucrania? ¿Se abrirán otros frentes en los próximos meses? ¿Cuál será el siguiente paso del presidente Vladimir Putin?
Notas: