Ante los retos a los que se enfrenta México en lo relativo al tráfico ilícito del fentanilo, los vacíos legales que dificultan su combate y las implicaciones que esto tiene en materia de seguridad, los autores de este texto proponen una estrategia bilateral con Estados Unidos hacia 2040 para fortalecer los marcos legales, mejorar la tecnología de vigilancia y promover la colaboración internacional con perspectiva de derechos humanos.
El fentanilo como amenaza global y regional
El fentanilo es un opioide sintético de alta potencia, hasta 100 veces más fuerte que la morfina o la heroína y está disponible para uso médico en seres humanos. Sus efectos analgésicos y sedantes son altamente apreciados en el tratamiento del dolor agudo, así como en su uso generalizado como anestésico.
El abuso del fentanilo y sus análogos, así como su alto potencial adictivo, han emergido en los últimos años como un desafío clave en la agenda de seguridad transfronteriza entre México y Estados Unidos. En 2023 se asoció con 75 por ciento de las muertes por sobredosis en el país del norte. Es relevante señalar que los principales puntos en el tránsito internacional de esta droga son China, Estados Unidos y México.
Las ganancias ilícitas derivadas de este mercado son colosales. Según un informe de la Administración de Control de Drogas (dea), un kilogramo de fentanilo de alta pureza cuesta aproximadamente 5,000 dólares. Este kilogramo, al ser diluido y mezclado, puede generar de 16 a 24 kilos de droga para consumo, lo que se traduce en una ganancia de 1.9 millones de dólares. Incluso, algunas organizaciones criminales pueden utilizar un kilogramo de fentanilo para producir un millón de pastillas “falsificadas»”, con ganancias totales que alcanzan hasta 20 millones de dólares.
La producción, el tráfico y el consumo de fentanilo no sólo representan una amenaza para la salud pública, sino también constituyen un peligro directo para la estabilidad social, económica y política. Este fenómeno, vinculado al narcotráfico global, demuestra cómo las redes internacionales explotan las debilidades en los sistemas legales y de seguridad para consolidar sus operaciones. El fentanilo es una de las drogas más económicas del mercado, y el crimen organizado obtiene millones de dólares sólo con un kilogramo.
El narcotráfico, definido como el comercio de drogas ilegales y adictivas a gran escala, ha evolucionado a lo largo de los años hasta convertirse en una de las principales amenazas para la seguridad nacional, especialmente en países como México y Estados Unidos, donde su impacto ha sido significativo en los ámbitos social, económico y de salud pública.
Las organizaciones criminales aprovechan la alta demanda de drogas ilícitas, junto con la escasa presencia de oportunidades económicas y los vacíos legales, que han facilitado la expansión de sus operaciones. Actualmente, los gobiernos enfrentan el complejo reto de abordar esta crisis desde una perspectiva tanto de salud pública como de estabilidad y seguridad estatal.
América del Norte se encuentra particularmente afectada por la crisis de sobredosis por opioides. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (cdc) de Estados Unidos, las muertes por fentanilo comenzaron a aumentar en 2013 y alcanzaron más de 100,000, lo que ha llevado a algunos a calificarla como una pandemia.
Evolución del tráfico de fentanilo y su impacto en la seguridad transfronteriza
El tráfico de fentanilo ha aumentado significativamente en los últimos años; sin embargo, desde las décadas de 1970 y 1980 aparecieron en el mercado ilícito productos que contenían fentanilo y sus análogos (sufentanilo, alfentanilo, remifentanilo y carfentanilo), los cuales fueron conocidos por las sobredosis accidentales que provocaban. La fabricación clandestina de fentanilo y sus análogos ha crecido debido a la facilidad de producción en línea y a su bajo costo.
Según la dea, la crisis actual de fentanilo en Estados Unidos se debe principalmente a la fabricación ilícita y a la importación ilegal de precursores, ya que la síntesis de comprimidos no requiere conocimientos avanzados de laboratorio, lo que facilita la fabricación a pequeña escala por parte de organizaciones locales de tráfico de drogas de menor envergadura, mediante el empleo el Método Siegfried. Además, la fabricación carece de control y la droga puede ser vendida en las calles como heroína, junto con heroína o como medicamentos falsificados, sin que el consumidor sea consciente de ello.
Rutas de tráfico y puntos críticos en la frontera.
Las principales rutas de tráfico de drogas hacia Estados Unidos cruzan a través de México, con puntos estratégicos en la frontera entre ambos países. Las rutas de tráfico utilizan pasos oficiales en cruces fronterizos legales, como Tijuana-San Diego y Ciudad Juárez-El Paso, donde las organizaciones criminales ocultan la droga en vehículos, mercancías y personas. Las rutas no oficiales representan un mayor desafío para las autoridades, ya que generalmente pasan a través de áreas rurales y desérticas.
Según lo publicado por el Esfuerzo Nacional en el Combate al Narcotráfico y Actividades de Seguridad Pública, las principales entidades federativas de México donde se ha decomisado fentanilo son Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Jalisco, San Luis Potosí, Sinaloa y Sonora.
Estos decomisos revelan las posibles rutas de tráfico dentro de México y abarcan el Pacífico y la península de Baja California, así como otras que recorren el centro del país, todas con dirección hacia Estados Unidos.
En algunos casos, las organizaciones criminales recurren a métodos de contrabando complejos, como el uso de túneles, drones y vehículos adaptados para eludir la detección. A pesar de los esfuerzos por interceptar estas operaciones, los obstáculos incluyen la corrupción, las limitaciones tecnológicas y la falta de recursos humanos para inspeccionar cada vehículo que cruza la frontera.
Los esfuerzos se ven complicados por la naturaleza transnacional del problema, lo que requiere una respuesta coordinada a nivel interinstitucional y un marco regulatorio multilateral que permita una colaboración más eficaz entre naciones, además de inversiones sustanciales para combatirlo.
El marco legal y los desafíos regulatorios
La regulación del narcotráfico y del fentanilo enfrenta una serie de desafíos, entre los cuales destacan la necesidad de adaptar constantemente la legislación para enfrentar nuevas drogas y métodos de distribución. En Estados Unidos, la Controlled Substances Act clasifica el fentanilo y sus precursores como sustancias controladas, mientras que en México se han implementado reformas para criminalizar su producción y su tráfico. Sin embargo, aún no existen mecanismos efectivos para rastrear los precursores químicos y las diferencias normativas entre ambos países complican la cooperación.
Los marcos legales en México y Estados Unidos buscan limitar el tráfico de sustancias y sancionar a los involucrados en él. No obstante, la regulación presenta vacíos legales, además de que existen marcadas diferencias en los enfoques para la persecución y la sanción de delitos relacionados con el fentanilo, lo que dificulta la cooperación en casos transnacionales y ralentiza la extradición de criminales clave.
Cabe mencionar que el Esfuerzo Nacional es la estrategia del gobierno de México que opera en coordinación interinstitucional para integrar información de los resultados de las cooperaciones interinstitucionales encargadas de la seguridad en materia de producción de drogas en México. Está integrada por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina y la Fiscalía General de la República, entre otras (Salud-Conasama, 2024).
Para fortalecer el marco legal es necesario armonizar las legislaciones, establecer protocolos claros de colaboración y garantizar recursos suficientes para la capacitación de jueces y abogados en ambos países.
Oportunidades en la cooperación México-Estados Unidos hacia 2040
A pesar de los desafíos descritos, existen oportunidades de cooperación bilateral en la lucha contra el tráfico de fentanilo y sus análogos. La inteligencia entre agencias, como la dea y las fuerzas de seguridad mexicanas, ha demostrado resultados prometedores cuando se trabaja en conjunto para identificar laboratorios clandestinos y rutas de tráfico. Sin embargo, es fundamental expandir estas iniciativas y fortalecer los acuerdos bilaterales para permitir un combate más efectivo.
En prospectiva, se debe tener en cuenta la capacidad del crimen organizado para desarrollar nuevas sustancias y adaptar sus estrategias, lo que plantea un escenario complejo y desafiante. La aparición de nuevas sustancias psicoactivas, como el fentanilo, y la capacidad de los laboratorios clandestinos para desarrollar compuestos cada vez más potentes y peligrosos, representan una amenaza creciente para la salud pública.
La facilidad con la que estas sustancias se producen y se distribuyen, gracias al avance tecnológico y a la globalización, dificulta su control y su regulación. Es probable que surjan nuevas drogas con efectos impredecibles y mayor resistencia a los tratamientos, lo que exigirá una adaptación constante de las estrategias de combate, prevención y tratamiento. Además, la demanda del mercado, la falta de cooperación internacional y las políticas de drogas restrictivas son factores que contribuyen a la aparición de nuevas sustancias y a la complejidad del problema.
Por lo tanto, rumbo a 2040, el desarrollo de tecnologías como los sistemas de inteligencia artificial (IA) para el rastreo de sustancias y el análisis de patrones de tráfico será fundamental. Asimismo, podría establecerse una plataforma regional para el intercambio en tiempo real, que ayude a detectar nuevas rutas y métodos de contrabando. Si bien se requiere una inversión considerable y constante en programas sociales para abordar las causas profundas del narcotráfico, es esencial combatir la pobreza y la falta de oportunidades en comunidades vulnerables en ambos países.
Tabla 1. Análisis prospectivo del tráfico de fentanilo hacia 2040
Escenario | Descripción | Impacto | Estrategias necesarias |
---|---|---|---|
Tendencial | Las tendencias actuales continúan sin cambios significativos. La producción, el tráfico y el consumo de fentanilo persisten con aumento paulatino en sobredosis, actividades delictivas y deterioro social. | • Incremento gradual de sobredosis y muertes. • Persistencia de redes criminales • Corrosión institucional | • Fortalecer marcos regulatorios • Mejorar tecnología de vigilancia • Invertir en programas sociales preventivos • Coordinación bilateral constante |
Catastrófico | Las redes criminales perfeccionan técnicas de tráfico, las sobredosis aumentan exponencialmente y los esfuerzos de seguridad se estancan por corrupción y limitaciones. Las diferencias legales entre México y Estados Unidos agravan la crisis. | • Colapso en comunidades vulnerables • Escalada de violencia • Deterioro de las relaciones bilaterales | • Aumentar inversiones en educación y economía en comunidades afectadas • Reformar instituciones para reducir la corrupción • Crear un organismo transnacional de combate al fentanilo |
Futurible | Implementación de tecnología avanzada (ia, drones y análisis predictivo) y cooperación internacional efectiva, así como reducción de sobredosis gracias a políticas integrales de prevención, detección temprana y combate directo al narcotráfico. | • Disminución significativa de tráfico y consumo • Mejor calidad de vida en comunidades vulnerables | • Inversiones tecnológicas significativas • Establecer acuerdos bilaterales sólidos • Combinar políticas de seguridad con desarrollo económico y social • Respeto a los derechos humanos |
Fuente: elaboración propia.
La tabla 1 presenta tres posibles escenarios sobre el tráfico de fentanilo hacia 2040:
Escenario tendencial. Muestra lo que ocurriría si las tendencias actuales continúan, con un aumento gradual en las sobredosis, la actividad criminal y el deterioro institucional. En este escenario es indispensable mejorar las leyes, la tecnología y la prevención social para evitar mayores daños.
Escenario catastrófico. Describe un futuro en el que las redes criminales perfeccionan sus métodos, la corrupción persiste y las muertes por sobredosis aumentan drásticamente. Este escenario destaca la necesidad urgente de reformar instituciones, invertir en comunidades vulnerables y fortalecer la cooperación internacional.
Escenario futurible. Representa el mejor resultado posible, en el que avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, y una cooperación efectiva entre México y Estados Unidos, logran reducir el tráfico, el consumo y las muertes. Este escenario requiere inversión en tecnología, desarrollo social y respeto a los derechos humanos para construir una estrategia sostenible y efectiva.
Implicaciones éticas y de derechos humanos
El combate al tráfico de fentanilo plantea dilemas éticos y de derechos humanos, ya que en muchas ocasiones se vulneran las garantías individuales en los esfuerzos de seguridad. Las políticas de seguridad deben equilibrar la necesidad de proteger a la sociedad con el respeto a los derechos humanos, evitando prácticas que puedan exacerbar la violencia o afectar desproporcionadamente a las comunidades vulnerables.
El enfoque de derechos humanos es esencial para garantizar que las estrategias de combate no perpetúen ciclos de violencia, y para asegurar una respuesta sostenible y efectiva del problema, contribuyendo a una solución más equilibrada y duradera.
Conclusión: hacia una estrategia binacional efectiva y sostenible
Como se mencionó, se requiere una respuesta coordinada y multidimensional entre México y Estados Unidos. En este sentido, las estrategias hacia 2040 deben centrarse en fortalecer los marcos legales, mejorar la tecnología de vigilancia y promover la colaboración internacional.
Igualmente, es necesario abordar las carencias sociales y económicas que alimentan este problema mediante políticas que reduzcan la desigualdad y ofrezcan alternativas en las comunidades más vulnerables de ambos países. En el ámbito legal, se debe adaptar la legislación e interpretar el marco jurídico en un contexto globalizado.
Finalmente, el tráfico ilegal no sólo de fentanilo, sino también de otras drogas ilícitas, seguirá siendo un desafío para la seguridad nacional y el sistema judicial. No obstante, con una estrategia adaptativa y un marco legal robusto, es posible contener y mitigar sus efectos en la sociedad, construyendo una seguridad transfronteriza más sólida y equitativa.
Referencias
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——— (dea) (s. f.), The Controlled Substances Act, en https://www.dea.gov/drug-information/csa.
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