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Franquicias, modelo clave para la reactivación económica

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La reactivación económica en nuestro país tendrá que venir de la mano del consumo interno, para lo cual se requieren productos y servicios de calidad. En ese sentido, las franquicias suelen tener una mejor estructura de costos, logística, operación y mercadotecnia que otro tipo de negocios, lo cual se traduce en beneficios y ventajas para el consumidor general.


Las franquicias, como modelo de negocio, incursionaron en nuestro país a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990 y definitivamente llegaron para quedarse. Hoy, con más de 1,000 marcas en el mercado, de las cuales 85 por ciento son nacionales, alrededor de 90,000 puntos de venta y 900,000 empleos directos, México está entre los cinco países con mayor desarrollo del sector a nivel mundial.

Políticas públicas y regulación han sido factores determinantes para este desarrollo. Las franquicias aparecieron por primera vez en nuestra regulación en el reglamento de la Ley sobre Transferencia de Tecnología, Licencias de Uso y Explotación de Patentes y Marcas (1989), abrogado por la Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Industrial (1991), que incluyó la figura de la franquicia, cuyo nombre cambió a Ley de la Propiedad Industrial (1994), adicionándose un nuevo articulado en 2006; ley que fue sustituida recientemente (2020) por la actual Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, que mantuvo íntegro el articulado que se refiere a las franquicias.

Desde el punto de vista financiero, patrimonial e incluso social, es conveniente crecer, invertir o diversificarse por medio del modelo de las franquicias.

De acuerdo con la ley vigente, se establece en el artículo 245 que existirá franquicia cuando con la licencia de uso de una marca, otorgada por escrito, se transmitan conocimientos técnicos o se proporcione asistencia técnica para que la persona a quien se le concede pueda producir o vender bienes o prestar servicios de manera uniforme y con los métodos operativos, comerciales y administrativos establecidos por el titular de la marca, tendientes a mantener la calidad, el prestigio y la imagen de los productos o servicios a los que ésta distingue.

Sin embargo, desde un punto empresarial, entendiendo la franquicia como el modelo que permite y facilita el crecimiento, la réplica y la expansión de un negocio diferenciado, atractivo, rentable y probado; potencializa la marca, la logística, la estructura, la experiencia y el conocimiento de quien la otorga (el franquiciante); aplica el capital financiero, material, intelectual, físico y/o relacional de quien la adquiere (el franquiciatario); crea interrelaciones a partir de transferencia de tecnología y asistencia técnica, estableciendo derechos y compromisos para las partes, quienes conservan su autonomía empresarial, y tiene por objeto minimizar riesgos, optimizar recursos, maximizar beneficios y generar riqueza e impacto social.

Parte de la vocación natural de las franquicias es la innovación, pues cualquier negocio ha de ser dinámico si quiere mantenerse competitivo y vigente; sin embargo, es claro cómo las distintas revoluciones industriales han influido en su desarrollo y popularidad. Las franquicias surgieron de la mano de la segunda gran Revolución industrial a finales del siglo XIX; aparecieron marcas de estaciones de servicio, automóviles y embotelladoras de refresco, y más adelante Howard Johnson, y un poco más tarde McDonalds, nacen como marcas emblemáticas. No obstante, no fue sino hasta la tercera gran Revolución industrial referida a sistematización, automatización y tecnologías de la información y la comunicación, a finales de la década de 1960, cuando el modelo se populariza y se expande a nivel mundial. Hoy que transitamos por la cuarta gran Revolución Industrial —esto es, por la transformación digital—, sumado a la pandemia se presenta un nuevo reto para el sector de las franquicias, que han tenido que adaptarse, actualizar sus modelos de negocios, entender a las nuevas generaciones de consumidores y de inversionistas y forzosamente adoptar tecnologías novedosas.

Si bien la pandemia ha producido fuertes afectaciones al mundo, en el sector empresarial podemos rescatar algunos aspectos, pues la crisis sanitaria aceleró los procesos de digitalización de las organizaciones, impulsó la creatividad y la innovación de los empresarios, fortaleció algunos modelos de negocios y facilitó el surgimiento de nuevos conceptos, rentables, atractivos y de un gran potencial de crecimiento.

Se calcula que aproximadamente 20% de las unidades económicas del país cerraron durante la pandemia, mientras que, hablando de puntos de venta en franquicias, lo hicieron menos de 4%.

En cuanto a marcas franquiciantes no identificamos ninguna que haya cerrado de manera permanente. Incluso, datos de antes de la pandemia confirman que nuevos negocios tienen un nivel de mortandad de cerca de 80 por ciento a los dos años, mientras que más de 85 por ciento de las franquicias sobreviven más de cinco años.

De hecho, las franquicias son naturalmente generadores de micro, pequeñas y medianas empresas viables y fortalecidas y tienen un alto impacto social, ya que también generan empleos estables, bien capacitados y dignamente remunerados; asimismo, permiten la competencia justa entre estas pequeñas y medianas empresas y los grandes corporativos, gracias a la implementación de sinergias, economías de escala y alianzas con proveedores, además de que generan riqueza y bienestar.

En el mercado existen franquicias que se adecuan prácticamente a todos los perfiles, y aunque hay una falsa percepción de que son muy caras o inalcanzables, en realidad hay opciones de baja inversión, que van desde 100,000 hasta un millón de pesos, así como opciones de cientos de miles de dólares. El promedio en México es de 3.5 millones de pesos.

En cuanto a giros, mucha gente piensa automáticamente en comida rápida; sin embargo, también hay franquicias exitosas de retail; de cuidado personal, salud y belleza; turísticas y automotrices; de servicios profesionales; de mascotas y entretenimiento; de educación, capacitación y formación; de moda, textiles y accesorios… Hoy es posible encontrar franquicias prácticamente en cualquier giro mercantil.

Es evidente que la reactivación económica de nuestro país tendrá que venir de la mano del consumo interno, del flujo y del circulante, para lo cual se requieren productos y servicios que ofrezcan una garantía de marca y calidad.

Las franquicias suelen tener una mejor estructura de costos, de logística, de operación y de mercadotecnia que otro tipo de negocios, lo cual se traduce en beneficios y ventajas para el consumidor general. Por otro lado, durante esta reactivación económica se requiere una mayor generación de empleos y, por supuesto, de empresas que operen en el marco de la formalidad, lo cual es otra de las características de las franquicias.

Finalmente, hay que autoevaluar nuestro perfil, nuestros gustos nuestros intereses y nuestra capacidad de inversión; contrastar opciones, analizar temas operativos, jurídicos y financieros, y, lo más importante, pasar de la intención a la acción; esto es, tomar decisiones. Finalmente, cabe señalar que éste es un buen momento para invertir y en el mercado hay muchas oportunidades interesantes.

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