El sólido arte musical de Eugenio Toussaint siempre ha sido un testimonio de emociones y creatividad. Con el álbum titulado Gauguin Toussaint nos invita a un viaje sonoro tan evocador como la obra del propio pintor postimpresionista que le da nombre al disco.
Desde los primeros acordes queda claro que Gauguin es un trabajo que emana una fusión única de géneros musicales. La elegancia del jazz contemporáneo se entrelaza con matices clásicos y pinceladas de influencias étnicas. La habilidad de Toussaint para orquestar magistralmente esta amalgama de sonidos es evidente desde la primera pieza hasta la última. Integrado por tres composiciones de la autoría de Eugenio en el año 2000, a través del sello Urtext Digital Classic, el fonograma cuenta con piezas seleccionadas e interpretadas de manera excepcional por un grupo de músicos amigos del compositor, consolidándose con todo lo necesario para perdurar en nuestra memoria. Las grabaciones se llevaron a cabo en la Sala Nezahualcóyotl, ubicada en el Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México. El material musical denota una excelencia sonora, no sólo en términos de interpretación, sino también de grabación y producción, a cargo del propio Toussaint.
La variedad de colores recreados en el concierto para guitarra y orquesta, interpretado por Jaime Márquez y la desaparecida Camerata de las Américas, dirigida por Jesús Medina, nos da una idea de la capacidad del compositor como músico en el sentido amplio de esta profesión. A esta propuesta le sigue una pieza que lleva por título Gauguin, donde las texturas de dos instrumentos, como el arpa a cargo de Mercedes Gómez y el oboe a cargo de Roberto Kolb, se fusionan con el sonido de la orquesta. En esta pieza podemos sentir los puentes de conexión entre la obra pictórica del pintor francés y la obra musical de un gran artista mexicano, que no sólo logró un espacio en la llamada música contemporánea de nuestro país, sino que también abarcó una admirable maestría en el arte de la improvisación. La audición de este material culmina con la pieza Bouillabaisse para piano y orquesta, interpretada por el mexicano Alberto Cruzprieto. La obra irrumpe con un solo de trompeta incontenible, donde los instrumentos de viento y las escalas melódicas intrincadas a lo largo del movimiento se unen en una danza musical de compleja textura para la orquesta y el pianista.
Uno de los notables logros de Gauguin es la manera en que Toussaint consigue recrear un sentido narrativo a través de la música. Cada pieza parece contar su propia historia, invitando al oyente a sumergirse en una experiencia que va más allá de lo auditivo. La exploración de contrastes y la búsqueda de la belleza en lo inusual son temas recurrentes que se entrelazan hábilmente con la música de Toussaint. El resultado es una sinfonía que evoca imágenes de paisajes exóticos y emociones intensas, al igual que las obras de arte de Gauguin. Gauguin eleva el legado artístico de Eugenio Toussaint a nuevas alturas. Con una combinación magistral de géneros y de narrativa musical, el álbum transmite una experiencia auditiva que se siente tan vívida y dinámica como una obra maestra en lienzo. Los admiradores de la música ecléctica y emotiva encontrarán en este disco una obra que merece ser apreciada una y otra vez y, sobre todo, nunca olvidada.