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Héctor Fix-Zamudio

Héctor Fix Zamudio

(1924-2021)

Hay presencias luminosas en el paisaje sombrío. Mencionaré una: Héctor Fix-Zamudio, el jurista mexicano más notable del último medio siglo. Falleció hace unos días, serenamente. Y llevó consigo el afecto, el respeto y la gratitud de una legión de alumnos, colegas, seguidores, admiradores de su obra.

Me refiero a él más allá de una amistad de toda la vida; lo menciono en mérito de quien ha honrado a México dentro y fuera de nuestras fronteras. 

Con Héctor Fix-Zamudio se abrió una etapa fecunda en el estudio del derecho constitucional y su herramienta más notable: el juicio de amparo. Antes hubo eminentes que labraron el progreso de estas disciplinas. Pero Héctor Fix-Zamudio les dio un aire de modernidad que merece reconocimiento. Con él se forjó una escuela de juristas en la que figuran muchos de los investigadores y catedráticos más notables de nuestra hora. Lo hizo aquí y en otros países, donde se le conoce y respeta. 

Permítame el lector una licencia movida por la nostalgia. Conocí a don Héctor hace más de sesenta años, a la vera de un maestro común, migrante generoso, Niceto Alcalá-Zamora y Castillo. Héctor descolló al lado del maestro. Andando el tiempo, Héctor Fix-Zamudio tendría millares de discípulos. Uno de ellos fue su hijo Héctor Fix-Fierro, que también figura en el panteón de los juristas mexicanos.

Héctor Fix-Zamudio conocía la justicia federal, a la que sirvió con integridad y talento. Luego se entregó a la docencia y a la investigación. Declinó invitaciones para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia. Me consta, porque fui conducto para una de ellas. Su vocación académica era inquebrantable, para bien de la ciencia jurídica y de nuestra casa común, la Universidad Nacional Autónoma de México.

Héctor Fix-Zamudio fue director-renovador del Instituto de Investigaciones Jurídicas. Como integrante de la Subcomisión de Naciones Unidas de Prevención de la Discriminación y Protección de las Minorías, se distinguió en la tutela de los derechos humanos. Tiempo después sería juez de la Corte Interamericana, a lo largo de doce años. La presidió con inmenso acierto y prestigio. Recuerdo el homenaje que se le hizo en la sala magna de la Organización de los Estados Americanos. Un homenaje entre decenas que le rindieron universidades, tribunales, sociedades de abogados, organismos de la sociedad civil. Recibió la medalla Belisario Domínguez, fue miembro de El Colegio Nacional y contó con numerosos doctorados honoris causa. Y mucho más.

En medio de tantos lauros, hay algo que quiero destacar en mi ilustre amigo. Fue un protagonista en la historia reciente del derecho en México. Inspiró normas renovadoras. Alentó el desarrollo de instituciones fundamentales para la libertad, la justicia y la democracia. Ilustró en la cátedra a millares de alumnos ávidos de recibir su enseñanza. Provisto de tantos méritos, jamás incurrió en vanagloria o altisonancia. Fue afable y generoso en el trato a sus colegas y discípulos. No incurrió en el impulso protagónico de quien busca el abrigo de las candilejas. Ni lo procuró, ni lo necesitó. En cambio, ejerció la bonhomía, la sencillez, la discreción genuina. ¿Son signos de la auténtica grandeza?

El legado de su magisterio, un patrimonio intelectual y moral formado con desvelo, es lo que don Héctor ha dejado a los juristas de México. Hoy que padecemos tantas dolencias materiales y morales, y observamos ejemplos deplorables de frivolidad y bajeza, también hay espacio y voluntad para exaltar a personajes de gran prestancia como Héctor Fix-Zamudio. En verdad contamos con presencias luminosas en el paisaje sombrío.

Los momentos de su vida…

1924. Nace Héctor Fix-Zamudio en México, Distrito Federal.

1942-1949. Licenciatura en derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

1945. Ingreso al Poder Judicial de la Federación.

1956. Examen profesional con mención honorífica.

1958-1964. Secretario de Estudio y Cuenta adscrito al Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

1962. Miembro de la Academia de la Investigación Científica (actualmente Academia Mexicana de Ciencias).

1964. Investigador de tiempo completo del Instituto de Derecho Comparado de la UNAM (actualmente Instituto de Investigaciones Jurídicas).

1964. Miembro del Istituto di Diritto Agrario Internazionale e Comparato.

1964-1965. Estudios de posgrado en la Facultad de Derecho de la UNAM.

1965. Miembro honorario del Instituto Español de Derecho Procesal.

1966-1978. Director del Instituto de Derecho Comparado de la UNAM.

1970. Socio numerario del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal.

1972. Examen de doctorado con mención magna cum laude.

1974. Miembro de El Colegio Nacional.

1977. Miembro correspondiente de la Academia Brasileira de Ciencias Jurídicas.

1981-1988. Miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM.

1982. Premio Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía.

1984. Investigador nacional nivel III.

1986. Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

1986. Premio internacional de la UNESCO a la enseñanza de los derechos humanos.

1988. Miembro de la Subcomisión para la Prevención de Discriminaciones y la Protección de Minorías de la ONU.

1994. Miembro titular de la Academia Internacional de Derecho Comparado.

1994. Premio Nacional de Jurisprudencia de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados.

1996. Investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores.

2002. Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República.

2003. Presidente honorario del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional.

2006. Miembro correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas de Argentina.

21 libros publicados.
+350 artículos y capítulos de libros.
Temas estudiados: derecho procesal, constitucional, internacional de los derechos humanos, procesal constitucional, administrativo y comparado.

* Artículo publicado el 30 de enero de 2021 en El Universal con el título “Una presencia luminosa”. Se reproduce con autorización de su autor.

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