Incitador y mediador: el papel de Estados Unidos en la guerra Rusia vs. Ucrania

Diana Ascención examina el papel de EE. UU. en la guerra Rusia-Ucrania, revelando su intervención económica, política y estratégica.


Las guerras son conflictos que parten desde la defensa de los países por sus intereses, la salvaguarda de sus connacionales y un mejor vivir; para llegar a ese punto de no retorno, los mandatarios debieron agotar todos los medios civilizados; sin embargo, la manipulación de asesores también puede jugar en esta toma de decisiones, si no fuera así, Estados Unidos no hubiera financiado una guerra que no solo no le correspondía, sino que su intervención partiría desde el bienestar para los ucranianos y no de sus intereses, pero ¿por qué fungir como promotor y financiador de una guerra? ¿dónde está el génesis? Pareciera que el conflicto devino de un intento vacío de Rusia por evitar que la OTAN y Estados Unidos lo tengan en la mira; sin embargo, esta idea es uno de los tantos puntos que tiene para sentir recelo del intento de Ucrania por entrar a dicha organización; esta intención de Ucrania por institucionalizarse con otros Estados represento un acto absoluto de revolución y rebeldía.

Para entender lo anterior, hay que recordar a la nunca olvidada URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), la cual nació como una república dirigida por los bolcheviques, misma que tenía como “hermanos menores” a países tales como Ucrania, Polonia o Alemania, ello porque eran descendientes directos del imperio ruso ya disuelto.

Al tiempo, los bolcheviques recuperaron algunos territorios pertenecientes a estos y otros países, todo en pro de unificar y recuperar sus extensiones y fuerzas; no duro mucho, pues para finales de la segunda guerra mundial, la disolución de la URSS permitió que aquellos Estados, de manera inmediata, pidieran a la comunidad internacional su validación y reconocimiento como estados independientes.

Hablando en términos familiares, estos hermanos menores rebeldes y recién independientes desarrollaron su propia identidad, lengua, cultura, tradiciones e idiosincrasia; Rusia, siendo el primer país socialista, dejo sus rastros en aquellas naciones, por lo que no era raro ver a una fracción poblacional identificándose con los rusos y saber más que un poco de su modo de vida.

Pese a lo fácil que se lee, es menester recalcar que en estos conflictos no solo hubo muertos, sino desplazados; cualquier conflicto bélico no solo derrama sangre, sino que despoja a los nacionales de sus proyectos de vida, y esto no es estadística, sino una realidad inevitable, de ahí que alrededor de Europa exista una mezcolanza no solo de ancestrías, sino de ideologías.

Ahora bien, este choque constante de ideas y valores entre aquellos que eran pro-ancestros (URSS) y defensores contemporáneos del Estado (ya independiente), desemboco en conflictos civiles internos, mismos que, a nivel internacional, no se visibilizaron a la escala que merecían; tan solo en 2014, es decir, más de 50 años después, se dio el primer gran golpe, el cual fue la adopción de Crimea a Rusia, lo que resultó en una demostración de fuerza del país socialista sobre cualquier otro de Europa.

Todos los entremedios resultantes, como el exilio del presidente ucraniano en turno a raíz de los varios y múltiples conflictos, son relevantes, pero solo se necesita lo medular para entender el principio de la guerra Ucrania-Rusia contemporánea.

Retomando la incorporación de Crimea a Rusia, Ucrania decidió no reconocerla, por lo que además de presentarse una desestabilización territorial, también simbolizó un cambio sociopolítico; la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte como un mediador resultó en una fuerza que le otorgaría seguridad a Ucrania, lo cual fue algo que ésta agradeció.

Esa gratitud desemboco en la intención de ser parte de la OTAN de manera permanente.

Unificando el contexto, es entendible la molestia de Rusia toda vez que ellos nunca han aceptado de forma subjetiva la independencia de Ucrania, igualmente, la entrada de esta nación a la OTAN solo les dificulta sus planes próximos de volver a recuperarlos (o invadirlos), pues queda claro que su relación conflictiva es cíclica; Ucrania conoce de primera mano esta situación, por ello, el haber hecho publicas sus intenciones, tenía de forma sutil la inscripción “no vamos a doblegarnos”.

Ahora bien, Ucrania puede querer encontrar su lugar dentro de la OTAN y la UE, pero la intención no es suficiente, y lo que no es socialista es capitalista; el dinero juega un papel importante dentro de cualquier conflicto, pues hace la diferencia entre una mejor defensa, un mejor armamento o una conveniente mediación; esa liquidez no es algo de lo que Ucrania gozará, por ello la intervención de Estados Unidos fue más que simbólica.

Estados Unidos, principal promotor y creador del modelo capitalista, siempre ha tenido un gusto por demostrar porque lleva el título de “potencia mundial”; esta situación de tensión entre Rusia y Ucrania le vino como anillo al dedo, pues le permitió darle a Ucrania la solvencia para que hiciera frente a su adversario; sin embargo, no todo es dinero, a veces también se necesita un poco de suerte, o, en su caso, experiencia propia y única para ganar una guerra o, de manera sorpresiva, afianzar las relaciones entre países.

A partir de 2022, comenzó la guerra entre Ucrania y Rusia, y pese a las altas y bajas que el conflicto trajo consigo, no fue sorpresa saber que este superaba con creces al ejercito ucraniano, inclusive si E.U los financiaba; si bien Biden se mantuvo al margen, la llegada de Trump no solo azoto sin piedad a Latinoamérica, sino que puso un alto a la guerra, pero no de una forma idílica, sino más bien de manera imperativa, donde no se trato de justicia sino de fuerza.

A finales de febrero de este año, se realizó una reunión entre altos mandos de Estados Unidos y Rusia, platica de más de cuatro horas donde se decidió otorgar algunas concesiones mineras a Rusia, a fin de demostrarle que Ucrania tiene la intención de poner fin a la guerra, el problema viene cuando pensamos en Ucrania, pues más pronto que tarde Zelensky, actual presidente de Ucrania, se pronunció dejando en claro que no había sido invitado a tales conversaciones llevadas a cabo en Arabia Saudita, que tal y como los demás, también se entero a través de los medios de comunicación.

Poco despues, en esa misma semana y tras los titulares que dejaban en claro que las conversaciones fueron un éxito; Trump y Zelensky por fin se vieron, pero esta visita no fue pacifica, sino que Trump dejo en claro que Ucrania no tenía voz ni voto en estas negociaciones, perpetuando el refrán de “quien paga manda”, pues en dicha conversación con el representante ucraniano le dio el ultimátum de aceptar y ratificar las concesiones mineras con Rusia o atenerse a una inevitable tercera guerra mundial, la cual sería desembocada por la necedad y falta de juicio de Zelensky, quien sostuvo que no debían otorgarse concesiones a un asesino, que no sería otro que Putin.

En este acuerdo de minerales, Ucrania contribuiría con un 50% de todos los ingresos de la futura monetización de todos los activos de recursos naturales relevantes; dicho de otra forma, pagaría porque lo dejen en paz.

Criticado, Donald Trump dejó en claro que no buscaba ventajas sino paz para ambas naciones, aunque queda más que claro que utilizó como puente a Ucrania para asegurar durante su mandato las relaciones comerciales internacionales con Rusia, dejando de lado las promesas de libertad y seguridad que Biden vendió a Zelensky. La verdadera sorpresa es pensar en cómo una situación entre dos países se convirtió en el escenario perfecto para que un tercero brillará.

Estados Unidos es un estratega natural, no por nada presume el número de guerras ganadas en su bandera, pero el utilizar una causa fundada en revolución y esperanza, ha dejado a la comunidad internacional impresionada; no solo se trata de frialdad, ausencia de empatía y total humillación, sino un precedente de lo que el mandatario estadounidense trae consigo para todo el globo terráqueo; volvió a visibilizar el poderío que su palabra tiene, y que su papel como mediador es más bien una inquisición social y económica diluida a fin de mantener su política expansionista en favor de la capitalización y globalización, inclusive si los daños colaterales son comunidades enteras.

Refrencias

Faraldo, M. (2024, February 24). ¿Qué originó la guerra entre Rusia y Ucrania? El conflicto explicado de una manera sencilla. National Geographic España; National Geographic. https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/guerra-entre-rusia-y-ucrania-conflicto-explicado-manera-sencilla_17909#google_vignette

https://www.bbcnews. (2025, February 18). “Es el primer paso de un largo y difícil camino”: EE.UU. y Rusia acuerdan trabajar juntos para poner fin a la guerra en Ucrania – BBC News Mundo. Retrieved March 1, 2025, from BBC News Mundo website: https://www.bbc.com/mundo/articles/c15qg91gy8wo

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