Si queremos profundizar en el razonamiento de las sentencias de las ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es fundamental conocer los perfiles y la formación de las personas que conforman sus ponencias. El equipo de la Ministra Margarita Ríos Farjat está compuesto por jóvenes abogadas y abogados que aportan una diversidad de perspectivas, a partir de sus experiencias profesionales. En colaboración con Upstanders: The podcast, Irlanda Ávalos y Ramón López describen sus experiencias y los valores que rigen su labor de impartición de justicia en el tribunal constitucional mexicano.
Irlanda Denisse Ávalos Núñez es licenciada en derecho por la Universidad Latina de América. Cuenta con una maestría en derecho procesal constitucional en la Universidad Panamericana. Fue Directora de Derechos Humanos en la Asesoría Jurídica Federal de la CEAV y se ha desempeñado en la labor jurisdiccional en la SCJN en distintos cargos. Actualmente, es Secretaria de Estudio y Cuenta en la ponencia de la Ministra Ana Margarita Ríos Farjat.
Ramón Eduardo López Saldaña es licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de Nayarit y maestro en Derechos Humanos y Garantías por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Con más de 10 años de experiencia en el Poder Judicial de la Federación, es co-autor del libro Problemáticas entre el juicio de amparo y el sistema penal acusatorio. Actualmente, es Secretario de estudio y Cuenta en la ponencia de la Ministra Ana Margarita Ríos Farjat.
¿Cómo nació su vocación por el Derecho y la impartición de justicia?
Irlanda: Mi convicción por estudiar Derecho nació desde que era muy pequeña. Tengo la fortuna de que mi mamá y mi papá son abogados y estoy acostumbrada a escuchar conversaciones alrededor del Derecho en comidas o reuniones familiares. Mi papá siempre me preguntaba qué pensaba o cuál era mi opinión al respecto y esto me parece interesante, pues refleja el reconocimiento de que las infancias pueden dar opiniones válidas y valiosas. De alguna manera, siento que esto me permitió desarrollar seguridad al exponer mis ideas.
Tuve la libertad de estudiar lo que yo quisiera, pero mi papá tenía una convicción particular por los derechos humanos y yo la he adoptado. Por otro lado, no recuerdo haber tenido un acercamiento al poder judicial, hasta que participé en un evento estudiantil en la Casa de la Cultura Jurídica. En ella, participan estudiantes universitarios de distintas facultades e invitan a Secretarias de Estudio y Cuenta o a magistradas para que participen, simulando ser presidentas del Pleno y el objetivo es estudiar un caso y presentar una postura como si fueras Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En ese momento, me pareció muy interesante y me permitió tener claridad sobre mi vocación profesional. Incluso, me parece que estos eventos se siguen realizando y estoy convencida de que es una gran experiencia para que las juventudes conozcan sobre la labor que realiza la SCJN.
Ramón: Mi familia también pertenece al gremio jurídico. Por un lado, mi papá es abogado litigante en Nayarit. Por otro lado, mi mamá no es abogada, pero sus hermanas sí lo son y siempre han trabajado en el Poder Judicial de la Federación. Uno de mis recuerdos favoritos de la niñez es acompañar a mi papá a su despacho y a los juzgados para revisar expedientes, pero también recuerdo que mis tías siempre estaban estudiando expedientes los fines de semana. Por ejemplo, tengo una imagen muy presente de mi tía estudiando un expediente hasta muy tarde en casa de mi abuela y recuerdo sentir mucha curiosidad por saber qué era aquello que la mantenía tan ocupada, parecía ser algo muy importante. Conforme pasó el tiempo, empecé a entender que lo que hacían era brindar soluciones a un problema específico y, a partir de ahí, me sentí más inclinado por desarrollarme profesionalmente en el ámbito judicial.
¿Cómo surgió la oportunidad de formar parte de la ponencia de la Ministra Ríos Farjat?
Ramón: Yo trabajaba en un Tribunal Colegiado Penal con el Magistrado Ricardo Paredes y una compañera que había sido anteriormente mi jefa en el Tribunal Electoral me pidió mi curriculum y se lo entregó a la ministra. Sinceramente, creí que no pasaría nada porque en mi estructura mental la SCJN parecía un lugar lejano e inalcanzable. Escuchaba a personas decir que era muy difícil entrar a trabajar ahí y que únicamente podías ingresar si eras recomendado por magistrados o personas cercanas a los ministros, pero a los 15 días me invitaron a tener una entrevista con ella. Fue una charla de 40 minutos en la que platicamos sobre muchas cosas. Por supuesto, hablamos sobre mi trabajo y los temas en los que me desarrollaba, pero después empezamos a conversar sobre novelas clásicas y sobre política. Es una entrevista que recuerdo con cariño porque me pareció fascinante el hecho de que una ministra tuviera tanta apertura.
Una semana después, me llamaron para invitarme a trabajar en su ponencia y no lo podía creer. Recuerdo muy bien que ella me dijo que íbamos a trabajar mucho y que íbamos a trabajar duro. Yo me sentía preparado porque tenía experiencia de trabajo en otros tribunales y conocía la carga de trabajo que implica la impartición de justicia en nuestro país. La ministra fue muy clara con las expectativas que tenía de mí y debo reconocer que ella me contrato sin conocerme y sin ninguna recomendación. Es decir, ella creyó más en mí de lo que yo creía de mí mismo.
Irlanda: Había tenido un acercamiento previo con la SCJN porque trabajé en la ponencia de otro ministro y estuve ahí aproximadamente 5 años, pero después sentí una necesidad por tener mayor acercamiento con la gente. Por supuesto, el trabajo de la SCJN es muy valioso, pero a veces permanece en la argumentación de cosas más abstractas y sentí la inquietud de conocer cómo se implementa el Derecho en la vida de las personas. Esta inquietud me llevó a trabajar en la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, donde tuve la oportunidad de conocer de primera mano el sufrimiento de las personas e intentar ayudarles a retomar sus proyectos de vida. Un día me llamaron de la oficina de la ministra para invitarme a una entrevista y tiempo después supe que el ministro con el que había trabajado le había compartido mi curriculum. Sinceramente, me sentía muy nerviosa e intimidada, pero después me sentí tranquila porque la ministra es una persona muy amable y sencilla. Me preguntó de manera directa que era la justicia para mi y, a lo largo de la conversación, descubrí que compartimos la visión de poner en el centro a las personas y analizar sus casos con sensibilidad y mucha responsabilidad. Fue satisfactorio saber que una ministra pensaba así y que me contratara como Secretaria Auxiliar.
¿Consideran que es necesario tener experiencia profesional en el poder judicial para poder trabajar en la SCJN?
Ramón: No creo que sea necesaria una experiencia anterior propiamente jurisdiccional porque nuestro tribunal constitucional se enriquece a partir de la diversidad de perspectivas y maneras de entender el Derecho. Por supuesto, es importante la visión jurisdiccional y las personas que tenemos una carrera judicial a veces podemos ser orgullosas y decir que tener esta experiencia es lo más importante, pero también estoy convencido de que es muy valioso tener una carrera académica o de litigio porque esas experiencias aportan diferentes perspectivas. Por ejemplo, la ponencia de la Ministra Ríos está conformada por Juan Jaime González, que ha crecido dentro de la SCJN; pero también por Irlanda, que tiene experiencia de enlace y yo que tengo una carrera judicial. Me gusta decir que somos una ponencia diversa porque tenemos visiones distintas que pueden aportar, a partir de la manera en la que hemos vivido el Derecho. Al final, nosotros como secretarios tratamos de brindar material, ideas, investigación y nuestra propia experiencia a los ministros para que puedan tomar la mejor discusión.
Irlanda: Creo que es importante tomar en cuenta el estilo de trabajo de cada ministra o ministro. Por ejemplo, la Ministra Ríos me contrató porque necesitaba a una penalista y yo tenía experiencia en esa rama. Posteriormente, hizo ajustes en su equipo y me vi obligada a estudiar asuntos en materia familiar y civil. Esto es algo que le agradezco personalmente porque nos impulsa y confía en nosotras, es decir, tuvo la visión de que podía abrirme a trabajar en otras materias y encontrar una pasión por mi trabajo.
¿Cómo viven la relación entre el Derecho y otras disciplinas en los asuntos que estudian en la ponencia?
Ramón: Tradicionalmente las ponencias se conforman por secretarios que revisan asuntos de sala y secretarios que revisan asuntos de pleno, pero la Ministra Ríos decidió que todos los secretarios verían asuntos de pleno y de sala, es decir, no sigue la forma tradicional de trabajar y eso nos permite explorar una diversidad de temas y asuntos. Lo más enriquecedor es darse cuenta de que uno es capaz de afrontar los retos que representa estudiar asuntos de diversas materias y eso implica poner a prueba tus conocimientos y capacidades de investigación y razonamiento. Al final, lo visualizo como cargar una mochila y llenarla de conocimientos y herramientas que te servirán a lo largo del camino para llegar a un destino.
Irlanda: Es interesante que la Ministra Ríos esté interesada en que tengamos una perspectiva comparada en cuanto a otros tribunales y sobre la realidad. Es decir, ella busca que le hagamos propuestas que consideren las consecuencias que tendrán en la vida de las personas. También me parece importante la manera en la que podemos desarrollar habilidades, por ejemplo, la oralidad al momento de dar cuenta. Es importante ser precisa, estructurada, clara y breve.
Hablando de habilidades adquiridas ¿Cómo ha sido su experiencia con escritura de proyectos?
Irlanda: Yo llegué a la ponencia pensando que sabía escribir bien y me di cuenta de que tenía mucho que aprender. Si comparamos algo que escribí cuando recién entré con lo último que le presenté a la ministra, podemos encontrar una diferencia diametral. Valoro mucho que uno de sus principios es la claridad al expresar ideas. Por ejemplo, a mi me ha ayudado mucho eliminar palabras innecesarias y realizar un ejercicio de síntesis para darle mayor claridad a las ideas que quiero exponer. Además, valoro mucho que es muy minuciosa en la forma en la que escribimos proyectos porque es algo que no había visto en ninguna otra persona titular de un órgano jurisdiccional. La filosofía de escritura de la Ministra Ríos parte de un compromiso por la justicia abierta, pues la ciudadanía debe comprender lo que está resolviendo la Corte.
Ramón: Sin duda, trabajar con una ministra que también es poetisa es un reto. Anteriormente, no me detenía a pensar en la manera en la que escribimos, cuando ahora me parece algo básico. La ministra nos ha pedido que no judicialicen el lenguaje y eso rompe con la experiencia de escritura que yo tenía. Es decir, una sentencia no tiene que ser un documento ceremonioso, con palabras rebuscadas y párrafos largos porque no sirve de nada si la gente no la entiende. La ministra nos pide que imaginemos que estamos explicando nuestras ideas a alumnos de secundaria o un vecino que no es abogado. Es decir, su visión es que escribamos de la forma más clara posible para que todas las personas, sin importar si son abogados, licenciados o maestros, puedan entender. Personalmente, esto me ha llevado a replantear lo que significa la justicia abierta y verlo como la necesidad de que las ideas sean accesibles para las personas.
¿Hay algún asunto en el que hayan trabajado y que recuerden de manera especial?
Irlanda: Sin duda, todas son especiales porque representan el esfuerzo por resolver problemas y tener un impacto en la sociedad. Sin embargo, recuerdo un amparo en revisión que estaba relacionado con desaparición forzada de personas y que, además de la sentencia, se convirtió en un documento muy sensible para las víctimas. Son pocas las sentencias que ha emitido la Corte sobre el tema y era la primera vez que la Ministra Ríos se pronunciaba al respecto. Me parece memorable el hecho de que la ministra recibió directamente a las familias de las personas desaparecidas y recibió documentos que iban a presentar. Esto me parece muy valioso porque hubo un acercamiento directo y tuvimos la oportunidad de escuchar las necesidades de las personas para tomarlas en cuenta al momento de elaborar la resolución, que además tenía complejidades técnicas.
Al final, me parece que hicimos una buena sentencia con buenos lineamientos que pueden servir a otras autoridades judiciales. Básicamente, abordamos 2 temas: el cuál es el estándar probatorio para tener por acreditada la desaparición forzada en el juicio de amparo como una violación a los derechos humanos y sis se pueden establecer medidas de reparación integral en el juicio de amparo. Me parece que es una sentencia sensible, pues establece que la Corte no puede ser ajena al profundo dolor que sienten los familiares de las personas desaparecidas.
Ramón: Hay una contradicción de criterios que también está relacionada con víctimas y la interpretación que se le dio a una disposición del Código Nacional de Procedimientos Penales, relativo a si las víctimas pueden interponer recursos de apelación si el ministerio público no lo hace. El Código establecía que sólo el ministerio público podía apelar cierta determinación. La ponencia planteó que las víctimas han luchado para ser reconocidas como una parte procesal autónoma y que no deberían estar bajo la sombra del ministerio público porque el Código Nacional sirve a un sistema penal que tiene vocación de protección de derechos humanos. Al final, la interpretación fue que las víctimas no necesitan del ministerio público para poder apelar. De esta manera, considero que le configuramos el sistema de impugnaciones en el sistema penal acusatorio para poder darle voz a las víctimas y dotarlas de contenido para que puedan ser escuchadas por el sistema penal.
¿Cuál es la lección más importante que han aprendido a lo largo de su trayectoria en la SCJN?
Irlanda: Retomaría la importancia de tomar en cuenta los hechos al momento de redactar proyectos. Hemos tratado de darle uniformidad al trabajo que realizamos en la Corte, pero cada ponencia tiene su forma de presentar proyecto y algunas personas parten de la presentación de la demanda de amparo. Pero la Ministra Ríos hace todo lo contrario e inicia explicando qué pasó y cuál es el problema jurídico que vamos a resolver. Me parece fundamental dejar comunicar de manera clara qué pasó y qué hizo que el asunto tuviera que llegar a la SCJN, de manera lineal.
Hay otra lección que me parece fascinante y es que en una ocasión, la ministra me dijo que la justicia es una cuestión intuitiva. Es decir, las personas sabemos y podemos darnos cuenta de lo que es justo y las normas son herramientas que nos permiten limitar la subjetividad de nuestras determinaciones. En conclusión, creo que desde los hechos uno puede descubrir dónde se encuentra la injusticia.
Ramón: La mayor enseñanza para mi es el compromiso, la responsabilidad y la aspiración a la excelencia de la ministra. Estos aspectos me han marcado y aspiro a tener el mismo nivel de compromiso que ella tiene con la función que nosotros realizamos. Al final del día, somos servidores públicos y nuestra responsabilidad es servir a la ciudadanía de la mejor manera posible y eso implica aspirar a la excelencia y hacer el mayor esfuerzo posible.