Jorge Alberto Lara Rivera (Ciudad de México, 31 de diciembre de 1966 – 22 de julio de 2024). Fue un abogado, internacionalista y político mexicano.
El cielo está gris.
Muy temprano recibí el mensaje de Gerardo Laveaga, acompañaba una esquela. No lo podía creer. Tuve la oportunidad de ver a Jorge Lara tres veces antes de saber esta noticia, pero no coincidimos.
La última vez que lo vi fue en el último piso de la Secretaría de la Función Pública, en un desayuno al que asistimos invitados por el titular de la dependencia para agradecernos nuestra colaboración en dos proyectos editoriales. Luego, de manera breve nos saludaríamos en la comida de la amistad de la Barra Mexicana Colegio de Abogados en 2023.
Y es con esta triste noticia que los recuerdos se agolpan. Lo primero que recuerdo es la encomienda que me dieron para ir por el INACIPE a la Dirección de Normatividad de la PGR para trabajar en la Ley antisecuestro. Encabezaba las reuniones el entonces director Jorge Lara. Fue el trabajo lo que nos hizo coincidir y lo que por los años siguientes afianzaría nuestra amistad.
Salí del INACIPE y jamás pasó por mi mente pedir el apoyo de mi amigo, el ya Subprocurador de la República, para que me mantuviera en el Instituto o para acompañarlo en sus tareas. Y sin embargo manteníamos contacto cercano para hablar de sus casos de extradición.
Por azares del destino se convirtió por algún tiempo en el Procurador encargado, pero nos seguíamos viendo sin tomar en cuenta la enorme carga de su empleo.
Como ese cargo terminó y era un especialista, tal vez el mejor, en materia de combate al lavado de dinero, le pedí que me permitiera publicar un artículo suyo como epílogo a la Ley Nacional de Extinción de Dominio comentada. A lo que accedió generosamente.
Luego, me dio la oportunidad de asistirlo en la defensa de un antiguo servidor público que había caído en desgracia. Antes de cada audiencia, tomábamos café, degustábamos tamales y repasábamos nuestras notas y los turnos en que hablaríamos durante las audiencias. Él era muy estudioso. Sabía escuchar y con su imaginación lograba añadir argumentos sumamente interesantes. Terminamos esa defensa y llegó la enfermedad. A la par de sus tantas tareas y de dar la pelea desde el punto de vista de la oposición y apoyar los trabajos de su partido, dio la batalla de su vida.
Desde joven se afilió al PAN con enorme nobleza e idealismo, el mismo que lo mantuvo a lo largo de toda su vida, como parte de una oposición constante y luego, por algún tiempo conoció lo que significaba estar con el partido en el Poder.
El partido se extravió: dejó entrar a muchos advenedizos, granujas, convenencieros, pero el plumaje de Don Jorge Permaneció intacto. Confrontó al entonces Jefe de Gobierno.
Siempre tuvo la ocasión para manifestar, nuevamente desde la oposición, con altura de miras y solidez moral, los defectos del que sería Presidente de la República. A pesar de la enfermedad se sumó a las filas de una coalición que soñaba con recuperar la capital. No lo consiguió. Él era un panista bueno y su partido va a sufrir su ausencia.
A pesar de sus limitantes físicas y de salud logró participar en el libro de Delitos en particular con un texto denominado: Enriquecimiento Ilícito, ¿vulnera el artículo 224 del Código Penal Federal el principio de inocencia? El mundo pierde a un gran jurista y yo pierdo a otro amigo. “Nos estamos quedando solos, estimado Jorge”.
Jorge Alberto Lara Rivera (Ciudad de México, 31 de diciembre de 1966 – 22 de julio de 2024). Fue un abogado, internacionalista y político mexicano. Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Fue elegido diputado federal a la LVIII Legislatura de 2000 a 2003, por el XXX Distrito Electoral Federal del Distrito Federal. En ese lapso presidió la Comisión del Distrito Federal.
De 2003 a 2006 fungió como diputado a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, presidiendo la Comisión de Asuntos Político-Electorales y fue vicecoordinador del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional.
Fue subprocurador jurídico y de asuntos internacionales de la Procuraduría General de la República, y comisionado para el desarrollo político en la Secretaría de Gobernación.
Hoy el cielo está gris, pero en los días en que podamos apreciarlo más azul será porque hay un panista bueno que hoy está por allá.
Adiós, amigo.