La ciencia aporta conocimientos sustanciales para la protección y la garantía de derechos, como la vida y la salud; entre éstos, lo que deberíamos estar haciendo ante la escacez del agua en México, o la protección que merece el cielo para la habitablidad del planeta Tierra. María José Hernández Vargas platicó con la astrofísica Julieta Fierro sobre estos temas.
Me siento muy agradecida por poder conversar con usted para que nos cuente sus experiencias en la ciencia. ¿Cómo se inició en el mundo de la física?
Julieta Fierro – Fue de chiripa. Yo quería ser matemática porque iba al colegio francés y siempre sacaba 0 en francés y 10 en matemáticas; pero mi hermana mayor —que era como mi mamá, porque ella murió cuando éramos niñas— me dijo que yo era tontita, que mejor estudiara física; no me gustaba mucho en esa época, pero, bueno, ella era la mamá, así que estudié física. Estando ahí, en la facultad, vi un anuncio equivocado. Decía: carrera de astrónomo, y me acordé de los libros de niña y de la maravilla de la astronomía, pero era un error en el cartel. Al final inscribí dos materias optativas de astronomía, me enamoré de ella y desde entonces me encanta. Ambas son una gran herramienta para explorar la naturaleza.
¿Cuál es la relación de la física con la astronomía?
Julieta Fierro – Son lo mismo. Las mismas leyes que rigen en la Tierra son las que rigen en el universo. Esto se descubrió desde la época de Copérnico, cuando éste se dio cuenta de que había otras cosas que giraban en torno del Sol, como la Tierra; después, Newton se percató de que lo que rige los movimientos de la Tierra es lo que rige los movimientos de los astros. Posteriormente vino la espectroscopia —el estudio de las luces de las diferentes fuentes terrestres (un foco, el Sol, la estufa, diferentes sustancias químicas)—, y al comparar las gamas de los colores terrestres con las de los celestes nos dimos cuenta de que estábamos hechos todos de los mismos átomos, ya fuera una galaxia que está a 13,000 millones de años luz de distancia, que el Sol y otros planetas. La física que rige a la Tierra es la misma que rige al cosmos. Lo único que se hace es aplicar las leyes de la física terrestre a la celeste.
¿Cuál fue esa primera experiencia al mirar a través del telescopio?
Julieta Fierro – Soy malísima observando. A mí me da frío, sueño, dolor de cabeza y rasquera ir a los observatorios. Tengo telescopio en mi oficina y uno en el techo del edificio para la foto y para jugar.
Bueno, cada persona tiene su pasión…
Pero una cosa es tomar un espectro —la gama de colores de los astros— para analizarlo; otra, es extraer información. Una cosa es conocer las leyes de todos los países, tener los datos, pero el chiste es interpretarlos, ver qué cosas comunes hay entre ellos, cómo se puede negociar, qué se puede aprender de otras naciones, si vale la pena hacer una constitución con lenguaje incluyente. La astronomía es igual: no sólo se trata de tener los datos, sino también de saber interpretarlos y usarlos para entender la naturaleza. Así como tú como abogada quieres entender la justicia entre las naciones.
Aprovecho que está tocando estos temas del ámbito internacional y sus avances para hablar de los retrocesos…
Julieta Fierro – Yo diría que hay muchos retrocesos. Existen muchas leyes injustas y muchas otras que deberían existir para mejorar la convivencia, pero aún no se concretan, como la eutanasia, que ayudaría a que las viejitas muramos en paz. Sobre la verdad, la ciencia es la primera en negar que existe. Y sobre las leyes modernas, me parece que faltan algunas y sobran otras.
¿Cuál es su percepción sobre la relación de la ciencia con la justicia?
Julieta Fierro – Pensemos en la Luna. Hay muy poca agua en ese satélite natural, casi toda en el Polo Sur, dentro de sus cráteres, adonde no llega la luz del Sol y adonde caen meteoritos, compuestos en gran medida de agua. Ya hay muchas naciones interesadas en enviar misiones a la Luna cerca del Polo Sur, donde está el agua. Existen misiones chinas, europeas, estadounidenses, japonesas, rusas, israelíes e indias, varias de las cuales han sido muy exitosas. La cuestión ética es la siguiente: ¿a quién le pertenece el agua?, ¿al que vaya por ella? ¿O debe repartirse y, en ese caso, de qué manera? Por eso se está produciendo lucha por el espacio. La Organización de las Naciones Unidas no ha resuelto esa cuestión.
Yo he asistido a varias reuniones en onu para proteger el cielo, para que no haya tanta chatarra espacial, lo que no es fácil, pues los militares lanzan satélites espías y, obviamente, no pueden decir dónde los ubican.
Para los extraterrestres nuestras leyes son ridículas. Y, además, se dan cuenta de que los terrícolas somos mentirosos. Les queremos decir que somos una especie pacífica, pero ya les llegaron las películas de las atrocidades que cometió Adolfo Hitler. Y si llegaran aquí y presenciaran las guerras y los conflictos, lo que está aconteciendo con Gaza y en África, estarían horrorizados, a pesar del trato diplomático que les diéramos, independientemente de su aspecto y de su olor.
La ciencia sabe que la verdad no existe, que tenemos un conocimiento parcial y que hay que aprender de nuestros errores.
¿Qué opina sobre el plan de Estados Unidos de enviar astronautas a la Luna en 2026?
Julieta Fierro – Tienen razón. Vieron cómo han fracasado las misiones japonesas y rusas, y cómo la india tuvo éxito. Por eso los estadounidenses enviarán nuevas misiones. Y es que no es fácil aterrizar en el Polo Sur lunar porque hay poca luz del Sol y es muy difícil iluminar el lugar adonde van a llegar las misiones.
El Sol y el Universo envían partículas que son nocivas para la salud y que pueden causar diversas mutaciones. La Tierra tiene un campo magnético que nos protege de esas partículas, pero el espacio no. Por ejemplo, con gemelos idénticos han hecho que uno se quede en la Tierra y que otro permanezca en una estación espacial, a cuyo regreso se compara la gran cantidad de mutaciones que tuvo éste último por haber permanecido mucho tiempo en el espacio. Además, quieren enviar a mujeres a esas misiones, pero nosotras somos más sensibles a los rayos cósmicos. Se han enviado maniquíes de órganos de mujeres al espacio a ver qué les sucede en el viaje a la Luna… Y han resultado dañados. Se tiene que construir una protección magnética y hábitats lunares para que ellas puedan ir a la Luna, pues la idea de viajar a este satélite natural es el preámbulo de ir a Marte después. Prefieren enviar mujeres, además del tema de género, porque somos más chiquitas, pesamos menos y comemos menos, y porque enviar cada kilo de material de la Tierra implica una tonelada de combustible, que es carísimo.
¿Expandir nuestro conocimiento del cosmos nos ayudaría a sentar las bases para la construcción de la paz en nuestra sociedad?
Julieta Fierro – No lo sé. Yo creo que los seres humanos somos sádicos de origen. Yo pienso que, más bien, si hubiera mejores escuelas donde la cultura estuviera muy presente, donde la gente se enamorara del conocimiento y donde hubiera más justicia social, más empleos bien pagados, mayor cobertura médica, en fin, habría menos crimen organizado, menos violencia, menos desigualdades.
El problema de Israel surgió de una arbitrariedad: después de la Segunda Guerra Mundial se tuvo que instalar a los judíos en algún lugar para que terminara la horrorosa masacre del nazismo. Error fue que instalaron a los israelíes en terreno palestino. Y los estadounidenses, que enviaron muchísimo dinero para que Israel fuera una nación importante, no tomaron en cuenta a los palestinos y no sólo los expulsaron de su territorio, sino que no les dieron los mismos recursos que les concedieron a los israelíes y las diferencias sociales fueron creciendo. Ahora tenemos un problema horroroso debido a una arbitrariedad legal. La solución hubiera sido justicia para todos.
A ver, toda la ciencia básica, la física, la zoofísica, todo eso produce tecnología. ¿Por qué tienes un celular?, ¿por qué supiste cómo llegar aquí? Bueno, porque hace cien años Albert Einstein predijo que si chocaban los hoyos negros se producirían ondas en el espacio, las ondas gravitacionales, que llegarían a la Tierra y se iban a deformar. Algunos investigadores pusieron satélites alrededor del planeta, en espera de que a su llegada las ondas los movieran; el experimento falló como a menudo falla la ciencia. Pero, ¿qué pasó? Se perfeccionaron los posicionadores globales —ahora tenemos Waze—. La cámara con la que se está grabando este momento tiene una memoria muy grande porque la astronomía tuvo que usar muchísimos datos; ustedes tienen cámaras muy buenas porque los sensores de luz se inventaron para estudiar las ondas luminosas que llega del Universo. La ciencia básica se puede transferir a la tecnología. Estas cuestiones pueden ayudarnos a imaginar escenarios y predecir las implicaciones en cada uno de ellos para probar el mejor. Así es que la ciencia básica sí ayuda a resolver problemas sociales.
El problema es que muchas naciones no la utilizan pues actúan con base en ocurrencias. Hicimos una refinería en Dos Bocas, cuya zona se inunda, y además somos malos refinando gasolina en México; por eso perdemos dinero.
Si se hubiera estudiado bien el escenario, se habría decidido cuál era la mejor acción posible y probablemente ahorita no tendríamos el problema de la escasez del agua. Lo que quiero decir es que no se utilizan las poderosas herramientas de la ciencia para la tecnología, la innovación y el conocimiento; en México, al menos, no se favorecen.
¿Qué nos puede decir sobre la gravedad de la escasez del agua?
Julieta Fierro – Tendríamos que hablar con los israelíes que viven en el desierto y venden agua dulce a otros países, porque saben usar paneles solares y desalar el agua de mar. Hubiéramos podido abrir una cervecería en Mexicali, si hubiéramos puesto desaladoras de agua, pues el mar está muy cerca. Para hacer una lata de cerveza se necesitan 150 litros de agua y por eso no se pudo abrir, pero se habría podido resolver el problema de esa manera. Ahora, el problema hídrico en la Ciudad de México va a ser terrorífico, porque, como sabes, estamos sobre una cuenca y hay un manto freático donde hay agua. El 70 por ciento del agua proviene de ahí y el resto viene de Cuchanal y de otras fuentes. Ahorita, como hay sequía, nos acabaremos más rápido el manto freático y no dará tiempo para que se vuelva a llenar. Los edificios que están sobre la zona lacustre se van a pandear, quizá 10 centímetros por año, y como se producirá un temblor muy fuerte de la zona de Guerrero, esos edificios van a estar más frágiles —más de lo que estaban por los sismos anteriores—. No hay manera de frenar ese sismo porque la placa del Coco se está moviendo debajo de la placa de Guerrero. Debería estarse moviendo un milímetro por semana, la misma velocidad en la que crecen tus uñas. Y hace 100 años que no se mueve. Por eso se inventó la alarma sísmica. No para avisar sobre estos pequeños sismos que se producen en la ciudad, sino para alertar sobre el sismo de Guerrero, porque desde hace mucho tiempo se sabe que va a ocurrir en cualquier momento, aunque no se puede predecir. Pero entonces el problema del agua no sólo va a implicar el agotamiento del manto freático, sino que va a exponer la zona, la costa de la ciudad, a un sismo muy peligroso.
Es muy importante que los ciudadanos, sobre todo los que radicamos en la Ciudad de México, tengamos en cuenta estos datos.
Julieta Fierro – Y que aprendamos a ahorrar agua; por ejemplo, instalando escusados que se fabrican con impresoras 3D, los cuales no necesitan tanta agua para deshacerse de los desechos. Existe la tecnología, pero tenemos que aprender a usarla para ahorrar agua, pues no hay cultura de protección civil.
Tenemos que mover las energías limpias, porque seguir quemando petróleo calienta más la atmósfera y genera sequía.
La comida usa 70 por ciento del agua, pero no se puede cobrar. Si así fuera, los alimentos serían inaccesibles. No es fácil cobrar el agua porque afecta a los más pobres.
Recientemente celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. ¿Qué se necesita para garantizar una efectiva participación e inclusión de las mujeres en la ciencia?
Julieta Fierro – En primer lugar, pienso que es muy importante que haya mujeres en la ciencia porque hay cosas que a los hombres no se les ocurren; no porque sean malintencionados, sino que no conciben que nosotras somos distintas. Un ejemplo nuestro de cada día son los baños públicos: en los de las mujeres siempre hay fila porque necesitamos un cubículo, cambiarnos, tener dónde poner nuestra bolsa y un lugar para cambiarle el pañal al bebé; ellos no piensan que las mujeres necesitamos baños más grandes.
Hay problemas mucho más serios: la menopausia y la menstruación no se estudian con seriedad A las mujeres les cambia el humor cuando tienen su regla, no todas las mujeres del mundo padecen la menopausia y la mitad de las jóvenes del planeta tiene cólicos menstruales cada mes. Mientras esos problemas no se estudien, las mujeres seguirán sufriendo las pruebitas del cáncer de mama. Si a los hombres les aplastaran sus partes íntimas con los aparatos con los que nos oprimen a nosotras los senos, habrían inventado otra cosa. Por fortuna, ya en el Massachusetts Institute of Technologu hay mujeres que están fabricando detectores para estudiar el cáncer de mama sin ese apachurramiento.
Necesitamos mujeres en la ciencia. ¿Por qué no hay? Para ser científica se necesita hacer una licenciatura, un posgrado, una estancia posdoctoral, ingresar a un centro de investigación; pero ¿a qué edad vamos a tener a nuestros hijos? Se deben tener cuando una es joven y el sistema educativo está hecho para los jóvenes. Antes, a las mujeres que se embarazaban les quitaban la beca del Conacyt. Deberíamos alargar el tiempo de becas para las mujeres, para que puedan tener hijos y estudiar; necesitamos guarderías en los centros de investigación; necesitamos escuelas de tiempo completo, y pagarles a las mujeres para que tengan el apoyo de una trabajadora del hogar —con Afore y acceso a servicios de salud—. Necesitamos justicia para las mujeres, con el objetivo de que puedan tener hijos y estudiar y hacer sus posgrados sin experimentar la espantosa angustia de su exceso de obligaciones. En los hospitales estadounidenses hay guarderías y escuela para todos, incluidos los enfermos, sean hombres o mujeres, para todo el personal, pues en ese país se descubrió que de ese modo se reduce el estrés en esos centros de salud, porque tanto la sanadora como la cirujana superespecialista tienen a su bebé cerca, por ejemplo. Eso implica un gran cambi en su vida.
Si no hay mujeres en la ciencia, no vamos a resolver los problemas de las mujeres. Insisto, no es que los señores sean malintencionados, sino que todo el sistema educativo se ha construido pensando en ellos, porque antes nosotras no estudiábamos.
A mí me da horror ir a las escuelas y entusiasmar a las niñas con la ciencia y que, a la hora de la hora, deban decidir entre tener hijos o cursar un posgrado.
Usted dijo que había sido enviada la grabación de un discurso de Adolfo Hitler al espacio. Recordé el Mensaje de Arecibo que en 1974 Carl Sagan y otros científicos también enviaron al mismo destino. ¿Cuál sería el mensaje que usted enviaría al espacio si tuviera la oportunidad de hacerlo?
Julieta Fierro – Creo que usaría la longitud de onda del agua para enviarlo, en lugar de hacerlo a través de emisiones televisivas o de radio, porque las moléculas de agua emiten la misma radiación. Como se cree que en las lunas de Júpiter y de Saturno —donde hay mares subterráneos y géiseres con materia orgánica— podría haber vida y se han descubierto muchos planetas extrasolares que tienen atmósferas con agua, materia orgánica y sustancias similares a las que existen en la Tierra, si ahí hubiera vida, habría que aventurarse en su conquista . Y lo que haría es enviar cosas universales: fórmulas, el sistema binario y cosas parecidas a las que llevaron los Voyagers, como nuestra ubicación en el Universo.