¡Justicia!

Al personaje ficticio del Juez Dredd se le recuerda, entre otras, por una de sus expresiones que siempre derivaba en la sentencia a pena de muerte para algún delincuente: “Yo soy la ley”. Sin un procedimiento previo a través del cual su víctima pudiera contradecir y probar lo contrario, el juez ejecutaba su veredicto de muerte, convirtiendo (desviando, se diría en el gremio) al derecho en un instrumento del ejercicio arbitrario del poder. Este cómic ilustra un futuro distópico que pareciera no ser tan lejano a nuestra realidad, en donde la clase política instrumentaliza al derecho (que ya no puede llamarse así, porque ya no es recto en esta desviación) para sus propios fines. Una de las lecciones que podemos aprender de la historia del juez Jospeh Dredd (caracterizado por Sylvester Stallone en su adaptación cinematográfica) es que esa desviación del derecho puede derivar en la muerte de personas.

En un país habitado por los susurros de las personas asesinadas que exigen justicia y por las siluetas de quienes han sido desaparecidos, resulta necesario pensar la muerte, el papel que ha tenido la instrumentalización del derecho para su concreción y aquellos instrumentos de los que se pueden allegar las abogacías para hacer justicia.

En esta edición nos acompaña Ernesto Canales, quien fuera uno de los principales actores jurídicos en la lucha por el establecimiento del sistema penal acusatorio en México, y que ahora, a partir de la memoria incita a la ciudadanía mexicana a ser crítica en el entorno de retroceso a un sistema inquisitivo, propicio para el ejercicio arbitrario del poder a través, particularmente, del uso de la prisión preventiva oficiosa. A la voz consciente y prudente de Canales, se suman las de José Ramón Narváez Hernández y Alejandro Zeind Chávez, quienes, desde una perspectiva crítica, se adhieren a la reflexión propositiva sobre cómo alcanzar la justicia: Narváez Hernández desde la formación judicial a través del cine y la reflexión sobre el necroderecho; y Zeind Chávez, desde su ejercicio profesional como abogado corporativista.

Critiquemos siempre el ejercicio arbitrario del poder y exijamos a que se haga justicia a las víctimas del necroderecho.


En esta edición:

Entrevistas:

  • Ernesto Canales, ¡Hay justicia!
  • José Ramón Narváez, «Cine, derecho y necroderecho»
  • Alejandro Zeind, «Hacia un derecho corporativo responsable»
  • Julio César Bonilla, José Luis Hernández, Roberto Vélez, «Una ley de inteligencia artificial de vanguardia»

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