La regulación multisectorial del internet: ¿una excepción a la regla?

La gobernanza del internet es un caso atípico de gobierno en el que participan, de forma privada y descentralizada, los sectores público, privado y social. A través de la teoría de sistemas, Andrea Harris Heredia responde al cuestionamiento planteado en el título de este trabajo.


Internet representa un plano más en el que el ser humano realiza conductas cotidianas, profesionales y académicas: desde conversar con personas de todo mundo hasta comparar productos, buscar información y publicar artículos. Las posibilidades son infinitas.

El contexto en el que se desarrolló esta red de redes —en el cual predominó el libre mercado y la liberalización de la economía, así como sus propiedades esenciales, incluida la accesibilidad global y la innovación— propició que la intervención de los Estados como actores directamente implicados en su regulación fuera innecesaria. Sin embargo, lo anterior no convirtió a internet en una tierra de nadie, regida por la ley del más fuerte. Al contrario, en la actualidad podemos hablar de la gobernanza de internet, pues su administración se encuentra en manos de varias organizaciones internacionales, privadas y descentralizadas, que trabajan en conjunto. 

La gobernanza de internet quebranta la noción tradicional de gobierno basada en una relación jerárquica entre gobernantes y gobernados; en su lugar introduce una multirregulación en la que interactúan diversas instituciones públicas, sociales y privadas, en el ámbito nacional e internacional.

Resulta interesante analizar el presente caso con base en la teoría de sistemas y, específicamente, desde la perspectiva según la cual se necesita una organización estatal compuesta por un sistema jurídico para asegurar el orden social.1

Por un lado, se podría decir que en la gobernanza del Internet encontramos un caso atípico del ordenamiento de la conducta humana, bajo el cual no se requiere de la existencia de una autoridad con facultades coactivas para alcanzar el bien común a través del orden. 

No obstante, si bien nos encontramos ante un caso especial, no se trata de una excepción a la regla. La gobernanza de internet, y los debates y las conversaciones que tienen lugar en la actualidad respecto de su regulación y el papel que debe asumir el Estado en ese proceso, confirman la necesidad del ser humano de garantizar su seguridad y su permanencia.2

En mi opinión, la principal característica de la gobernanza de internet que le ha permitido crecer de la manera en que lo ha hecho, a pesar de sus peculiaridades, es la multisectorialidad.

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos considera la gobernanza multisectorial como un principio orientador en la aplicación del derecho a la libertad de expresión a los medios digitales.3 De acuerdo con esa relatoría, a pesar de que las empresas privadas han sido las encargadas de desarrollar y operar internet, su carácter de medio de comunicación global es el de un espacio público; por lo tanto, su gobernanza debe regirse por los principios de un recurso público. Esto significa que en la gobernanza de internet deben participar los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, para desarrollar los principios, las normas, las reglas, los procedimientos de toma de decisiones y los programas aplicables a la utilización de esa red.4

Por lo anterior, mientras que las normas jurídicas tradicionales aplican a lo que ocurre en internet —por ejemplo, la legislación penal y de derechos de autor—, también existen regulaciones emitidas por organizaciones no gubernamentales, así como mecanismos de autorregulación de empresas como Facebook y Youtube.

Si bien aún hay aspectos por mejorar, la regulación de Internet nos permite apreciar la habilidad del ser humano de utilizar sistemas para crear orden. En este caso, por la novedad del objeto que se regula, no sólo se trata del sistema jurídico en su concepción tradicional, sino que éste se ha incorporado a un sistema multisectorial en el que intervienen otros sujetos reguladores.

Lo que estamos viviendo hoy es muy interesante, ya que podemos ver cómo la sociedad aborda la regulación de una tecnología que ha revolucionado por completo la forma en que interactúan las personas alrededor del mundo. Y mientras cada Estado propone su propia regulación, la universalidad de internet demuestra que este es un desafío para la comunidad internacional en su conjunto.

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Notas:
  1. Sergio Charbel Olvera Rangel, La jurisdicción restaurativa del sistema jurídico estatal: una visión de la regularidad normativa más allá de los parámetros constitucionales y convencionales, Tirant lo Blanch, México, 2023, p. 37.[]
  2. Ibidem, p. 28.[]
  3. Edison Lanza, Estándares para una internet libre, abierta e incluyente, Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Washington, D. C., 2016, párr. 20.[]
  4. Ibidem, párr. 50.[]

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