Uno de los grandes retos de las democracias actuales, es la inclusión de las mujeres en los cargos de toma de decisiones. Exclusión, violencia política de género y prejuicios, entre otros elementos, siguen propiciando la falta de representación femenina en la política. Silvia Jimena Martínez reflexiona al respecto.
A través de los años, las mujeres han tenido poca representación en el panorama político, no sólo en América Latina, sino en el mundo en general. Es difícil pensar en el pasado y recordar a una mujer que haya marcado la historia liderando un país, o ejerciendo poder con un mandato importante; incluso, es raro pensar en que una mujer hizo historia en algún deporte. Las mujeres alrededor del mundo ni siquiera teníamos permiso de elegir con quién casarnos o de dar nuestra opinión si algo nos disgustaba. Pero, como en todo, no hay que generalizar porque existen excepciones: América Latina ha tenido 13 presidentas en 11 países diferentes, cada una con objetivos distintos para su país. Aunque es importante mencionar que no todas llegaron a ocupar ese cargo político por medio de elecciones democráticas, o designadas de manera interina, sino que algunas heredaron el poder a través de sus esposos.
Pero si no teníamos voz ni voto… ¿cómo podíamos pensar que podríamos llegar a tener el poder de sacar adelante a un país gracias a nuestras decisiones y a nuestras acciones? No fue sino hasta 2014 cuando se produjo un auge de mandatarias femeninas alrededor del mundo; sin embargo, pasamos todos estos años acariciando la posibilidad de volver a ver pronto a presidentas al mando de una nación, aunque el número de mujeres en los gabinetes ministeriales en todo el mundo ha descendido. Y no es hasta hoy, marzo de 2024, en que estamos tan cerca de ver a un país como México hacer historia en las siguientes elecciones con dos candidatas que disputarán la presidencia; ver a mujeres como Francia Márquez como vicepresidenta de Colombia; a María Corina, quien lidera las encuestas para alcanzar la presidencia de Venezuela; a Sonia Guajajara como primera ministra de Estado en Brasil, a Christina Figueres como diplomática y negociadora de políticas climáticas de Costa Rica, entre muchas mujeres más que harán el cambio que el mundo necesita, dejando claro que las mujeres somos capaces de desempeñar cualquier cargo.
La política es un campo que todavía está lleno de dificultades y que seguirá siendo un ámbito complicado para una mujer, pero es grato afirmar que su lucha para hacerse escuchar y pelear por un lugar en el mundo es cada vez más tenaz en los últimos años.
Esto ha tenido resultados favorables que no se pueden reducir únicamente al voto de la mujer, sino que ahora se ve reflejados en el lugar de una mujer en un puesto directivo, en cargos de elección popular, al frente de la administración pública y de la educación de la población, etcétera.
Aún podemos escuchar hablar acerca de la falta de capacidad de las mujeres para desempeñar un cargo que durante muchos años ha sido asumido por un hombre, así como de su “falta de capacidad de liderazgo”; pero ¿cómo podemos demostrar nuestra capacidad si los umbrales que se tienen que cruzar para acceder a los cargos de alto mando son desconocidos para nosotras? ¿La razón? La sociedad no está preparada para que una mujer esté al frente de cualquier desafío, pues está acostumbrada a avalar lo que ha sido siempre y teme ser testigo de un cambio, sin saber que ese cambio puede traer oportunidades y ser la razón de las políticas y los avances que tanto nos hacen falta.
Es difícil conocer la verdadera realidad de la mujer en el panorama político actual, y es que, como a todos, nos ha tocado escuchar el testimonio de quienes sufren violaciones a sus derechos humanos, en distintos matices de sus vidas, desde soportar una mirada lasciva, cumplidos que exceden los límites de la decencia humana, hasta agresiones físicas. Asimismo, tenemos el testimonio de mujeres que han transitado un camino menos violento para llegar a donde están. El mundo está teniendo avances, está tomando un giro, y las mujeres estamos luchando por un cargo y una responsabilidad a los que nunca habíamos tenido oportunidad de acceder y que sin embargo somos capaces de ejercer.
Ahora bien, es importante cuestionarnos si este giro en la política, de permitir a las mujeres ejercer un puesto, va a ser cuestión de una etapa o realmente se está ocurriendo un proceso de transformación social que llegará para quedarse.
Recordemos que a finales de la década de 1990 tuvo lugar la “Marea Rosa”, una etapa en la que los gobiernos de izquierda empezaron a triunfar en América Latina y cambió por completo la forma de gobernar en Latinoamérica, comenzando con la llegada de Hugo Chávez en Venezuela; se le llamó “etapa” porque llegó a su fin por situaciones que tenían que terminar antes de que comenzara el caos.
Las mujeres en cargos políticos, con la capacidad de trascender por sus decisiones, no quieren que su incursión sea sólo una “etapa”. Quieren que sea el ahora y el futuro, el avance que el mundo tanto tardó en concretar.
Es importante mencionar que la Marea Rosa surgió debido a varios factores: la pobreza en Latinoamérica, la competencia por el poder (legislación de competencia electoral), las políticas de privatización, las crisis internas de los países, entre otros; factores que cambiaron la forma de gobernar en Latinoamérica. Antes de esto se implementó el modelo neoliberal, cuyo propósito era la estabilización de las economías para volverlas más competitivas; sin embargo, a finales de la década de 1990, la inestabilidad económica propició la movilización de la oposición que desató el inicio de la etapa que conocemos como Marea Rosa.
A principios de la década de los 2000, el movimiento de izquierda y los partidos políticos tenían como objetivo reducir las desigualdades sociales y económicas recurriendo a la autoridad pública para redistribuir la riqueza en distintos ámbitos. Y así lo hicieron, hasta que empezó el descontento, a finales de la década de los 2000, y la recesión de 2012. Entonces las fuerzas conservadoras empezaron a tomar el control de las principales economías de la región. A pesar de todo, en la etapa de la Marea Rosa se lograron cambios significativos en Latinoamérica: las mujeres alcanzaron posiciones de poder en la política y en el ejército y se lograron avances importantes en materia de derechos humanos. Incluso, la región experimentó una transformación socioeconómica.
Evidentemente, las reglas del juego político deben cambiar. Debe haber mayor inclusión de las mujeres y de todos. La gente va a buscar un cambio para progresar, y si está consciente de que necesitamos mover las fichas para contrarrestar el caos sin tener que volver a caer en lo que por tantos años hicimos y no funcionó, entonces es momento de luchar por la oportunidad de que algo nuevo cambie lo que durante muchos años no se pudo modificar. Las mujeres exigimos la oportunidad de ejercer cargos políticos para hacer historia en América Latina.
Podría interesarte: «El jaque a las democracias latinoamericanas»
Bibliografía
BBC (21 de noviembre de 2023), “¿Quiénes son las 12 latinoamericanas elegidas en la lista 100 Mujeres de la bbc para 2023”, bbc News. Disponible en https://www.bbc.com/mundo/articles/cv2zn8ld562o.
Carbayo, L. (18 de octubre de 2022), “¿Qué fue la Marea Rosa en América Latina?”, lisa News. Disponible en https://www.lisanews.org/internacional/que-fue-la-marea-rosa-en-america-latina/.
Engler, Verónica (abril de 2018), “La actualidad de las mujeres en la política latinoamericana”, Nueva Sociedad. Disponible en https://www.nuso.org/articulo/la-actualidad-de-las-mujeres-en-la-politica-latinoamericana/.
ONU Mujeres (2022), “Liderazgo y participación política”, onu Mujeres. Disponible en https://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation.
Voz de América (8 de marzo de 2022), “Las 13 mujeres que han sido presidentas en América Latina”, Voz de América. Disponible en https://www.vozdeamerica.com/a/en-fotos-mujeres-presidentas-en-latinoamerica/6474251.html.