Margarita Luna Ramos: Mujeres en el Poder Judicial

La ministra en retiro Margarita Luna Ramos comparte lo que fue trabajar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los avances que ésta ha tenido en materia de igualdad de género.


Margarita Luna Ramos es ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con casi 44 años de carrera judicial. Es doctora en Derecho y profesora en diversas universidades. Fue la primera mujer en haber sido elegida como Consejera de la Judicatura Federal. Su trayectoria profesional ha sido reconocida con diversos premios de renombre. El 30 de marzo de 2023, fue designada como nueva integrante de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es Consejera Editorial de abogacía®.


¿Cómo descubrió su vocación de abogada?

Margarita Luna Ramos – Yo siempre quise estudiar medicina. Originaria de San Cristóbal de las Casas, cuando tuve que decidir sobre mi vocación profesional, pasábamos por una situación compleja en la familia: mi padre acababa de fallecer y yo no podía pensar en salir de la ciudad para estudiar una carrera, por lo que tenía que optar lo que había ahí: Normal o Derecho; no tuve que pensarlo mucho: me incliné por Derecho. Comencé la carrera en San Cristóbal y después me vine a la Ciudad de México.

En algún momento alguien me preguntó por qué no estudiaba medicina. En ese momento ya estaba en un lugar donde podía hacerlo. ¿Por qué entonces no seguí mi vocación? En esa época yo ya trabajaba como oficial judicial en un juzgado de distrito del Poder Judicial de la Federación y ya me había enamorado de la carrera judicial. Por supuesto, nunca pensé en regresar a estudiar o a iniciar el estudio de otra  carrera. Desde ese momento seguí los pasos en el Poder Judicial.

Su incursión en el Derecho fue accidental. ¿Qué le atrajo de ese trabajo?

Margarita Luna Ramos – Fue una situación muy bonita. Llegué a un juzgado de distrito como mecanógrafa cuando tenía 18 años. Hice un examen de mecanografía y comencé como secretaria de un proyectista. Al poco tiempo, como estaba estudiando Derecho, el juez ofreció pasarme a una mesa de trámite pues tendría una vacante. Acepté encantada. Ahí empecé a realizar el trámite de juicio de amparo, desde que se presenta la demanda hasta que se archiva el juicio que solamente sale de la mesa para los proyectos de sentencia, para los recursos o para los incidentes que en algún momento dado se manejan y que deben tener una resolución previa a la sentencia.

Tuve mucha suerte. Mi primer jefe me abrió las puertas en el Poder Judicial. Se trató de Don Juan Díaz Romero, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Lo alcancé en el Pleno y en la Sala fuimos pares. Para mí fue el mayor de los gustos porque con su enseñanza, con su ejemplo, conocí el Poder Judicial. Además no era sólo una persona que formaba a la gente, sino un hombre con una gran calidad humana.

¿Considera que él fue su mentor? 

Fue uno de mis mentores.

¿Qué casos marcaron su estancia en la Corte?

Margarita Luna Ramos – Mis mentores: Don Juan de Romero, Don Fernando Díaz Cárdenas, Don Ángel Suárez Torres, Don Guillermo Ortiz Mayagoitia, Don Carlos de Silva Nava, gente extraordinariamente reconocida en el ámbito jurídico. Ellos me enseñaron que todos los casos que llegan a nuestras manos como juzgadores son igualmente importantes: a lo mejor unos son más cuantiosos, otros más mediáticos, otros más nos hacen pensar y estudiar mucho para encontrarles una solución. Pero cualquier caso del que conozcamos debe ser igualmente importante. ¿Por qué? Porque en nuestras manos está el patrimonio, el honor, la vida y los derechos de las personas.

¿Cómo fue su experiencia al frente de la Corte?

Margarita Luna Ramos – El honor más grande que puede tener un abogado es formar parte del máximo tribunal. Yo así lo sentí: para mí fue la culminación de mi carrera jurisdiccional: el sueño de toda mi vida. Fue algo que yo veía muy lejano, pero la vida me dio la oportunidad de llegar. Fue una experiencia hermosísima.

Por supuesto, tenía una gran responsabilidad. Para ocupar el puesto de ministro de la SCJN, habiendo mucha gente capaz adentro y afuera del Poder Judicial y siendo yo quien tuvo la oportunidad de llegar ahí, debí tratar, en la medida de mis posibilidades y de mis limitaciones, de hacer mi mejor esfuerzo. Y lo hice. Quizás en algunas ocasiones me equivoqué, no lo dudo; quizás otras ocasiones mucha gente no compartió mis criterios, tampoco lo dudo. Pero lo que sí puedo decir es que lo hice con pleno convencimiento jurídico y con pleno convencimiento de causa de cada asunto que llegó a mis manos. Me siento muy tranquila.

¿Cómo mujer qué retos enfrentó en su camino como abogada y como ministra?

Margarita Luna Ramos – Fui muy afortunada porque tuve la oportunidad de trabajar con gente a la que no le importaba si eras hombre o eras mujer. Lo que les importaba eran los resultado, el perfil, los requisitos, la cuenta del número de asuntos por proyectar y que esos proyectos fueran acordes con el pensamiento y la formación del jefe que teníamos en turno. Eso era lo que uno trataba de hacer. Con mis jefes jamás tuve problemas por ser mujer.

Ahora, sí hay piedritas en el camino, como en todas las áreas, pero al final de cuentas pienso que también es un cuestión de actitud, de entender el entorno. Sí hubo circunstancias que en un momento dado me hicieron sentir triste, cierta discriminación, pero fueron situaciones excepcionales. 

¿Qué esfuerzos deberían implementarse para erradicar la violencia de género y la desigualdad entre mujeres y hombres en el seno del Poder Judicial y del gremio jurídico?

Margarita Luna Ramos – El Poder Judicial de la Federación, encabezado por la Corte, ha desempeñado un papel importantísimo en materia de igualdad de género. Ha hecho grandes esfuerzos para lograr esta equidad. Han sido dos sus ejes fundamentales.

El primero: políticas públicas en el interior de la institución. Para lograr la igualdad en la institución se dice que el buen juez por su casa empieza. La Corte ha hecho eso. Por ejemplo, ha realizado concursos, como acciones afirmativas, únicamente para mujeres para acceder a los puestos de juezas o magistradas con el objetivo de equilibrar el número estadístico de hombres y de mujeres en estos puestos populares. También hay políticas públicas en materia de ayuda para guarderías, licencias de paternidad, entre otras. Esto es importante cuando hablamos de igualdad entre hombres y mujeres pues también beneficia a los primeros y eso es algo que se debe entender: las licencias de paternidad antes no existían porque culturalmente el cuidado, la crianza y la educación de los hijos correspondían exclusivamente a la mujer. La Corte estableció esas licencias de paternidad. Asimismo, existen políticas públicas en cuanto a adscripciones para tratar de no desunir a las familias en la medida de lo posible.

El segundo: la introducción de la perspectiva de género. La Corte ha creado una importante doctrina jurisprudencial en la materia y ha emitido muchas jurisprudencias que, precisamente por su obligatoriedad, pueden permear a todos los tribunales jurisdiccionales del país; eso es importantísimo. La Corte estableció que la perspectiva de género tiene que aplicarse de oficio y dio la pauta a través de los pasos que un juzgador debe seguir para aplicarla y lograr un ascenso a la justicia en igualdad de circunstancias para hombres y para mujeres. Hay muchos ejemplos en el caso de las mujeres, porque ellas suelen estar en desventaja, pero también hay casos en que a los hombres se les ha aplicado la perspectiva de género. Es algo que beneficia a la sociedad en general.

¿Qué opina sobre el papel que deberían jugar los colegios de abogados y abogadas? 

Margarita Luna Ramos – Yo creo que los colegios de abogados realizan una función importantísima. Una cosa es estudiar una carrera universitaria y graduarse, pero otra cosa distinta es el desempeño profesional. Cuando se forma parte de un colegio en esta segunda etapa de la carrera se establecen compromisos éticos y profesionales muy importantes. Ahí se inscribe el mérito de los colegios.

En México no existe la colegiación obligatoria. Debería haberla, porque con ella habría una certificación y un control para un trabajo ético y profesional de la abogacía. Eso es lo que le da credibilidad a la carrera y a sus funciones. Además, los colegios están en continua actualización jurídica y procuran que la profesión del abogado se reivindique y se dignifique.

¿Qué significa dignificar la carrera?

Margarita Luna Ramos – Significa que tengamos credibilidad, profesionalismo, excelencia; estar a la vanguardia, ser innovadores, estar al día en conocimiento. Pero, sobre todo, significa que se realice un esfuerzo para que el abogado nunca deje de estudiar y sea mejor cada día para dar confianza a la ciudadanía.

¿Cuáles son sus héroes o heroínas jurídicas?

Margarita Luna Ramos – Tengo una gran galería de héroes desde el punto de vista jurídico, pues siempre sentí una gran admiración por Vallarta, Otero, Azuela, los padres del Derecho, y sobre todo por aquellos que forjaron en nuestro sistema jurídico, lo que es hoy. También admiro a doña Cristina Zamora de Tamayo, una mujer valiente, estudiosa y entregada que nos abrió el camino a las demás. Por supuesto, entre mis grandes héroes están las personas que me formaron, mis mentores: Juan de Romero, don Guillermo Ortiz Mayagoitia, don Ángel  Soles Torres, don Carlos de Silva Nava, doña Victoria Adato. A las mujeres, por su valentía, por enfrentar situaciones complejas, porque fueron pioneras, se abrieron camino y demostraron que éstos no eran lugares exclusivos para los varones, que para ocuparlos no era cuestión de sexo, sino de inteligencia, de preparación, de profesionalismo y de fe. A todos ellos los admiro porque mi formación jurídica se las debo a su ejemplo.

¿Qué consejos le daría a los estudiantes y a la abogacía, en general, que están iniciando su carrera en el Poder Judicial o en otras áreas del saber del Derecho?

Margarita Luna Ramos – Que aprovechen la versatilidad de la profesión, pues hay muchas materias a las que uno se puede dedicar, y pueden elegir lo que más les agrade, lo que vayan a hacer con gusto, compromiso, entrega y dedicación; no sólo lo que sea motivado por un sueldo.  Que sea algo donde puedan crecer, aportar ideas y generar cambios.

También les aconsejo que estén al día y a la vanguardia siempre, atentos a las cosas que suceden y que influyen en el sistema. Y que adopten un criterio jurídico que les permita aceptar las innovaciones pero también criticarlas.

¿Regresaría a estudiar medicina?

Margarita Luna Ramos – Ahora ya no. En algún momento sí lo pensé;  me producía ilusión salvar una vida, curar a una persona enferma, hacer que alguien dejara de sufrir por alguna situación de dolencia. Pero después de haber incursionado en el Poder Judicial y de haber visto todo lo que se puede lograr por una persona que pone en tus manos sus esperanzas, me di cuenta de que el Derecho es algo maravilloso.

¿Los abogados son como médicos que atienden la salud social?

Margarita Luna Ramos – Viéndolo de esa manera, sí. El Derecho contribuye de manera muy importante a la armonía, a la paz pública y, sobre todo, a la solución de conflictos.

En diciembre la ministra Norma Piña Hernández fue electa presidenta de la Corte  y del Consejo de la Judicatura Federal. ¿Qué significa esto para usted?

Margarita Luna Ramos – Significa mucho. No sólo para mí, sino para las mujeres y la sociedad en general. Es un gran triunfo. La SCJN como máximo tribunal, desde su creación hace 208 años, no había tenido a una mujer que la presidiera. Para que llegara la primera mujer ministra a la Corte tuvieron que pasar 146 años. Y pasaron 208, si no mal recuerdo, para que llegara la primera mujer a presidir la SCJN. Es un triunfo inigualable. Es un hito que cambiará la historia. La ministra Norma Piña ha llegado ese cargo en un momento trascendental de nuestro país, de la política, social y culturalmente.  Es una mujer que tiene  todos los atributos para desempeñar el mejor de los papeles, pues es una ministra de carrera, conocedora, estudiosa, seria, honesta y, además, valiente.

Tenemos muchas expectativas sobre ella que sabemos se van a  cumplir. Lo merecen el Poder Judicial y el país. Le deseamos el mayor de los éxitos. Su nombramiento fue muy bien recibido en todos los sectores de la sociedad. El hecho de que la llegada de la primera mujer a la presidencia de la Corte haya causado este revuelo positivo es un gran triunfo para  nosotras.

En la actualidad las estudiantes de Derecho tienen más ejemplos a seguir…

Margarita Luna Ramos – No sólo las estudiantes. También nosotras tenemos un  ejemplo a seguir, un ejemplo de valentía, de tenacidad, de creer en una misma. Eso es lo que Norma nos está demostrando y estoy segura de que su actuación nos va a dar muchísimas más enseñanzas.

Hay que reconocer a los ministros y a las ministras por esta designación porque rompe las barreras que existían; hay que reconocer también que todos los candidatos que participaron  en esta elección son muy capaces y que cualquiera de ellos habría hecho un excelente papel. Eso me queda clarísimo, porque además tengo el gusto de conocerlos a todos.

¿Cree usted que habrá cambios importantes durante los próximos años?

Margarita Luna Ramos – Yo creo que cada presidencia tiene su sello, su etapa, su  momento, su época. La Corte ha tenido sellos, momentos y épocas trascendentales. La llegada de la primera mujer a la presidencia de la Corte es algo que hace la diferencia. Lo único que se espera de la administración de justicia es independencia, autonomía, profesionalismo, estudio. Eso es lo que inspira confianza a la sociedad y lo que la sociedad demanda del Poder Judicial y estoy segura de que va a suceder.

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