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Nathan Wolf: Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Paulina Palencia Méndez platica con Nathan Wolf, director general del Consejo Mexicano de Asuntos internacionales, sobre su carrera diplomática y el trabajo de esta asociación y sobre los comicios que se realizaron en México y que se llevarán en Estados Unidos.


Usted ha ocupado varios cargos a lo largo de su carrera diplomática. ¿Cómo fue su llamado a la diplomacia?

Nathan Wolf – Yo creo que fue un honor. Esto va a sonar un poco cómico, tal vez, pero de niño —debo haber tenido como seis años— vi la película Su Excelencia, de Cantinflas, y la verdad es que me llamó mucho la atención. Ahora de grande, cuando vuelvo a verla, regreso al discurso que se echa Cantinflas representando a la República de los Cocos en las Naciones Unidas —de donde surge el nombre de mi podcast—. La verdad es que es  un gran discurso diplomático que hoy deberíamos analizar mejor. En aquel entonces lo vi y me inspiró a ser como ese señor: a ser embajador. Yo no tenía idea de lo que significaba eso ni de sus implicaciones, pero me gustó la idea. Mientras mis amigos jugaban a ser astronautas y bomberos, yo juagaba a ser embajador. Así fue como sentí que iba llegando.

Conforme uno va creciendo va aprendiendo y empieza a tener más claro, o más ideas, o más confusiones, acerca de qué debe de hacer. Cuando tuve que seleccionar una carrera universitaria, algunos me decían que relaciones internacionales sólo me aportaría una cultura general que sólo me serviría para ser diplomático, y que entrar al Instituto Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores era imposible, así que mejor no debía perder mi tiempo. Me desilusioné un poco; entonces estudié mercadotecnia, que me gustó mucho; de hecho, ha sido una gran herramienta paralela a la labor diplomática, porque la promoción de los productos, los servicios y los intereses de una nación es algo que cualquier diplomático debe hacer. Concluí la carrera y, recién graduado, decubrí la convocatoria para el examen de ingreso al Servicio Exterior Mexicano. Lo presenté, para no arrepentirme de no haberlo hecho, afortunadamente aprobé. Hice mi carrera diplomática durante más de 20 años en la cancillería.

Su último cargo diplomático fue como embajador de México en Singapur, concurrente en Myanmar y Brunei. ¿Cuáles fueron sus retos, su logros y su experiencia en general?

Nathan Wolf – Pues, de entrada, fue un sueño hecho realidad. La verdad es que comparecer ante el Senado de la República y que se me diera el nombramiento, sí era algo que había pasado por mi mente y que soñé desde niño. Se produce después de una carrera de más de 20 años en la cancillería. Era embajador residente en Singapur y de manera concurrente cubría Myanmar y Brunei. El sureste asiático es un motor económico, de desarrollo, un ejemplo de cosas buenas que deben ser replicadas. Singapur, como ustedes saben, es un país relativamente joven; se independizó en 1965 y entonces tenía estándares de desarrollo muy bajos; hoy en día podemos decir que es uno de los países más desarrollados y de mayor ingreso per cápita del mundo, lo cual consiguió con varias acciones. Pero, principalmente, se han convertido en una economía del conocimiento. Singapur es una isla muy pequeña, cuyo único recurso es el humano; no tiene recursos hídricos ni otros recursos naturales, por lo cual a lo único que le apuestan es al talento humano de sus habitantes, y eso ha convertido al país en lo que es hoy. Ese es un ejemplo a seguir. Cuando uno empieza a analizar la situación, a pesar de que las estadísticas digan otra cosa, yo creo que todos los problemas tienen un origen común: la educación. Ahí es donde tenemos que poner mayor énfasis. Esa fue una buena experiencia en el caso de Brunei. Dos países muy distintos y lejanos, tanto Myanmar como Brunei, constituyeron experiencias muy interesantes para México, además de las oportunidades que de las que podemos aprender de esa parte del mundo: Myanmar tiene 53 millones de habitantes y necesita de todo; representa una oportunidad de negocio para casi cualquier empresa mexicana poder incursionar en ese país, pues se ha vuelto un motor económico y de desarrollo del mundo; desarrollo que ya no tiene lugar en Europa, ni en Estados Unidos, sino en Asia. Yo creo que en los próximos 50 o 100 años los asiáticos serán quienes lideren el desarrollo económico y el crecimiento del orbe, y hay que estar ahí y acercarnos y hacer negocios con ellos.

¿Nos puede platicar qué es el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales del que usted es el director general y cuál es su objetivo?

Nathan Wolf – El Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) es un think tank, un centro de pensamiento que tiene poco más de 20 años de vida, que agrupa a gente interesada en las relaciones internacionales: académicos, internacionalistas, profesionistas de varias índoles, empresarios, jóvenes, estudiantes, instituciones, empresas. Considerando que vivimos en un mundo en el que todo está interconectado, prácticamente cualquier tema del que hablemos tiene una variable internacional. En el Comexi tenemos unidades de estudio y reflexión sobre diversos temas, como Estado de derecho, equidad, género, ciberseguridad, inteligencia artificial, y otros que están enfocados más en un ámbito geográfico específico. Contamos con unidades de estudio sobre Brasil, sobre China, sobre Europa y sobre África. Este año tenemos la atención puesta en los procesos electorales del mundo, pues prácticamente la mitad de la población del planeta elegirá a sus representantes presidenciales. Por la diversidad de nuestros asociados, tanto individuales como corporativos, contamos con gente de todo tipo que han vivido en varios lugares del mundo: diplomáticos que han estado en diferentes países y conocen sus realidades desde una óptica distinta de la que puede tener uno observa las cosas a las distancia. Contribuimos con un análisis profundo previo una elección, como en Taiwán y en Rusia; luego, durante la elección, analizamos los temas importantes, y después, el resultado de la elección en diferentes ámbitos regionales, globales y locales. Qué impactos tiene, por ejemplo, para una empresa, la invasión rusa a Ucrania, pues éste es un país productor de granos esencial en el mundo, y cómo influye eso en el mercado de alimentos. Obviamente, cómo afecta, por ejemplo, a empresas panaderas, como Bimbo, que necesitan ese tipo de insumos. Realizamos ese tipo de análisis de casos que a veces uno no entiende pero que claramente están interconectados y tienen una gran importancia en el ámbito internacional.

En la actualidad persisten diversos problemas que aquejan a México, como la migración, el cambio climático, la desigualdad económica, los conflictos armados… Sin embargo, el Estado mexicano goza de un prestigio internacional por el turismo, por sus reservas naturales, por la inversión económica y, ahora, por la oportunidad de incursionar en el nearshore. ¿Cómo logra el Comexi vincular estos temas con las disyuntivas internacionales de México?

Nathan Wolf – Efectivamente, el Comexi tiene injerencia en todos esos temas. Por ejemplo, en diciembre de 2023 yo tuve la oportunidad de representar al Comexi en el Foro de Doha, un foro anual de discusión sobre todo tipo de temas, donde abordamos el nearshoring y el impacto que tiene en otros países, en Medio Oriente, en Asia. El nearshoring básicamente consiste en la relocalización de la producción que se produce a raíz de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Los primeros buscan que relocalizar a las empresas que están enfocadas en venderle a su mercado interno o que son parte de las cadenas de valor de sus productos. Hoy en día lo importante es el ally shoring, el friend shoring, o sea, no sólo la distancia, sino también la amistad y las alianzas en relación con diferentes tomas de decisiones. Para eso es necesario emitir recomendaciones de políticas públicas para que México puede aprovechar mejor esas ventajas comerciales. La verdad es que hasta el momento, si bien han llegado algunas inversiones con motivo del nearshoring, éstas han sido muy escasas. Tenemos que analizar estos temas con expertos en. ¿Dónde debería estar el énfasis de México para poder aprovechar de mejor manera esta relocalización de la inversión extranjera? Se deben abordar temas de energía, de Estado de derecho, de infraestructura; para eso es un think tank, para recomendar e influir en temas de políticas públicas.

El próximo 2 de junio se llevarán a cabo elecciones presidenciales en México y es casi seguro que la próxima presidente del país será una mujer. ¿Considera que debe prevalecer la autoridad moral en la política exterior? ¿Es posible que la mandataria impida el cumplimiento oportuno de tratados y acuerdos internacionales que han puesto a México como pionero del multilateralismo?

Nathan Wolf – El Comexi es un ente apartidista. No tenemos ningún tipo de preferencia electoral. Pero no voy a evadir la pregunta. Creo que estamos en un mundo de normas y las normas ayudan a saber hasta dónde se puede mover uno, en uno u otro sentidos. Conductas contrarias a ello se vuelven subjetivas. En este sentido, las normas son objetivas, independientemente de que nos gusten o no, pero ahí están y ofrecen un patrón de certidumbre. Me explico, porque luego hay problemas que podríamos ahorrarnos de manera muy sencilla; por ejemplo, el actuar del gobierno mexicano tras el allanamiento, por parte de la autoridad ecuatoriana, de nuestra embajada en Quito, y la presentación del caso ante la Corte Internacional de Justicia. Por más enojados que pudieran haber estado los ecuatorianos por un actuar o un accionar del gobierno mexicano o de su presidente, no había justificación para allanar la embajada mexicana. Lo digo porque a final de cuentas lo que sucedió con la embajada mexicana en Quito evidencia la delgada y sensible línea que define las relaciones internacionales, esto es, la confianza. Uno no puede saber que puede desarrollar su labor de representación diplomática en otro país, si no cuenta con esa confianza, con la seguridad de que, más allá de diferencias, simpatías, antipatías, o lo que sea, se puede hacer el trabajo. Entonces, si hay diferencias de opiniones, para eso están los foros internacionales: para dirimir esas diferencias sin violar la ley. Hay leyes, convenios y tratados que se debe respetar en todas las ocasiones, no sólo cuando nos convenga, o no hacerlo.

Las elecciones de Estados Unidos también son una importante materia de estudio. En el caso de la reelección de Joe Biden, ¿cuál sería su hipótesis sobre la agenda bilateral? O bien, ante el eventual regreso del ex presidente Donald Trump al poder, ¿habría cambios en la relación bilateral con una mujer presidente en el cargo?

Nathan Wolf – Voy a empezar por la última parte. Es curioso que una mujer me pregunte y haga énfasis en cuestionar si tiene que haber diferencia en cuestiones diplomáticas porque la persona que va a ser presidente de México sea una mujer. Creo que el género de quien ocupe la primera magistratura del país no debería ser tema de estudio. Esto es algo de lo que podemos sentirnos orgullosos los mexicanos: de que vamos a tener a una mujer en ese cargo. Eso es algo muy positivo.

La relación de México con Estados Unidos siempre ha sido muy compleja. Estados Unidos no tiene otra relación internacional similar a la que tiene con México, que abarcan muchísimos temas. Para Estados Unidos, México no es sólo un tema internacional, sino que involucra asuntos de casi cualquier dependencia del gobierno federal, estatal y local del país del norte. Son tales la interacción y los canales de comunicación en todos los niveles, que un legislador de cualquier estado de Norteamérica tiene una opinión sobre México, lo que necesariamente no sucede con otros países del orbe. Esto es importante porque tiene una dinámica que va más allá de los gobiernos federales, estatales o locales.

Dicho eso, sí tenemos que tener previsto qué puede pasar. Los analistas afirman que, llegado el momento de la elección, debido a la polarización y al extremismo generados, sobre todo, por Donald Trump, preven la reelección del presidente Joe Biden, con todos sus asegunes y con todo lo que le critican. Lo cierto es que en 2016 todo el mundo decía que iba a ganar Hillary Clinton y no fue así.

El sistema electoral de Estados Unidos es muy complejo. No funciona como lo hace la mayoría de los sistemas electorales del mundo. En México y en otros países el que tenga un voto más gana; en el caso de Estados Unidos, por haber un colegio electoral, el candidato ganador puede tener menos votos que el candidato perdedor, lo cual tiene que ver con la distribución geográfica de los votos. Según mi opinión personal —que a lo mejor es más un deseo que mi conocimiento del caso—, Biden será reelecto. Si llegara a ganar Trump, el escenario será complicado, porque él ya fue presidente y ya sabe qué puede hacer y qué no y cómo debe hacerlo. Quien sea que ocupe la presidencia de México a partir de octubre deberá tener muy clara la estrategia sobre los temas en los cuales somos socios y tendrá que tener claro que, si bien a lo mejor no en la misma proporción recíproca, nosotros somos muy importantes para Estados Unidos. Tenemos una frontera de 3,000 kilómetros que no podemos minimizar y hay una importante relación de interdependencia en la que México tiene muchas fortalezas que le permiten fijar una relación de respeto y cordialidad con el país del norte. Por eso debe asumir una posición firme con respecto a Estados Unidos con base en lo que le conviene a México.

Claro, tener un plan de acción sustentable. En materia de geopolítica mundial, cada día hay más interés en las relaciones internacionales y en sus repercusiones. En la actualidad hay dos guerras en curso, una en Ucrania y la otra en la Franja de Gaza, así como diversos conflictos regionales. ¿Estamos al borde de una tercera guerra mundial?

Nathan Wolf – Las que mencionas tienen mucho rating mediático, pero de repente uno oye que hubo asesinatos en Mosul, que hubo secuestros y asesinatos en Nigeria, que hubo tales o cuales conflictos en otra parte del mundo, pero no llaman la misma atención. Desafortunadamente, sobre todo en el tema de Gaza —lo hemos visto por las reacciones violentas en diferentes partes del mundo—, existe otro tipo de motivaciones más allá del conflicto per se que persiste en Medio Oriente.

Muchos comentaristas aseguraban que se trataba del inicio de la tercera guerra mundial, por los cientos de drones que Irán lanzó contra Israel, aunque prácticamente ninguno entró a territorio israelí. Yo creo que los iraníes lo sabían, pero querían hacer algo con impacto mediático. Aunque no soy experto en temas de conflictos armados, la impresión que me dio ese ataque fue que estaban haciendo algo para consumo interno más que para consumo externo; tan fue así que después se produjo la respuesta de Israel hacia Irán, y ahí la dejaron.

En Ucrania la invasión rusa se está alargando innecesariamente. En el Congreso de Estados Unidos se acaba de aprobar un presupuesto de varios billones de dólares para ayudar a Ucrania, que espero sirvan para resolver ese conflicto, porque claramente Rusia está violando las normas internacionales.

¿Rusia no tiene prisa por terminar ese conflicto?

Nathan Wolf – No lo creo. Putin pensó que su ataque a Ucrania iba a ser algo así como quitarle un dulce a un niño y que iba a ser una operación de dos o tres días, lo cual le iba a permitir dar el golpe y conseguir sus objetivos de manera rápida. Menospreció a Ucrania y a su presidente Volodimir Zelensky y se le ha vuelto un problema real. La verdad es que también Rusia tiene sus propios problemas económicos y políticos internos. Tampoco sabe cómo hacerle para defender sus intereses y tampoco está dispuesto a dar un paso atrás, lo cual es la parte grave de la situación.

Mencionó que en Estados Unidos acaba de aprobarse un presupuesto para ayudar a Ucrania, pero en ese presupuesto también hay dinero para Taiwán y para Israel. ¿Cree que Estados Unidos mantener su ayuda económica a esos tres países como está la geopolítica mundial?

Nathan Wolf – Pues ya lo hizo, ya soltó el dinero. Estamos viendo un reacomodo de fuerzas; ya habíamos experimentado la situación de la Guerra Fría, la bipolaralidad Unión Soviética-Estados Unidos. Tras la caída de la Unión Soviética ingresamos a un mundo multipolar, creció la Unión Europea y China se convirtió en un actor de primer orden en el orbe. Ahora se habla de una nueva bipolaridad Estados Unidos-China, no obstante que Rusia sigue teniendo un armamento poderoso. Y ese es el riesgo que algunos identifican en la baraja que juegan los rusos en este nuevo orden internacional.

Yo veo que en los próximos años vamos a presenciar el predominio de Estados Unidos vis-à-vis China Hace un momento hablamos de los temas económicos y cómo el nuevo orden mundial propicia el nearshoring. Todo irá tomando su camino, aunque yo no sé exactamente cuál será ese camino. Identifico riesgos en diferentes ámbitos; por ejemplo, se habla mucho de que en Estados Unidos les preocupa que la inversión, o sea, que todo lo que ellos no quieren que suceda con China, se mueva vía capital chino en México y de ahí hacia el mercado estadounidense. Tendremos que ir viendo cómo ocurre ese proceso.

México es un país soberano que puede tener relación con quien quiera, pero sí debe tener claras sus prioridades: una cosa es tener una relación importante con un país, pero otra muy distinta es tener una relación estratégica con otro. Estamos viviendo la coyuntura de un mundo en reacomodo. Estados Unidos tiene claros sus intereses en Medio Oriente. Si lo analizamos con detenimiento, Irán no es una nación árabe —es musulmán— y tiene una rivalidad real con el resto de los países árabes. Creo que eso es algo que Estados Unidos ha descubierto a la hora de destinar ayuda económica para Israel, el cual está luchando contra un grupo terrorista que busca controlar una zona del mundo. Su apoyo a Taiwán claramente está inmerso en su vis-à-vis con China.

¿A qué se debe la inacción tanto de la Asamblea General de las Naciones Unidas como del Consejo de Seguridad para lograr la paz internacional?

Nathan Wolf – Claramente hay de todo. Una de las virtudes de la Organización de las Naciones Unidas es que cada país tiene un voto; entonces, en su seno hay países de unos cuantos miles de personas que tienen el mismo voto que países con cientos de millones de personas. Pero, por otro lado, hablando específicamente del tema de la seguridad y de la paz, todas las decisiones de Naciones Unidas pasa por el Consejo de Seguridad, de cuyos miembros cinco tienen derecho de veto. Yo creo que ahí está parte del problema, o sea, porque ni siquiera es que el mecanismo los obliga a ponerse de acuerdo, que sería lo ideal, sino que dicho mecanismo funciona del siguiente modo: pues no me parece, voto en contra, y como soy miembro permanente, voto en contra de que un asunto pase a la Asamblea General.

De el interés por tratar de entender al mundo actual surge su podcast. ¿Qué es La República de los Cocos?

Nathan Wolf – Al principio mencioné de dónde provino ese nombre, esto es, de cuando decidí que quería ser diplomático. Hay mucha gente que está interesada en los temas que luego, quienes nos hemos dedicado profesionalmente a las relaciones internacionales, empezamos a obviar o a dar por sentados. De ahí surgió la idea de explicar estos temas a la gente que le interesan, pero que no necesariamente los conocen o los entienden.

Al podcast nos envían múltiples preguntas sobre las cartas credenciales, los beneplácitos, los países que pueden ser o no considerados así, sobre el cambio de nombre de algunas naciones y de su relevancia en el escenario mundial. Por ejemplo, todo el mundo quiere ir de luna de miel a Maldivas, pero a lo mejor pocos saben que su primer ministro dio una conferencia con el agua hasta las rodillas porque el mar está acabando con el territorio. Este es el tipo de tópicos que a veces tratamos de manera ligera, nunca irrespetuosa, para que la gente se involucre en los temas internacionales. Todos los que quieran escuchar La República de los Cocos pueden sugerir temas a tratar. Ya llevamos sesenta y tantos capítulos del programa y hemos hablado de un gran número de países y de asuntos, como el de Ecuador, y lo que implicó el allanamiento por parte de las autoridades ecuatorianas de nuestra embajada, o sobre la diplomacia de la Santa Sede, etcétera.

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