Ricardo Vargas: nueva presidencia en el notariado mexicano


Platicamos con el notario Ricardo Vargas, quien inicia su presidencia en el Colegio Nacional del Notariado Mexicano, sobre su trayectoria profesional y su visión para el bienio que encabeza.


Felicidades por su nombramiento como presidente del Colegio Nacional del Notariado Mexicano. Háblenos del notario Ricardo Vargas.

Ricardo Vargas – Soy originario de la Ciudad de México. Nací en 1971. Estudié con los maristas en el Instituto México y en el Centro Universitario México y cursé mi carrera en la Universidad Iberoamericana y dos especialidades en la Escuela Libre de Derecho, una en obligaciones y contratos y otra en derecho fiscal.

Comencé a trabajar el 2 de agosto de 1994 con Eduardo Agustín Martínez Urquidi, notario 56 de la Ciudad de México, a quien le agradezco de por vida por inculcarme el amor al notariado. Ese fue mi primer trabajo en el campo del derecho. Tuve la fortuna de colaborar con ese abogado casi 13 años y en la actualidad tengo el honor de que ambos seamos notarios suplentes.

Participó en mi formación como notario y como ser humano el maestro Ignacio Soto Sobreyra y Silva, notario 13 de la Ciudad de México; orgullosamente, soy uno de los llamados sotoboys. Nacho fue una persona que me inculcó la aptitud y la actitud por el derecho; él formaba seres humanos. También me apoyó mucho en mi camino el maestro Miguel Ángel Zamora Valencia, que en paz descanse, de quien tuve la fortuna de ser su adjunto en la Universidad Nacional Autónoma de México, en las clases de contratos, bienes y obligaciones.

En 2007 colaboré con Manuel Oliveros Lara, quien me adoptó: cuando me convertí en notario, nos asociamos durante un año, aunque después separamos nuestros protocolos, pero los dos seguimos aquí: compartimos la oficina. Él es notario 100. Le agradezco a Dios que lo haya puesto en mi camino: me hice aspirante con él, me hice notario con él, y hasta ahora aquí estoy con él, con quien sostengo conversaciones muy sustanciosas sobre mi vida personal.

En la Universidad Iberoamericana impartí durante 18 semestres la clase de contratos, un semestre la de personas y familia y la de bienes, y hasta hace dos años la de obligaciones dos; en la Universidad Anáhuac del Sur y en la Universidad Panamericana impartí cuatro años obligaciones; en la Escuela de Libre Derecho, ocho años personas y familia como adjunto del maestro Zamora Valencia y después como titular. Posteriormente tuve la oportunidad de incursionar, en el bienio del decano Guillermo Escamilla, en el segundo año, como coordinador académico, ya que el secretario académico en turno era mi amigo Luis Antonio Montes de Oca, quien concursó por la presidencia del Colegio de Notarios de la Ciudad de México y me pidió que participara en el tema de la academia. Entonces estuve interinamente llevando la academia en el segundo año del decano Guillermo Escamilla, durante 2022.

Tuve la oportunidad de que nuestra actual presidenta Guadalupe Díaz Carranza me invitara como secretario académico para el bienio 2023-2024. Afortunadamente se fueron acomodando las cosas, lo que me permitió postularme y tener el honor de presidir el Colegio Nacional a partir del primero de enero de 2025.

Hay quienes llegan al notariado por casualidad y quienes llegan por vocación. ¿Qué lo impulsó a usted ainiciarse en el notariado?

Ricardo Vargas – A mí desde chico me apodaban el Licenciado porque sabían que iba a estudiar derecho, aunque yo no sabía a qué me iba a dedicar. Trabajé temas de comercio durante toda mi carrera. Cuando terminé, busqué trabajo y Dios puso en mi camino la notaría del licenciado Eduardo Martínez Urquidi. Me entrevisté primero con quien fue mi jefe, el licenciado Jorge de la Vega, quien me dio la oportunidad de trabajar con él. Ingresé a la notaría en agosto de 1994, cuando el licenciado Martínez Urquidi presidía el Colegio de Notarios de la Ciudad de México. Eso me proporcionó una visión muy amplia del notariado, porque colaborar con el presidente del colegio implicaba una dinámica muy ardua. Afortunadamente gocé de su confianza y de suapoyo.

Algo que me gustó muchísimo en la notaría, y que es la razón por la que recomiendo ampliamente a todos los universitarios que empiecen su vida laboral en esta instancia, es que ahí se aprende orden y disciplina. En una notaría somos abogados de todos o de nadie, es decir, uno está para cuidar los intereses de todas las partes.

La notaría es un espacio muy noble. Desde el punto de vista humano, me gustó mucho el servicio, pues no existen dos operaciones iguales, así se trate de dos casas que se venden en un mismo desarrollo, con el mismo vendedor, ya que las circunstancias siempre son diferentes. El licenciado Martínez Urquidi, con su amor y su vocación por el notariado, para mí fue un gran guía, un gran maestro de vida.

A 30 años de carrera ¿qué representa para usted empezar la travesía como presidente del Colegio Nacional del Notariado Mexicano?

Ricardo Vargas – Un gran reto, un honor. Cuento con el apoyo de Ignacio Sobreyra y de Manuel Oliveros. Y yo sé que el maestro Zamora Valencia también estaría orgulloso de que yo haya llegado a este lugar. El notariado es una gran institución que tenemos que cuidar. Los abogados tenemos una gran responsabilidad de hacer más grande el trabajo y la trayectoria de las personas que nos precedieron. De una u otra manera, esa es una de nuestras obligaciones: tenemos que ver de qué forma el notariado se posiciona en la sociedad, de qué modo nos acercamos a la sociedad, de qué manera entendemos esta nueva forma de hacer política con las autoridades. Debemos tener un gremio fortalecido y unido.

¿Cuál es el desafío, tanto personal como profesional, al asumir este nuevo encargo?

Ricardo Vargas – En los ejes de campaña hubo tres puntos muy relevantes: el seguimiento legislativo, donde hay muchas cuestiones qué atender y a las cuales dar seguimiento, sobre todo ahora que vienen tiempos difíciles; el desarrollo de una plataforma para acortar las distancias entre los notarios en lugar de acrecentarlas, y la comunicación. ¿Qué tenemos que hacer? Comunicar a la ciudadanía lo que hacemos: el servicio y la función social de nuestro trabajo.

Otro tema muy importante es el fortalecimiento del notariado. Y eso lo vamos a lograr en gran medida con capacitación. Entonces, de una u otra manera, éstos fueron los principales ejes de campaña y son nuestros puntos de partida de trabajo que tienen sus orígenes en documentos de la Comisión de Planeación Estratégica del Colegio Nacional que incluyen los retos y las perspectivas del notariado.

Algo que pocos conocemos es la actividad que realiza el Colegio Nacional en materia de capacitación. Platíquenos sobre el tema.

Ricardo Vargas – Claro que sí, yo dividiría las actividades del Colegio Nacional en dos: las propias del colegio y las que le solicitan los colegios de las entidades de la República. Aquí reconozco que el Colegio Nacional tiene un extraordinario equipo de trabajo: no cuenta con más de 15 empleados y lo que logra hacer es impresionante. En el Colegio Nacional impartimos un curso insignia, que es el Seminario Fernández Alexander, del que vamos a tener la decimoctava edición en enero. Ahí reuniremos a alrededor de 3,000 asistentes interesados en el tema notarial y participarán como expositores tanto autoridades como notarios.

Por otro lado, también tenemos dos jornadas nacionales al año: una en mayo y otra en noviembre con una asamblea. Aparte existe el Can que es un curso por videoconferencias que consta de 10 sesiones. Nuestra presidenta Guadalupe Díaz Carranza los hizo itinerantes, ya que para conseguir la unidad del notariado se han llevado a todo el país. Han recorrido las 32 entidades más de tres veces. Lo que pretendemos es conseguir la integración del notariado, que vengan notarios de todo el país, que nos conozcan, y que nos tratemos entre todos. Además, tenemos talleres de capacitación sobre la Unidad de Inteligencia Financiera, el Sistema de Administración Tributaria, la Secretaría de Economía.

En 2023, después del huracán Otis, en un día logramos recaudar 800,000 pesos para ayudar a nuestros colegas de Acapulco y armamos paquetes de computadoras para que los notarios pudieran regresar a trabajar y a restaurar sus centros de trabajo.

Actualmente estamos apoyando la candidatura de nuestro decano David Figueroa Márquez, quien competirá por la presidencia de la Unión Internacional del Trabajo Latino: estamos haciendo todos los esfuerzos necesarios para financiar su gira por todo el mundo para que se conozcan las propuestas del notariado mexicano.

Respecto de las principales responsabilidades que asume a partir del 1º de enero como presidente del Colegio Nacional del Notariado Mexicano, ¿cuáles van a ser sus tareas?

Ricardo Vargas – No es cosa menor. Somos alrededor de 4,000 agremiados. Una tarea es defender los intereses y los derechos de todo el gremio. Atenderemos cuestiones muy importantes: hacer obligatoria la afiliación al Colegio Nacional del Notariado Mexicano —no obstante que a la fecha más de 90 por ciento del notariado nacional está afiliado, porque contamos con una capacitación muy estricta—; impulsar el registro biométrico del Instituto Nacional Electoral, pues tenemos que atacar las falsificaciones y los documentos apócrifos, lo cual vamos a lograr con temas relacionados principalmente con la seguridad del papel y de los instrumentos tecnológicos; por otro lado, garantizar la identidad de las personas, para lo que los registros biométricos son una gran herramienta, pues evitan suplantaciones. Muy pronto tendremos acceso al registro biométrico de los pasaportes; seremos la primera institución que tendrá ese acceso. Además, tenemos el reto de atender todo lo que provenga del ámbito legislativo, fortalecer la actuación notarial digital y ponernos al corriente en ciberseguridad.

¿Cómo le gustaría ser recordado al terminar su encomienda en el Colegio Nacional?

Ricardo Vargas – No es algo que haya reflexionado a profundidad. Creo que cualquier ser humano con una formación de valores busca, al final de su vida, ser recordado como alguien honorable, honesto, responsable y trabajador. Para lograrlo, es fundamental el esfuerzo de nuestro equipo y de nuestras comisiones. No bastan las buenas intenciones, necesitamos hechos. Debemos posicionarnos en la sociedad y fortalecer nuestras relaciones con las autoridades de todos los niveles de gobierno, así como avanzar en el ámbito digital.

Recuerdo que, hablando con el maestro Zamora, le pregunté qué podría hacer para agradecerle todo lo que había hecho por mí. Él me respondió que sólo necesitaba mi compromiso de formar a las siguientes generaciones, así como él lo hizo con la mía. Si todos cumplimos con un compromiso de este tipo, garantizaremos que el notariado sea perpetuo y siga teniendo un lugar importante en la sociedad. Es esencial incentivar a las personas interesadas en ser abogados y en trabajar en una notaría, mostrándoles que esta profesión no sólo ofrece oportunidades laborales, sino también una forma de vida valiosa.

El notariado nacional tiene un promedio de 20 empleados por notaría, lo que implica un compromiso importante con las familias que dependen de nosotros. No estamos pensionados por el Estado y por lo tanto no somos funcionarios. Si hipotéticamente un notario recibiera 100,000 pesos mensuales, multiplicados por 4,500 notarías, durante 12 meses, es obvio que ningún programa social podría cubrir un presupuesto de esa magnitud.

Los notarios desempeñamos una función social; participamos activamente en iniciativas como el Mes del Testamento y seguimos trabajando incluso en situaciones de emergencia como la pandemia por Covid-19; garantizamos la calidad de las operaciones jurídicas; nuestra responsabilidad en el mercado inmobiliario es esencial; proporcionamos seguridad jurídica, validando la identidad de las personas y la legitimidad de los inmuebles, y también colaboramos con el fisco, aunque no somos recaudadores ni retenedores, ayudándolo a calcular y a enterar contribuciones.

Nuestro objetivo es levantar un censo de los programas sociales a nivel nacional y formular un documento que compartiremos con los colegios para identificar buenas prácticas que tendríamos que replicar. También procuraremos celebrar convenios con las autoridades para implementar programas sociales beneficiosos para la ciudadanía.

Quiero reiterar que el notariado ya realiza diversas funciones sociales. Quizás debamos difundirlo mejor. Es fundamental que las autoridades comprendan que cuentan con el notariado para brindar seguridad jurídica en todos los actos en que están involucrados los intereses de la ciudadanía. Nuestro mensaje es claro: estamos dispuestos a dialogar, a cooperar y a adaptar nuestros costos cuando sea necesario, asegurando que el notariado continúe contribuyendo de manera efectiva al bienestar de la sociedad.

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