Ulises Lara: una Fiscalía de confianza

Tras haber asumido la titularidad de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, Ulises Lara nos comparte su visión, su experiencia y el proyecto de fiscalía que está construyendo. Asimismo, reflexiona sobre el vínculo entre sociedad y criminalidad.


¿Qué ha significado para usted estar al frente de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México?

Ulises Lara – Un gran compromiso y una gran responsabilidad en lo que concierne a acompañar un ejercicio de continuidad y de reivindicación de lo que han hecho las personas que han estado en este encargo; particularmente la licenciada Ernestina Godoy, quien estuvo como titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (Fiscalía o Fiscalía General) antes que yo y le imprimió un sello particular respecto de otras fiscalías, como en el tema de género, y que es algo que, más allá de la titularidad, se convierte en una impronta de la institución, en una tarea que hay que continuar.

Vivimos una etapa en la que el movimiento feminista, que resurgió hacia 2019 en el mundo, y que posteriormente se fortaleció, a pesar de la pandemia y de otras experiencias, se mantiene como una tarea y una agenda que hay que cubrir. La Fiscalía ha hecho reformas y se ha reestructurado y ese asunto ha sido una de sus prioridades. Para mí ha sido fundamental responder al tema de género, pues tenemos una fiscalía que investiga el delito de feminicidio, da prioridad al área de víctimas y acata indefectiblemente el principio básico de que las fiscalías son la puerta de acceso a la justicia. Somos los que auxiliamos a los ciudadanos para que puedan encontrar justicia, para que se restauren sus derechos y se sancione al culpable del delito.

Esto sucede necesariamente debido a nuestro compromiso integral, que pone en el centro a la víctima y permea de manera muy consistente a todas las áreas, porque las víctimas están en todos lados. Identificamos, con puntualidad, la situación de las víctimas, para darles el trato adecuado. Ha sido y sigue siendo nuestra tarea darle continuidad y proyección a este concepto de fiscalía.

¿Qué impacto quiere permear en la ciudadanía con el lema: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie»?

Ulises Lara – Cuando se empezó a analizar cuál era el principal instrumento para combatir los índices delictivos, una de nuestras principales conclusiones fue que tenemos que trabajar para que no haya impunidad. Tenemos que llevar a los responsables ante la ley para que el juez determine su situación. Por lo tanto, no vamos a dejar de investigar los delitos, sobre todo aquellos que son de alto impacto en la vida social, para evitar que se queden fuera del escrutinio de la ley. Por eso no queremos que quede al margen de la ley nada ni nadie que por creer que tiene más poder va a estar por encima de la ley. Hemos estado construyendo no solamente un lema sino una vocación que tiene que ver con cero impunidad, con la no repetición de los hechos, con la protección de los derechos consagrados en la ley y, desde luego, con una noción muy clara de lo que queremos para que todos podamos construir una cultura de paz, donde nadie abuse por su fuerza, o por su condición, de otros.

¿Cuáles son las acciones que han ejecutado para lograr la reducción de los índices de delitos de alto impacto?

Ulises Lara – Primero, sin duda, la investigación. Contamos con una serie de modelos de trabajo que se han ido perfeccionando. Por ejemplo, hemos trabajado arduamente para que el policía de investigación, que es la figura clave del sistema penal acusatorio, haga exactamente lo que se le exige, que se convierta en una persona activa en campo, que esté en gabinete tratando de encontrar indicios que puedan convertirse en pruebas plenas del hecho que se está investigando. Queremos que sea capaz de realizar la cadena de custodia de los elementos que puedan hallarse en un video, en una telefonía, en una ubicación, en un testimonio.

Los policías de investigación son uno de los pilares sustantivos de la investigación. Otro pilar son los peritos. Estos técnicos que le dan cientificidad a la investigación; que determinan en la balística los calibres, el tipo de arma que se utilizó en un delito; los que identifican las huellas, los que nos informan del genoma de la persona intervino en un hecho ilícito, través de estudios de ADN; los que pueden proporcionar los estudios de fondo de lo que ocurrió en un fraude y determinar dónde se ocultó el dinero de ese fraude. Un tercer pilar, muy importante, es el abogado que está al frente como agente del Ministerio Público, quien encuadra la conducta ilícita en alguno de los tipos penales contenidos en nuestro Código Penal y la presenta ante el juez.

Si no tenemos estos elementos, el juez no va a poder determinar que la persona que presentamos es imputable y si el acto que estamos denunciando es punible. Y esto tiene que ver con el trabajo conjunto de esos tres personajes: policía de investigación, perito y abogado.

En este sentido, hemos fortalecido el personal sustantivo y distinguido los tipos de delitos. Nos hemos especializado para trabajar en áreas muy sensibles para la sociedad, como en el caso de los feminicidios. Lo ideal es que estos hechos no ocurrieran en la sociedad; pero si pasan, tenemos que investigarlos para que no queden impunes y se sancione a quienes sean responsables. Pero lo anterior tiene transcurrir con todos los elementos de prueba, para que nadie vaya injustamente a la cárcel, como ocurría muchas veces en el pasado con los chivos expiatorios. Le tocará al juez sancionar conforme a la ley, pero nosotros tenemos que ofrecerle los elementos para que lo haga con justicia.

Estamos convencidos de que reducir los índices delictivos tiene que ver con que las personas que cometan delitos sepan que serán sancionadas. Hay que decirlo: hubo un tiempo en que se pensaba que mientras más aumentarán las sanciones, éstas iban a inhibir el acto ilícito. Desgraciadamente la realidad ha demostrado que no es así.

No es una tarea sencilla. Hay ciertos delitos que tienen una causa de raíz. Por ejemplo, en términos de violencia familiar, para que disminuyan los indicadores, estamos procurando que las personas puedan solicitar medidas cautelares sin un juicio previo para evitar la violencia que están ejerciendo en su contra; en promedio, diariamente estamos otorgando medidas de protección a casi 250 mujeres que padecen violencia intrafamiliar. Esto indica que la frecuencia de este delito es muy consistente, lo cual quiere decir que tenemos una sociedad donde las personas siguen resolviendo sus conflictos por medio de diversas formas de violencia.

Se ha insistido mucho en que hay una gran cifra negra de las personas que no denuncian. Esto es, hay quienes han sido víctimas de un delito y no presentaron una denuncia; sin embargo, las denuncias que sí se han presentado están siendo investigadas. No siempre se podrá encontrar al culpable de un delito, por ejemplo, cuando se trata del robo de una cartera; sin embargo, la denuncia sirve para que identifiquemos el tipo de delitos que se están cometiendo con el propósito de que se generen políticas, planes y medidas y coordinación institucional en contra de ese tipo de actos.

¿Qué mensaje puede dar a la ciudadanía para que continúe acercándose a la fiscalía?

Ulises Lara – Hoy la Fiscalía Justicia de la Ciudad de México es una de las que trabaja con mayor cercanía a la gente. Tenemos 70 coordinaciones en los 40 kilómetros cuadrados de una ciudad dividida en 16 alcaldías, muy distinta en sus características: la zona sur es semirrural, lo mismo que el poniente, y hay zonas más industriales como el norte y el centro. Acercar los instrumentos para facilitar la denuncia sin duda ha sido un gran reto. Tenemos un cuerpo de policía y de trabajadores sustantivos —ministerios públicos, peritos, entre otros— compuesto por cerca de 15,000 trabajadores.

La confianza de la ciudadanía en las autoridades policiales es frágil; se gana, aunque no para siempre. Y si esas autoridades hacen algo que dañe a la gente, en un instante pierde esa confianza. Nos mantenemos en evaluación constante. En este sentido, además de nuestra cercanía a la ciudadanía a través de presencia territorial, hemos generado confianza con los resultados de nuestra labor

Ha sido complicado encontrar a las personas desaparecidas, así como agilizar los procesos en todos los casos. Sin embargo, hemos hecho todo lo posible para que las denuncias sean atendidas con la mayor prontitud. Aunado a ello, tenemos una Unidad de Asuntos Internos que atiende los llamados cuando las personas sienten que no están siendo tratadas correctamente o cuyos asuntos no están siendo atendidos de manera adecuada. Hemos hecho una tarea importante de combate interno a diversas formas de corrupción.

También tenemos áreas de atención victimológica. Por ejemplo, en el caso de la violencia de género, abrimos una agencia especializada para mujeres estudiantes de nivel medio superior y superior, en cualquiera de las instituciones educativas, en la calle de Pestalozzi, a una cuadra y media del metro Eugenia. Asimismo, contamos con un equipo de personas de diferentes disciplinas, al que hemos llamado Jóvenes por la Justicia. La mayoría son personas recién egresadas y entusiastas que nos están ayudando a orientar a las víctimas de un delito.

En resumen, a la ciudadanía le diría que si tiene dudas se acerque a la fiscalía. Aquí los orientaremos y, si hay algo que podamos hacer, lo haremos. También les diría que tengan la confianza de que, si ha habido alguien que ha actuado ilícitamente, se le iniciará una investigación. Nos hemos propuesto trabajar de la mano con los ciudadanos.

¿Cuáles son sus planes inmediatos para seguir haciendo de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México una institución confiable y al servicio de la gente?

Ulises Lara – Una de las cosas que estamos promoviendo es el trabajo que realizamos. Ahora estamos difundiendo el Plan de Política Criminal sobre el que hay mucho desconocimiento. No todas las personas saben que estamos dando atención a muchas áreas. Ahora hemos hablado un poco de la parte social, de que tuvimos un sistema inquisitorial que duró más de 70 años y que dejó una impronta en la visión de las personas sobre la idea de la justicia y sobre cómo acercarse a la institución a solicitar ayuda. Mucha gente todavía pensaba que nuestro esquema era el del viejo policía judicial, con cadenas y con actitud déspota, grosera y autoritaria, y el de los lugares oscuros donde las víctimas no sentían confianza para acudir a presentar una denuncia.

Ahora, la tarea de la justicia empieza por dar conocer y defender los derechos de los ciudadanos. Estamos haciendo un trabajo de divulgación, pues queremos hacer de la justicia una tarea pedagógica. En este momento estamos procurando que las personas conozcan los elementos básicos del sistema penal acusatorio, que se acerquen no solamente porque sufrieron una violación a sus derechos sino porque deben saber cosas que pueden valer la pena. Es importante la cultura de la legalidad, tanto fuera como dentro de la institución. Estamos elaborando algunos documentos de divulgación, como manuales, para ponernos de acuerdo con la ciudadanía y seguir trabajando.

Estamos fortaleciendo los nuevos mecanismos y los protocolos que hemos desarrollado. Por ejemplo, hemos desarrollado los protocolos de investigación para las personas desaparecidas y estamos realizando búsquedas masivas y contribuyendo con el gobierno federal para que muchas de estas metodologías se apliquen. Por ejemplo, todos los casos en los que una mujer muere en condiciones de violencia son investigados como feminicidio. Estamos avanzando en nuevos esquemas de investigación, como el de análisis de contexto, que nos proporciona una noción mucho más clara para la construcción de la teoría del caso que explique qué ocurrió, por qué ocurrió, cuándo ocurrió, y estamos haciendo que eso se convierta en parte de nuestra especialización.

Por otra parte, tenemos las unidades criminalísticas de proximidad que nos ayudan a resolver más eficientemente los casos de homicidio, que en la ciudad son muchos: de 2 a 2.1 diarios. En la elaboración de protocolos nos hemos basado en las experiencias de otros países. En este caso en particular nos han ayudado mucho los protocolos de la policía francesa.

En resumen, procuramos: 1) fortalecer nuestro sistema de trabajo y de investigación y 2) divulgarlo. En el futuro tendremos que evaluar nuestro sistema y trabajar en coordinación con el Poder Judicial.

Hay otro tipo de situaciones que tenemos que abordar, como las audiencias en las que se determina si una detención fue legal o no, si por un cateo o derivada del informe policial homologado, pues por una circunstancia de ese tipo pueden fracasar investigaciones importantes. Tiene, pues, que haber una revisión del sistema. Más ahora que se está discutiendo la prisión preventiva oficiosa. Nosotros hemos trabajado prácticamente en todos los casos para justificar que la persona responsable de un delito quede recluida, cuando eso es lo conducente, por el riesgo que representa.

Hay mucho que hacer: evaluar el sistema, mejorarlo, darle razón y sentido a lo que hemos avanzado y seguir cerca de la ciudadanía para aprender y sujetarnos a su evaluación con mejores elementos para proteger sus derechos.

¿Qué relación tiene la sociedad con el crimen?

Ulises Lara – No podemos explicarnos el fenómeno criminal sin la sociedad y sin el tipo de sociedad que tenemos. ¿Por qué ocurren los feminicidios? ¿Por qué tenemos crímenes de odio? ¿Por qué matamos a mujeres? Y si hacemos algo para que las mujeres se empoderen y trabajen, ¿qué tenemos que hacer con los hombres, que son los principales perpetradores de la violencia de género? La sociología y la sociedad, junto con el derecho y otras disciplinas, tienen que ayudarnos a explicar el fenómeno criminal.

No basta una sola línea, ni nos ayuda sólo dictar el tipo de conductas punibles. Tenemos que determinar también qué tipo de sociedad deseamos. ¿Cómo queremos construirla? ¿Desde dónde y con quiénes? Por ejemplo, hemos platicado con las universidades y hemos ido a dar algunas charlas a las escuelas de nivel medio superior. Y aunque hemos avanzado en muchas cosas, como en no utilizar lenguaje agresivo y en tener un mejor trato entre nosotros, en el fondo existe otro tipo de conductas a las que podemos llamar micromachismos.

Las familias están cambiando. Por ejemplo, a ustedes, que son muy jóvenes, si yo les pregunto si quieren tener hijos, probablemente me responderán que no. Ya casi nadie quiere tener hijos. Eso sí, muchos tienen perrijos, gatijos y plantijas. En consecuencia, hoy protegemos más a los seres sintientes que no son humanos. Esto es algo que ha cambiado y que ha generado una nueva forma de relación social. Además, la tecnología ha propiciado otro tipo de delitos; la Ley Olimpia lo demuestra. La sociedad va marcando ritmos; a veces el derecho se queda atrás y necesitamos sincronizarlo. Tenemos nuestros monstruos, a los que hemos creado y alimentado. ¿Cómo vamos a combatirlos? ¿Dónde empieza la construcción de lo que queremos para nuestra sociedad? Empieza en la noción del país que deseamos.

En este sentido, la idea de futuro —viable y posible— se convierte en una tarea social que nos involucra a todos. No vale la pena tener instituciones de avanzada que no respeten los derechos de las personas. Esto implica no sólo cambiar a las instituciones sino también la conducta de la gente. Por ejemplo, aquí trabajamos tenazmente contra el fenómeno de la gentrificación que tuvo una expresión concreta en la corrupción en bienes raíces de una alcaldía en particular.

Hoy más que nunca necesitamos hacer un gran esfuerzo para compartir licenciaturas que formen a la gente desde la multidisciplinariedad y la interdisciplinaridad. De ese modo podemos hacer de nuestra sociedad un espacio para construir y procurar juntos.

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