Cinco horas bastaron para que el Senado aprobara 20 reformas. En sesión ordinaria del 28 de abril de 2023 se desencadenó una de las clásicas novelas políticas mexicanas que no sorprenden, pero continúan decepcionando. Previamente, la oposición ya había tomado la tribuna del Senado de la República precisamente para intentar evitar los planes de los senadores de Morena.
Iniciada la sesión en sede alterna y sin quórum, los senadores de Morena empezaron modificando ilegalmente el orden del día para obtener el quórum necesario y sesionar. Se le tomó protesta a Tanya Carola Viveros Cházaro, suplente de Claudia Esther Balderas Espinoza, quien se encontraba de viaje en Europa y la que recientemente se viralizó en redes sociales por llevar meses de retraso en el pago de la renta del departamento que habita en la colonia Del Valle. Y así se dio lugar a la sesión.
Entre las reformas y los proyectos aprobados destacan los siguientes: la nueva Ley Minera; la creación del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación que tomará el lugar del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT); la extinción de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario y del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) cuyas funciones se integrarán al imss-Bienestar, y la facilitación de la participación de las Fuerzas Armadas en operaciones aeroportuarias.
Los efectos que conlleva lo que se aprobó en esas sesiones son muchos para abordarlos en un par de líneas, y la calificación de si son o no positivos merece ser visitada después de un análisis particular de cada proyecto y de cada reforma. Sin embargo, lo que amerita mayor comentario es que la mala e ilegal práctica legislativa se ha vuelto la regla en los últimos años, principalmente a causa del partido político dominante: Morena.
Si bien es cierto que antes de 2018 nunca se había visto un apoyo democrático tan aplastante por un partido y, en particular, por una persona, hay que preguntar si la legitimación popular realmente es una buena justificación para no obedecer la ley. “No me vengan con que la ley es la ley”, parece haberse vuelto el eslogan del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, pues no es la primera vez que aprovechan su mayoría en el Congreso para hacer caso omiso del debido proceso legislativo y empujar sus intereses. Un ejemplo perfecto de lo anterior es el banquete de reformas del 28 de abril, en el que llegaron a aprobar proyectos que suman cientos de artículos reformados sin siquiera discutirlos.
Así las cosas, sin pasar por alto ni ignorar que la democracia consiste en el poder de las mayorías, es momento de reflexionar sobre la fortaleza de los cimientos de nuestras instituciones pues hoy en día hemos tolerado las violaciones a la ley, ya que confiamos en nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación. Pero, ¿qué sucederá el día en que un solo interés controle también a nuestro Poder Judicial?