Icono del sitio abogacía

Violencia de género: de 1521 al día de hoy

A partir de la Conquista se originó el problema social y cultural de la violencia de género, que fue perpetuándose de generación en generación hasta normalizarse. Ésta es la tesis que se sostiene en este artículo, el cual analiza el origen de la violencia de género en México desde un punto de vista histórico.


En 1519 llegó Hernán Cortés a América junto con un grupo de hispanos con la finalidad de reclamar la tierra en nombre de la Corona española. Aquí empieza nuestro trabajo de investigación sobre las repercusiones que la Conquista (1521) tuvo para las mujeres que habitaban estas tierras. Asimismo, para lograr un buen análisis histórico se debe dar un vistazo a la época prehispánica y a algunas normas y costumbres que existían antes de la Conquista para ampliar el panorama del surgimiento de la violencia de género durante esta época y hacer una comparación entre los tipos de violencia de género que son identificados hasta el día de hoy.

Mi hipótesis es que los tipos de violencia de género surgieron a partir de la Conquista, problema social y cultural que fue avanzando con los años y de generación en generación, hasta que se normalizó la idea de que la mujer era inferior al hombre y no había consecuencias reales para el abuso. A partir de la participación de la mujer en la sociedad, ésta pidió ser reconocida y respetada, cosa que en una sociedad machista no era aceptado, pues hasta la fecha se producen múltiples casos de feminicidio; razón por la cual día a día las mujeres peleamos para erradicar la violencia en nuestra contra y vivir en un lugar donde podamos desarrollarnos sin miedo a ser la siguiente desaparecida o asesinada.

El origen histórico: la Conquista (1521)

“Complementaban las funciones que el hombre hacía al exterior de la comunidad, es decir, las guerras, las conquistas, los rituales públicos y el cobro de tributos. Ellas, por tanto, se ocupaban de las actividades internas, como los rituales hogareños, los códigos de comportamiento, el arte culinario, la administración de los bienes de la casa y el desarrollo económico de cada familia, al ser las encargadas de la producción de textiles y de artículos para el trueque.”1 En el periodo prehispánico existía un equilibrio entre géneros que se podía ver reflejado teológicamente, pues tanto había dioses poderosos como un gran número de deidades femeninas poderosas. Socialmente, las mujeres complementaban el trabajo de los hombres en las instituciones internas e incluso se les tenía un absoluto respeto cuando encabezaban cargos y dirigían rituales importantes. Podemos decir que hasta cierto punto el género era indiferente en una sociedad donde más bien cada uno hacía lo que le correspondía, sin distinguir si era hombre o mujer.

Su forma de vida estaba tan organizada en las tareas que cumplía cada persona, que nos encontramos con personajes como las ahuianime, que se traduce como “las que están alegres”. La prostitución era uno de los oficios más antiguos pero en la época prehispánica era muy respetado pues estas mujeres eran contratadas para acompañar a los guerreros cuando iban a librar batallas para evitar que violaran a las mujeres de los pueblos que iban a conquistar. Y si llegaban a ser ofendidas de alguna forma, este acto era severamente castigado. Esas mujeres se caracterizaban porque utilizaban sandalias, rasgo característico de aquellas que se dedicaban a la prostitución.2

El año 1521 es un parteaguas en la historia de las mujeres y la vida que llevaban hasta ese momento. Fray Bernardino de Sahagún realizó una compilación de textos sobre la Conquista, donde afirma: “La historia referida diseña una imagen de los españoles muy negativa: groseros, crueles, soberbios, taimados, movidos por una desmedida ambición de dominio y de obtención de oro y de mujeres; siempre aparecen en actitudes decididas, arrogantes y demandantes, propia de conquistadores”.3

Los conquistadores que llegaron a América lo hicieron con lo peor de las tradiciones europeas, y si bien eran regidos por una mujer, Europa, y, en particular, Hispania, estaban construidos bajo un esquema religioso muy patriarcal, en el que las mujeres tenían una dependencia respecto del hombre desde el momento en que fueron creadas de su costilla. Así pues, si bien seguían las órdenes de su reina, la vida de los europeos estaba basada tanto en el machismo como en el estatus social, donde también importaba el color de la piel, la raza y las creencias, por lo cual, además de que las mujeres no sólo eran consideradas inferiores por su naturaleza fisiológica, aún eran consideradas menos por ser indígenas, conquistadas y de piel oscura, por lo que aquellos hombres se sentían superiores y con derecho a poseerlas.

“Entre los primeros regalos que recibió Hernán Cortés de un cacique americano estaba un lote de 20 esclavas para su regocijo”, entre las que se encontraba Mallilnalitzin, posteriormente llamada Malinche, cuya figura ha trascendido como símbolo del sometimiento ante un conquistador que la concebía humanamente inferior”.4

Durante la Conquista miles de mujeres sufrieron abuso sexual y fueron sometidas por ser consideradas parte de una población inferior por su raza. En esa circunstancia también interfería su estatus social, en el que los hispanos se sentían superiores ante ellas y podían tratarlas como quisieran, ya que hasta cierto punto eran parte de su propiedad. De esta manera comenzó la cultura machista patriarcal.

Laura Segato compara la época prehispánica y la época de la conquista con respecto a la violencia y la equidad entre género: “Los pueblos nativos poseían prácticas disimétricas entre hombres y mujeres, en menor grado cuando se les compara con las formas europeas. A esta forma prehispánica del mandato de masculinidad la llama patriarcado de baja intensidad. La Colonia reforzó esta configuración disimétrica. A la forma colonial del poder masculino la llama patriarcado de alta intensidad. La conjugación o entronque de ambos mandatos configura las formas de violencia actuales en Latinoamérica”.5

Si bien las mujeres no eran titulares plenas de derecho, sí participaban en la sociedad y hasta cierto punto eran consideradas personas, pero al llegar los españoles con sus propias creencias y sus modos violentos, ambos mundos chocaron. Podría afirmarse que los europeos incluso influyeron en sus aliados indígenas que se les unieron en la Conquista y actuaron como ellos.

Podría interesarte: «Violencia vicaria: la expresión más cruel de la violencia de género»

Violencia feminicida en México

En esta parte de nuestra investigación analizaremos qué es el feminicidio y su relación con el origen histórico que hemos abordado.

Primero debemos definir qué es el feminicidio para realizar nuestro análisis y contextualizarlo en la actualidad. Según el Código Penal del Distrito Federal se entiende por feminicida a quien “por razones de género prive de la vida a una mujer.

Existen razones de género cuando se presenta cualquiera de los siguientes supuestos:

I. La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo (si se le impuso la cópula, lesiones visibles en sus genitales).

II. A la víctima se le hayan infligido lesiones infamantes y degradantes que atentan contra su dignidad: las zonas erógenas, las cara, (deben ser en ciertas partes del cuerpo; por ejemplo, en la cara) o mutilaciones, previas o posteriores a la privación de la vida.

III.  Existan antecedentes o datos que establezcan que el sujeto activo ha cometido amenazas, acoso, violencia, lesiones o cualquier otro tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar de la víctima.

IV. Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva, laboral , docente o de confianza.

V. Exista o haya existido entre el activo y la víctima una relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato, sociedad de convivencia, noviazgo o cualquier otra relación de hecho o amistad, subordinación o superioridad.

VI. El cuerpo de la víctima sea expuesto, depositado o arrojado en un lugar público.

VII. La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a su fallecimiento.

VIII. La víctima se haya encontrado en un estado de indefensión, entendido éste como una situación de desprotección real o de incapacidad que imposibilite su defensa, ya sea por la dificultad de comunicación para recibir auxilio, por razón de la distancia a un lugar habitado o porque exista algún impedimento físico o material para solicitar el auxilio.6

Ahora, ¿por qué se llama feminicidio y no de femicidio? Porque en México se analiza una causa aparte que permitió que miles de mujeres hayan sufrido este tipo de violencia: “La inexistencia del Estado de derecho, en el cual se reproducen la violencia sin límite y los asesinatos sin castigo. Por eso, para diferenciar los términos, preferí la voz feminicidio para denominar así el conjunto de delitos de lesa humanidad que contienen los crímenes, los secuestros y las desapariciones de niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional. Se trata de una fractura del Estado de derecho que favorece la impunidad. El feminicidio es un crimen de Estado”.7

Como mencioné antes, este problema no apareció de la nada. Si bien todo inició en la Conquista, la sociedad permitió que se mantuvieran arraigadas estas actitudes que normalizaron la violencia de género, pero conforme pasó el tiempo y las necesidades de las personas cambiaron, las mujeres empezaron a tener participación en la sociedad, reclamando sus derechos a una vida sin violencia. Sin embargo, el problema no sólo era la sociedad, sino también el Estado, porque desde el principio no se encargó de atender los casos del pasado y hoy en día este problema lo rebasa. Las fiscalías están llenan de reportes de desaparecidas, así como de mujeres encontradas sin vida, cuyos cuerpos fueron denigrados por hombres capaces de decir: “Mira, tengo el poder y puedo hacer contigo y de ti lo que quiera”. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos no sabremos nunca donde están y sus casos quedan impunes, archivados junto a miles más de los que no sabemos si tienen solución.

Toda esta situación ha desencadenado la inconformidad de los familiares de las víctimas que exigen justicia, así como de las mujeres que temen por su seguridad. De esa situación han surgido diversos colectivos feministas que con sus movilizaciones exigen justicia para todas y piden una solución a la situación de riesgo que se vive en México, donde, según datos de la ONU Mujeres, aproximadamente 11 mujeres desaparecen al día.8

Podría interesarte: «Género y reparación del daño al proyecto de vida»

Consideraciones finales

La violencia de género es un problema cultural que implica que se le haya permitido al hombre abusar de las mujeres de diversas formas sin ninguna consecuencia, situación que avanzó durante muchas generaciones hasta la actualidad.

Todos los tipos de violencia se relacionan de alguna forma con los inicios de la violencia de género en 1521, cuando la mujer era considerada inferior y estaba subordinada al hombre. En la actualidad se ha vuelto sujeto de derechos, pero aún recibe el rechazo de los mexicanos “tradicionales” (generaciones que van disminuyendo en número, pero cuyos pensamientos se siguen heredando) que insisten en mantenerse estancados en el pasado, aferrados a “los buenos tiempos”, cuando las mujeres eran esclavas del hogar y les facilitaban una vida a la que se rehúsan a renunciar. Por lo tanto, cualquier mujer que no es considerada “tradicional” es mala, pues antes los hombres podían hacer lo que quisieran con ella sin ninguna consecuencia, con base en un pensamiento machista que se extendía hasta el Estado, el cual no la consideraba para la práctica de las normas.

Actualmente, la sociedad se ve en una situación de apuro, ya que el descontento de las mujeres va en crecimiento, debido al peligroso entorno en el que viven. Aun así, poco o nada ha hecho el Estado cambiar esta realidad.

Finalmente, debemos entender que la violencia de género es una problemática presente en nuestro país desde hace aproximadamente 500 años y que aunque es difícil cambiar la sociedad machista y patriarcal que tenemos no es imposible hacerlo. El cambio recae en la voluntad de las personas, en los valores que se inculquen desde la niñez y en el apoyo del Estado para actuar correctamente y llevar a la práctica las meticulosas normas con que cuenta nuestro país.

Podría interesarte: «Martha Yuriria Rodríguez: Acompañar y reparar»


Bibliografía

Notas:
  1. “¿Qué papel tenían las mujeres en la sociedad mexica?”, Muy Interesante, México, mayo de 2018, en https://www.muyinteresante.com.mx/preguntas-y-respuestas/mujeres-mexicas.[]
  2. Leticia Bárcena Díaz, La mujer gobernante en la época prehispánica, UAEH, México, 2014, p. 4.[]
  3. José Alberto Barisone, “La Conquista de México en la versión de Sahagún”, Revista Telar, núm. 6, mayo de 2016, p. 87.[]
  4. INEHRM, La violencia contra las mujeres en México a través de la historia, México, SEP, 2014, p. 5.[]
  5. Jaime Arturo Santamaría, Segato, Rita Laura. Contrapedagogías de la crueldad, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2018. Y en Ideas y Valores, vol. 68, núm. 5, Colombia, Universidad Nacional de Colombia, enero de 2019, p. 216.[]
  6. Código Penal de la Ciudad de México, artículo 148 bis, 2018.[]
  7. M. Lagarde y de los Ríos, “Introducción. Por la vida y la libertad de las mujeres. Fin al feminicidio”, en D. E. H. Russell y R. A. Harmes, Feminicidio: una perspectiva global, México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, pp. 15-42.[]
  8. ONU Mujeres México, ONU México llama a escuchar las voces de las mujeres que claman igualdad y justicia, México, marzo de 2020, en https://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2020/03/onu-mexico-llama-a-escuchar-las-voces-de-las-mujeres.[]
Salir de la versión móvil