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Vivir en paz – Julio 2022

En 1960, el presidente Adolfo López Mateos declaró el 12 de julio como la día oficial para la celebración y el enaltecimiento de la dignidad de quienes ejercemos la profesión de la abogacía en México.

Un año antes, don Federico Bracamontes, fundador del Diario de México, junto a un comité especial de la publicación, al que pertenecían los abogados Luis Rubio Siliceo, Rolando Rueda de León y Antonio Martínez Báez, entre otros, hizo la petición al presidente de la República para que instituyera la celebración nacional de los abogados el mismo día en el que, en 1533, don Bartolomé de Frías y Albornoz leyó la Prima de Leyes, y en 1539 se impartió la primera cátedra de Derecho en América Latina en la Real y Pontificia Universidad de México.

En abogacía® celebramos esta profesión tan noble que, desde su origen, ha perseguido la misma finalidad que el Derecho: resolver conflictos y generar justicia. Sin embargo, como una revista de actualidad, nos conviene situarnos en el presente, mirar a nuestro alrededor y analizar si como profesionistas del Derecho hemos alcanzado nuestros objetivos. Veamos.

Un informe de México Evalúa, mostró que, en promedio, 95 por ciento de los casos que se presentan ante la justicia mexicana quedan impunes. La gente no confía en las instituciones del gobierno encargadas de hacer cumplir la ley y prefieren hacer justicia por propia mano (recientemente han linchado a un joven asesor parlamentario en un territorio donde estos actos infames se han convertido en práctica común). El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas señala, a la fecha de la redacción de este texto, que hay más de 100,000 personas desaparecidas en el territorio nacional. Y pocos son los espacios donde existe la cultura de la legalidad. Sin embargo, año con año se incrementa la cantidad de profesionistas del Derecho, de gestores de conflictos, de instituciones educativas dedicadas a la formación de juristas y de organizaciones de la sociedad civil que promueven y defienden los derechos humanos. Entonces, ¿qué está fallando?

En esta edición de abogacía hemos reunido en nuestras páginas a diversas voces y plumas que nos comparten un panorama sobre cómo podemos repensar la profesión de la abogacía para que los fines del Derecho logren concretarse.

La voces que componen este número abordan, entre otras cuestiones, las siguientes: ¿debemos pensar en el litigio como la única forma de resolución de conflictos?, ¿cómo construir la paz desde el Derecho?, ¿qué papel desempeña la ética en el quehacer jurisdiccional?, ¿cuál es el rol de las juventudes en la transformación de la abogacía?, ¿cuál es la relevancia de la academia en el fortalecimiento de la profesión? Al diálogo se suman las reflexiones de autores que se sitúan en el contexto actual y responden a los mismos temas con el objetivo de divulgar opiniones que nos acerquen.

En las reflexiones que incluimos en la presente edición hemos tomado en consideración otros temas relevantes del mes que, además de coyunturales, son urgentes: los mitos que existen en torno de la trata de personas (en el marco del Día Mundial contra la Trata de Personas, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas a través de la resolución A/RES/68/192); las implicaciones económicas que tiene el sufragio femenino (a 67 años del primer voto de las mujeres a nivel federal); las reflexiones de Nelson Mandela después de su liberación (para recordarlo en su día y sumar su voz a la conversación de este número), y una reflexión en torno de la tauromaquia (ante lo que recientemente aconteció en la Ciudad de México).

Sean bienvenidos, nuevamente, a este foro de reflexión donde todas las voces importan para construir un Estado de Derecho más sólido.

Cordialmente,
José Ángel Villalobos Magaña
Presidente del Consejo de Administración

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