Con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación existe un reto creciente para las mujeres: la necesidad de incluir perspectivas de género en los entornos digitales. Velda Abigaíl Gámez Bustamante analiza la vulnerabilidad digital de este sector de la población.
Recientemente, a principios de 2022, salió a la luz el The Global State of Digital 2022, informe sobre tendencias digitales, redes sociales y móviles, creado por We are Social en colaboración con Hootsuite, especializados en el avance tecnológico, los impactos de las redes sociales y las nuevas formas de comercializar en el entorno digital. En ese informe Simon Kemp1 realiza un análisis muy minucioso de las tendencias digitales que se pueden observar en los últimos 12 meses. Aquí podemos ver cómo se ha duplicado la vida digital; el crecimiento de internautas en 2022 es aproximadamente de 10 por ciento en lo que va del año (424 millones de nuevos usuarios), lo que ha generado grandes beneficios para la industria, la economía, la educación y la socialización, pero ha dejado claro también cómo la brecha tecnológica y la educación digital dejan en gran desventaja a las mujeres. De por sí consideradas como minorías, ahora una mala higiene cibernética provoca escenarios de revictimización. Las mujeres son víctimas de ciertos tipos de ciberviolencia de manera desproporcionada en comparación con los hombres (revm-onu, 2018), lo cual tiene mucho que ver con las creencias del uso de la tecnología como herramienta de trabajo masculina y como entretenimiento femenino, lo cual crea un estado de indefensión aprendido.
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Si bien es un análisis dirigido al consumo y a la mercadotecnia arroja datos muy importantes que hay que tomar en cuenta para la creación de políticas públicas equidistantes y para la observación de los espacios sociales no físicos que pueden estar poniendo en riesgo a diversos sectores poblacionales.
¿Qué entendemos como vulnerabilidad digital? Son esos puntos débiles que dejamos en el software o en el hardware con o sin intención de hacerlo. No es lo mismo que una amenaza digital que tiene su origen en un tercero.
Internet no trajo la violencia en contra de las mujeres, sino que es un reflejo de los sistemas socializadores en los que hemos crecido. Lo que sí es cierto es que se han generado nuevas formas de comisión de actos de violencia que son una expresión dinámica de la violencia por medio de las tecnologías de la información y la comunicación.
INFOEM (2021) la define como el comportamiento deliberado e ilegítimo que puede provocar daños psicológicos o emocionales que refuerzan o incentivan los prejuicios, dañan la reputación y limitan la participación pública a través de medios digitales.
Las redes sociales siguen siendo lo más usado y buscado en internet, pero están dando un vuelco interesante en los tiempos de uso y conexión. Tan sólo el crecimiento acelerado de TikTok constituye un fenómeno en sí mismo.2 Nathan McDonald, cofundador y director ejecutivo del grupo We are Social, comenta: “Estamos viendo cambios rápidos en la cultura, la economía y la sociedad en general. Los enormes cambios en el comportamiento observados en los últimos 12 meses ahora son permanentes y se acelerarán aún más rápido… Más personas que nunca pasan tiempo en línea: más allá de las conexiones sociales, la información y el entretenimiento, el crecimiento del comercio social, los juegos y el gasto en criptomonedas y bienes digitales es evidencia de un cambio cultural real. Nunca ha sido más importante para los especialistas en marketing tener una profunda comprensión de las comunidades, las culturas y las subculturas en línea…”
La pandemia vino a acrecentar estas brechas digitales, pues la hipersocialización de las mujeres las ha llevado a buscar otros espacios para relacionarse con los demás, y los espacios digitales no siempre son los más seguros. La violencia tiende a operar de manera paralela con las desigualdades sociales. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la violencia contra las mujeres es un problema omnipresente en todo el mundo con un alto grado de impunidad.
Las mujeres y las niñas experimentan violencia de género a lo largo de los años en todos los espacios offline y online donde concurren y participan, ya sea en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en la vía pública, en la política, en los medios de comunicación, en el deporte, en las instituciones públicas o cuando navegan en redes sociales (cedaw, 2017).
Del total de usuarios en la red, el mal uso de datos personales (fotos, correo electrónico, nombre, etcétera), en todos los rangos de edad, lo hacen más las mujeres y las cifras de violencia en su contra por medio de las tecnologías de la información y la comunicación crece exponencialmente. De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en 2019 unos 9.4 millones de mujeres y 8.3 millones de hombres manifestaron haber sido víctimas de algún tipo de violencia digital.
La ONU (2018), en la Relatoría Especial sobre la Violencia contra la Mujer, definió este tipo de violencia de la siguiente manera: “Todo acto de violencia por razón de género contra la mujer cometido con la asistencia, en parte o en su totalidad, del uso de las tecnologías de la información y la comunicación, o agravado por éste, como los teléfonos móviles o los teléfonos inteligentes, internet, plataformas de medios sociales o correo electrónico, dirigida contra una mujer porque es mujer o que la afecten en forma desproporcionada” (revm-onu, 2018, párr. 23).
El uso de las tecnologías de la información y la comunicación no puede y no debe generar brechas de género, ni de ningún tipo. Y sólo recomendar que las personas no compartan o no publiquen —es más, que se queden en el anonimato— genera desventajas socioeconómicas y las coloca en un estado de vulnerabilidad. Por eso es importante que todas las personas —pero en especial las mujeres— creen espacios de seguridad en su actuar diario. En este sentido, el uso de herramientas tecnológicas puede proporcionarnos estos blindajes cibernéticos.
El uso de red la privada virtual para encriptar la navegación es mucho mayor en el caso de los hombres. En promedio 33 por ciento de los usuarios en el mundo posee una red privada virtual, lo que propicia una estrecha correlación entre la violencia de pareja y la violencia digital. El uso de geolocalizadores proporciona al agresor el dato exacto de la víctima: sus movimientos físicos y digitales, que pueden rastrear cada clic que realice ésta. Aproximadamente 77 por ciento de las víctimas de ciberacoso ha sufrido también alguna forma de violencia física o sexual a manos de una pareja íntima (Rights, 2014).
No obstante que se sabe que los anuncios en redes son rastreadores de información, se mantiene la misma brecha de desconocimiento/desuso entre géneros. La violencia puede ser favorecida por algoritmos y rastreadores de búsqueda. Entonces, si una mujer busca constantemente ropa de X talla o dietas, puede ser blanco fácil de gordofobia, de estigmas de belleza, de páginas diseñadas para causar daños físicos o emocionales, como las MIA o las Angel, y las usuarias se vuelven blancos de lo que usan. El sujeto es un producto de lo que consume y, al mismo tiempo, es consumible de los algoritmos de búsqueda. Quizá uno de los más violentos hoy en día es Reddit,3 con sus famosos puntos de Karma, los cuales se obtienen por realizar acciones positivas en la comunidad4 y por compartir contenido.
Hoy en día existen grupos de mujeres que necesitan una protección especial ya que, según la Association for Progressive Communication, se encuentran en el ojo de los agresores:
• Mujeres en una relación íntima o víctimas de violencia doméstica.
• Defensoras de derechos humanos.
• Periodistas.
• Mujeres con amplia participación política.
• Mujeres con perfil público.
• Mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero o intersexuales, con alguna discapacidad, minorías étnicas, indígenas o pertenecientes a un grupo marginado.
Tienden a ser blanco más fácil de discursos de odio, raciales u homofóbicos, la mayoría con el objetivo de doxearlas.5 Son víctimas de gasligthting digital, una forma de abuso psicológico que manipula la realidad de la víctima y la “regresa” a la esfera de lo privado, de lo oculto, detrás de una puerta donde no pueda ser escuchada.
Son varios los programas a nivel internacional que buscan erradicar la violencia digital en contra de las mujeres. Quizá uno de los más completos es el Programa de Ciberseguridad del Comité Interamericano contra el Terrorismo, que se enlaza con la Comisión Interamericana de Mujeres y que, en conjunto, han realizado el Manual práctico de seguridad digital y estrategia de respuesta (2021), cuyo objetivo es entender y minimizar la violencia que reciben las mujeres por los medios digitales. Sin embargo, se necesita que la política pública tenga un mayor impacto desde la educación y la socialización de la tecnología en nuestras niñas y jóvenes mexicanas. No se trata sólo de castigar: tenemos que trabajar muy arduamente en los ámbitos de la prevención y empoderarnos de la tecnología sin importar el género o la edad.
Es muy fácil revictimizar a las mujeres por lo que comparten o por cómo lo hacen. Seguir señalándolas como culpables lo único que genera es más miedo a la digitalización y barreras de género más grandes y difíciles de subsanar. Por lo anterior, es momento de crear programas de digitalización femenina sin estereotipos de género para tener acceso real al derecho a la igualdad y a la no discriminación, al derecho a una vida libre de violencia, al derecho a la integridad personal, al derecho a la autodeterminación, al derecho a la libertad de expresión, al acceso a la información y al acceso efectivo a internet, etcétera.
Necesitamos y merecemos una vida libre de todo tipo de violencia en lo físico y en lo digital.
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Notas:- Simon Kemp, en https://datareportal.com/people/simon-kemp.[↩]
- 60 millones de usuarios nuevos en 90 días, aproximadamente, y sigue creciendo a un ritmo acelerado.[↩]
- Reddit es un sitio web de marcadores sociales y agregador de noticias donde los usuarios pueden añadir textos, imágenes, videos o enlaces. Los usuarios pueden votar a favor o en contra del contenido, haciendo que aparezca en las publicaciones destacadas[↩]
- Estos puntos no siempre se pueden traducir en algo positivo. Muchas veces es una acción que favorece a un grupo de personas en detrimento de otros, pero entre las “comunidades” se entienden como positivos.[↩]
- Desaparecerlas del mapa público.[↩]